Leí por ahí en una revista Selecciones, las razones por las cuales anteriormente existían más buenos chefs hombres que mujeres. Decían que históricamente a algunas mujeres, nuestras abuelas las habían obligado a aprender a cocinar, ya que toda ama de casa tenía que saber y atender un hogar cuando solo se dedicaban a eso. En cambio, que “los hombres cocinaban por gusto lo cual hacía que los platos quedaran mejor, ya que tenían el ingrediente principal, el amor.

Pero eso ha cambiado notoriamente, mujeres como Leonor Espinosa, Diana García y en twitter Catalina Alba, @Catalba ,son exitosas por la excelente sazón que ponen a sus platos (ya que lo hacen por gusto y con amor).
Pues bien, a mi empíricamente el amor por la cocina me lo heredó mi madre con esa frase sabia de… “mijo, usted tiene que saber hacer de todo para no depender de una mujer”.
Aunque no soy especialista en el tema, en mis días de descanso veo canales internacionales de cocina, apunto recetas y cuando tengo la posibilidad de ir a un buen restaurante, hablo con el chef si tengo la oportunidad y a veces me han invitado a entrar a su cocina para saber un poco más de los procedimientos para crear los platos.
El primer cocinero que vi en televisión fue a Segundo Cabezas cuando aún estaba niño, después me leí la historia de Harry Sasson, quien orgullosamente salió del Sena, a pesar de que su familia no estuvo de acuerdo en que estudiara allá.

Todos ellos y ellas son mi ejemplo a seguir cuando me las doy de chef y entro a la cocina a tratar de hacer un plato diferente al de papas, arroz y carne. No sé si a los cocineros les pase lo mismo que a mí y es que cuando compro un apartamento o busco un sitio en arriendo lo primero que miro es la cocina. Y ahora que no tengo cocina propia a veces me deprimo, me hace falta cocinar y tener comensales que alaben o critiquen lo que preparo.
Lo que si debo aprender es a no ensuciar tanta loza cuando cocino, porque soy muy desordenado y sería un total fracaso si tuviera un restaurante.
Por eso el motivo principal de este post es pedirles hoy día del chef a todas esas personas que admiro, que se dedican al bello arte de la cocina y a las escuelas de gastronomía para que no se olviden de un plato típico bogotano que se encuentra en vía de extinción, que a mí me gusta preparar y que ya casi no se consigue en restaurantes. Les hablo del tradicional puchero bogotano, que no es otra cosa que un sudado de tres carnes (cerdo, pollo y res) más papa, yuca y plátano verde acompañado de mazorca. Todo esto servido a la mesa con hogao.
He tenido dificultad para conseguirlo en Bogotá y eso me da tristeza, pues aunque esta receta no ayuda mucho con la dieta, es absolutamente delicioso. En un restaurante típico capitalino con 42 años de antigüedad llamado “La enramada” .ubicado en la calle 66 con 17, si lo venden y es de los pocos donde se consiguen otros platos cachacos como la changua y el ajiaco.
Creo que muchos paisanos míos ni saben de su existencia, por eso les voy a dejar la receta original y si algún día hay la oportunidad hasta se los preparo, pero con la condición que me tienen que prestar la cocina.
Como bogotano me siento orgulloso de mis tradiciones y hago un llamado urgente para que por favor, ¡NO MUERA EL PUCHERO!