¿Cuántos de ustedes no han escuchado el típico «¿para dónde va?»…»No tengo vueltas»… «Es que ya voy a entregar» … «Son quince pesitos» …»Yo por allá no voy» y muchas más expresiones de conductores que únicamente se interesan por su propio bienestar y no en prestar un servicio de calidad que por algo llaman «público»?
Parte del problema de movilidad en la capital colombiana es que las personas prefieren comprar su vehículo y aguantarse hasta 3 horas en un trancón con tal de no sentirse maltratado e inseguro en alguno de los medios de transporte público que hay en la ciudad.
Por eso decidí abrir este espacio, para que más personas conozcan la opinión de un ciudadano que se dedica al transporte de pasajeros, pero que piensa como usuario y que también, alguna vez, fue víctima de los maltratos más comunes a los que se ven expuestos los pasajeros de taxi en la capital colombiana.
A veces siento que los 140 caracteres de twitter no me alcanzan para opinar y contarle a mis seguidores y potenciales clientes sobre el porqué he querido marcar diferencia y no actúo como el taxista promedio.
En una charla que tuve el año pasado, en la Universidad Javeriana, en desarrollo del Social Media Week, los asistentes se mostraron preocupados por el tema de seguridad y servicio al cliente en el transporte público.
Me indagaban sobre qué se podía hacer para cambiar esa percepción negativa que los ciudadanos tenían sobre nosotros los que nos dedicamos a este negocio del transporte de pasajeros. Mi respuesta causó un poco de sorpresa porque no estaban enterados que en Colombia no hay requisitos especiales para obtener una licencia de servicio público.
El día que exista un proceso de selección serio para los que nos dedicamos a transportar ciudadanos las cosas mejorarán. Requisitos como capacitaciones en servicio al cliente, mínimo haber cursado y aprobado el bachillerato, capacitaciones en manejo defensivo y no ofensivo como ocurre en la actualidad, entre otros.
Pero las empresas transportadoras también tiene su cuota de responsabilidad en el problema porque las condiciones laborales de los conductores no son las mejores. No hay contrato directo con el patrono, tampoco prestaciones sociales ni aportes parafiscales y no hay vacaciones remuneradas para un oficio en el cual se maneja un alto grado de estrés al tener que conducir hasta 16 horas seguidas en esta caótica ciudad.
Valga aclara, no todo el que se dedica a este oficio tiene una actitud negativa con la comunidad. Conozco personas que desempeñan la misma labor que yo, más estudiadas, mejor preparadas y con una excelente disposición de servicio hacia el ciudadano. Conozco taxistas buenos, que siempre cobran lo justo, que tienen su carro limpio, que hacen sentir al pasajero como lo mas importante porque es el quien le permite llevar el pan diario a su casa.
En resumen, para lograr un servicio público de calidad, el Gobierno Distrital debe poner su granito de arena. Los empresarios del transporte público también. Pero estoy seguro que lo más importante es la vocación de servicio que debe tener quien está detrás del volante rodando a diario por la capital colombiana.
En Twitter: @Hugoleonrojito