¿Hasta cuánto han pagado ustedes por un tinto? ¿Será que las cadenas tradicionales que venden este producto nos venían tumbando? Yo no lo sé, lo que sí es cierto es que una marca como Tostao, que crece a pasos agigantados en todo el país, merece todo el éxito que está teniendo. Están demostrando que nuestro producto nacional por excelencia no debe ser tan caro, que vendiendo por gran volumen pueden ofrecer a sus clientes lo que todos deseamos, «bueno, bonito y barato». Ellos no necesitan publicidad, no necesitan que nadie los recomiende, ni mucho menos que alguien escriba sobres sus virtudes en el mercado. Pero ya es hora de reconocerles que los que nos hemos vuelto clientes fieles estamos felices con su estrategia de mercadeo que permite que cualquiera pueda acceder a un tinto desde $700 fresco, caliente y de buena calidad.

Pero Tostao no es solo tintos, capuchinos y todos los derivados del café; sus productos de panadería son excelentes, sus bebidas frías son muy competitivas, sus sanduches se pasan de buenos y económicos. En sus puntos de venta se consiguen ensaladas para llevar desde $3800, y así me podría quedar hablando de una gran cantidad de productos que ofrecen todos los días a los miles de clientes que vamos sagrádamente.

Los emprendedores de la marca se dieron cuenta hace algo más de dos años que pese a que los colombianos tienen preferencia por estos productos, su elevado costo en tiendas especializadas era una barrera debido al bajo poder adquisitivo de ingresos de los habitantes de nuestro país. Por eso es normal encontrar locales de Tostao en localidades de Bogotá como Bosa, Suba o Tunjuelito; pero ahora también en pueblos de la sabana como Cota, Tenjo, Cajicá o Chía. Este modelo está generando además miles de empleos directos que benefician a muchas personas que estaban esperando una oportunidad sin tener que salir de sus regiones a buscar trabajo en la capital.

Por todo lo anterior, me declaro hincha a morir de esta marca, de la que se ha hablado mucho, y que estoy seguro muchos queremos agradecer porque jamás volvimos a entrar a los establecimientos tradicionales que sin darnos cuenta «nos estaban dando en la cabeza» por una taza de café, un producto de panadería o una bebida fría.

¡Gracias Tostao, por democratizar el consumo de café en Colombia!

<em>PD: Yo escribí este post porque quise, a mí no me pagaron