No soy experto en redes sociales, nunca me he capacitado sobre el tema y manejo mis cuentas por instinto y sentido común. Alguna vez de pronto me he dejado llevar por las ganas de ‘chicanear’, por el sentimiento o simplemente por buscar reconocimiento por parte de la gente que me sigue. Una etapa que todos debemos vivir; es como esa adolescencia en redes sociales en donde cometemos errores por nuestra falta de experiencia. 

Con el tiempo se madura y se empieza a proteger tal vez lo más preciado que tenemos los seres humanos, la privacidad. 

Como en la vida, hay personas que no maduran en el manejo de sus redes sociales, exponiendo su intimidad de una forma desmesurada e irresponsable, dándole material a los pícaros que hay en la red, pero también a los enemigos gratis que se ganan por diferencias y opiniones.

Colocar fotos de sus hijos menores de edad, chequearse en el sitio donde se vive, confesar la dirección de la oficina inocentemente, publicar imágenes del carro en donde sale la placa, entre otros errores infantiles que se cometen a diario por parte de tuiteros y dueños de cuentas en Facebook.

Pero el error más garrafal en el que cae la gente es dar muestras de afecto hacia su pareja públicamente en sus cuentas. Sucede más seguido en parejas de novios o esposos jóvenes que piensan que exigiendo este tipo de menciones están marcando territorio y así creen asegurar que nadie se interpondrá en su camino. 

Con gran alegría cuentan a sus seguidores que se han comprometido con el ser amado adjuntando foto del anillo que acaban de recibir e indicando el restaurante en donde sucede tan magno evento. No contentos con eso quieren ser tendencia el día del matrimonio y se inventan una HT dándole instrucciones precisas a todos los invitados para que trinen solamente con esa etiqueta y así multiplicar la gente que se puede enterar.

Otros exigen que en el avatar de Twitter debe ir la foto de los tortolitos y hasta he comprobado que parejas ponen como condición tener en la biografía el @ de la pareja.

Podrán decir que soy un amargado o poco romántico, pero soy de los que piensa que la pareja y la familia son sagradas y se deben proteger evitando que se vuelvan objetivo militar de los detractores que siempre existirán y estarán listos a pasar cuentas de cobro con lo que más nos duele, que es que se metan con los seres queridos. También se sentirán con el derecho de opinar sobre lo divino y humano porque ustedes sin darse cuenta se lo han permitido.

Eviten hacerlo, que si se puede tener una relación sana, estable y con futuro sin publicaciones, detalles y acontecimientos que tienen que ser estrictamente privados. Yo seguiré tratando de mantener a mis seres queridos aislados de las garras de los delincuentes cibernéticos y de los implacables trolls que están a la espera de que uno de papaya. Como lo dije al principio no he sido ajeno de caer en la tentación de hablar de temas personales, pero trato de minimizar el riesgo por el amor que le tengo a mis allegados pues es la mejor forma de demostrarles cariño.

Si sus parejas les exigen que los mencionen es mejor que lean esto o de lo contrario… ¡ déjenlos ir!

@HUGOLEONROJITO