En el pasado, en mi antiguo trabajo, recibí un turista mexicano al cual le hice el tour por los sitios emblemáticos de Bogotá y la sabana. Era muy buen conversador y en una charla camino a la catedral de Zipaquirá surgió el inevitable tema que muchos colombianos a veces queremos borrar de nuestra memoria. Mi pasajero me preguntó por Pablo Escobar; visiblemente molesto contesté que era un personaje nefasto que le había causado mucho daño a nuestro país y que los colombianos somos mucho más que narcotráfico. Pero el mexicano insistía en indagar más y me decía que por internet él había leído que en Medellín existía un paquete turístico que incluía la visita a la tumba del desaparecido capo. Le contesté que si yo fuera taxista en la capital de Antioquia nunca ofrecería ese paseo, que me parecía una alcahuetería y una total apología al delito.
Hubo un silencio de unos minutos y luego mi pasajero volvió a hablar pidiéndome excusas y rogando que no lo malinterpretara; él solo quería saber la historia detrás del delincuente porque le parecía importante indagar más de personajes como Hitler, Pinochet, Chávez y el mismo Pablo Escobar que tanto daño le han hecho a la humanidad. Su argumento me convenció y accedí a contar todas las barbaridades que el jefe del cartel de Medellín había hecho en Colombia. Le dije que el tema me incomodaba, sobre todo porque cuando era adolescente, casi me toca la muerte en el centro de Bogotá con dos bombas que puso Escobar en el antiguo teatro Olimpia y en la carrera 13 con 17.
Pero ¿por qué estoy recordando esta anécdota hoy? Se estrenó el pasado 30 de enero la serie «El Comandante» basada en la historia de Hugo Chávez y protagonizada por el actor colombiano Andrés Parra. Al parecer al programa no le ha ido bien en rating, cosa que me parece bastante injusta; los argumentos de muchos es que no la van a ver porque hacer una serie sobre Chávez es endiosarlo o idealizarlo. Otros expresan una fuerte animadversión por el Canal RCN y todo lo que huela a la Organización Ardila Lulle les parece frondio.
Tuve el honor de conocer al buen Andrés Parra y a su esposa, y sé de la calidad de persona que es; pero independientemente de si es buen tipo o no, debo decir sin temor a equivocarme que en este momento es el mejor actor que tiene este país. Parra también interpretó a Pablo Escobar y jamás vi que en su actuación magistral tratara de hacer ver al personaje como un héroe. Soy testigo de lo profesional y estudioso que es Andrés con sus personajes; con Chávez se preparó durante más de una año viendo videos, leyendo, averiguando cada gesto y cada detalle del expresidente venezolano para poder dar a los televidentes un producto de calidad con el aval de Sony Pictures.
Para mí también Hugo Chávez fue un personaje nefasto para la historia del mundo, acabó con un país rico gracias a su economía y bonanza petrolera; pero es una historia que así nos incomode hay que contarla. El solo hecho que Nicolás Maduro bloqueara la señal de RCN en su país y censurara abiertamente la serie, es una síntoma de que la producción no busca hacer apología al crimen. Pienso que «El Comandante» y el actor que encarna al personaje merecen una oportunidad, en un formato tipo cine que para los que odian a RCN (a quien acusan de editar los capítulos) tienen también la posibilidad de verlo por el canal TNT.
Así como admiro a Forest Whitaker por su personaje en «El último rey de Escocia», admiro a Andrés Parra por atreverse a hacer personajes que carecen de popularidad.
Créditos fotos: twitter Andrés Parra / Sony Pictures