Tengo un hijo de 15 años que se graduará de bachiller el próximo año, el cual tendrá que empezar a sentir el rigor de la capital colombiana en cuanto a su servicio público, inseguridad, hostilidad, trancones y demás desventajas que afectan a esta, mi ciudad.
Como padre me siento muy preocupado por la falta de calidad de vida que en la actualidad hay en Bogotá. Tanto que estoy pensando que si en las próximas elecciones para la alcaldía esto no da un giro radical, puede que opte por buscar para mi hijo y para mí, una ciudad intermedia que nos ofrezca un mejor bienestar, pero ante todo algo más tranquilidad en el diario vivir.
Es que el panorama no es muy alentador, en una reciente encuesta de intención de voto sale punteando de nuevo la izquierda que tan mal ha gobernado durante los últimos doce años a esta ciudad.
Increíble pero cierto, Clara López con un 24% aparece como la más opcionada para ser quién reemplace al peor alcalde que ha tenido en Bogotá en toda su historia.
¿Y por qué de nuevo la izquierda va ganando en las encuestas si ha sido tan nefasta gobernando? Porque para desgracia de los que no comulgamos con ideas populistas y comunistas, la izquierda en la capital del país está bien organizada. Tiene bajo su mando una maquinaria bien aceitada que incluye entre otros sindicatos de empresas distritales (que no van a permitir que se pierdan todas las prebendas que ya han conseguido), activistas en los barrios populares de la ciudad, estudiantes de las universidades públicas y los incautos que se dejan convencer por un subsidio de agua mientras en sus calles acabadas atracan, violan y roban a sus vecinos.
Recordando las elecciones del 2011, en donde triunfó Gustavo Petro con tan solo algo más de setecientos mil votos, se ve claramente que al irse divididos Gina Parody, Carlos Fernando Galán y Enrique Peñalosa le entregaron en bandeja de plata el triunfo de nuevo a la izquierda que ya venía gobernando mal. Esos 1´222.000 votos que obtuvieron los otros tres candidatos hubieran evitado la debacle que actualmente vive la ciudad.
En ese orden de ideas y para evitar una nueva catástrofe electoral lo que se debe hacer para poder derrotar y sacar de una vez por todas del poder distrital a quienes tienen en colapso a la capital, es lanzar un solo candidato que enfrente a Clara López. Tarea difícil va a ser poder unir a partidos como el partido conservador, el centro democrático, la U y el partido liberal que están tan llenos de egos y opiniones totalmente opuestas. Pero si ellos no lo hacen de pronto nosotros los votantes si podemos.
Bogotá necesita un administrador y no un populista. Por eso nombres como el de Rafael Pardo, Jaime Castro, Miguel Gómez o Francisco Santos harían una buena labor (bueno, cualquiera lo hará mejor que Petro). Pero repito, tiene que ser UN solo candidato o volveremos a caer en las garras del cuento ese del socialismo.
Que nos digan quién es el elegido, que se haga una consulta y dejen a un lado el orgullo. Se trata de salvar a Bogotá, se trata de recuperar el civismo que nos enseñó Antanas Mockus, volver a la ciudad moderna que nos ofreció Enrique Peñalosa (con quienes los bogotanos somos unos desagradecidos) y a la buena administración de un tipo como Jaime Castro.
Hace poco tuve la oportunidad de recoger dos turistas venezolanas y lo que cuentan que está pasando allá asusta. La gente no está dimensionando que Bogotá puede ser la puerta de entrada al socialismo que agobia a Suramérica. Esta amenaza hay que tomarla en serio; donde Colombia engrane en lo que está predominando en política nos llevó ‘el chiras’. Es hora de que los que habitamos en la capital del país reaccionemos. Por eso le pido a mis paisanos cachacos, a los que no son de acá pero ya echaron raíces, a los que están de paso por estudio o trabajo, que no cometamos un nuevo error en las próximas elecciones locales.
Es hora de parar esto, BOGOTÁ, ¡¡despierta!!