Se llama Hugo como yo, jugaba en un Santa Fe que pocas posibilidades de título tenía en esa época si se le comparaba con los poderosos América y Millonarios, pero siempre fue goleador. Gottardi llega ahora a la asistencia técnica del eterno rival de patio y hay hinchas que no perdonan eso, pero en mi caso el sentimiento de admiración por el ex jugador argentino está intacto. Si bien trato de entender a esos fanáticos radicales que están acostumbrados a lealtades infranqueables como las de Ómar Pérez y el propio Gustavo Costas, no puedo juzgar al culpable de que yo sea hincha del equipo cardenal.
Tengo vivo el recuerdo de ese golazo que le marcó a Millonarios sacando desde la mitad de la cancha haciendo pared con Diego Edison Umaña cuando los hinchas azules todavía celebraban que nos habían anotado en un clásico ochentero. Esa noche llegué a mi casa y le pedí el favor a mi papá que al día siguiente comprara el periódico porque anunciaban un afiche de Gottardi; lo recorté, lo pegué en mi habitación y permaneció ahí hasta que el viejo papel amarillento se desgastó.
Si bien yo también soy de ese tipo de lealtades, no estoy de acuerdo con que se le fustigue por su nuevo trabajo en el equipo azul. No se vive de eso y Hugo Ernesto es un profesional que tiene todo el derecho a trabajar y a conseguir como se dice popularmente «la papita» para su hogar. Cuando vaya al estadio no lo insultaré y creo que como muchos otros hinchas de mi edad le guardaremos siempre respeto por todos los goles que nos hizo cantar cuando éramos niños. Los radicalismos se los dejamos a otros hinchas que también creen tener la razón, pero que en el pasado aceptaron a un Gerardo Bedoya que cuando llegó a Santa Fe fue resistido por muchos, (me incluyo) pero que con su fútbol, garra y amor por la camiseta nos calló la boca.
En el fútbol siempre existirán esos que por cosas de la vida cambian de bando y hoy le tocó al respetado Gottardi. Lo único que no puedo es desearle suerte, porque en eso si estamos de acuerdo todos los hinchas rojos, y es que esperamos que no le vaya bien. Algún día se sentará en el banco indicado, algún día volverá a Santa Fe y ojalá que sea como director técnico en propiedad.