Que el transporte privado intermediado por plataformas no cuenta con regulación en Colombia, que es una competencia desigual con las actuales formas de servicio público individual, que en todo caso las tarifas son más baratas y el servicio es mejor para los usuarios. Muchas cosas se han dicho sobre polémicas plataformas como Uber que cada día ganan más adeptos en nuestro país, pero y ¿cuántos «socios conductores» se ven beneficiados con esta forma de trabajo? De acuerdo a cifras públicas, al parecer son más de 86,000 quienes manejan con la aplicación Uber en el país.
Personalmente por allá en el año 2015 tuve mi primera experiencia manejando durante tres meses para escribir un artículo en donde contaba las cosas desde el punto de vista de un conductor y no desde lo que piensa un usuario. Obvio eso me sirvió para obtener unos recursos, que aunque no fueron muchos, sí me permitieron solventar mis gastos mensuales. Actualmente volví a la plataforma buscando dinero por encontrarme desempleado y debo decir que es un buen salvavidas en épocas de crisis; no me voy a hacer rico ni me voy a dedicar a esto frecuentemente, pero Uber sí permite, teniendo un vehículo, gozar de una forma de autoempleo, con gran rapidez y facilidad.
Sé de muchas personas que toman mi misma decisión porque ya casi no consiguen empleo debido a su edad o a las pocas vacantes que se ofrecen actualmente en este país. Pero hay que tener cuidado y se deben tener en cuenta ciertos aspectos para que la experiencia sea más rentable. Por ser vehículos particulares existen restricciones vehículares en Bogotá que no van a permitir que se trabaje en horarios de pico y placa; de igual forma no cualquier vehículo es bueno para desarrollar eficientemente la tarea. Siempre hay que evaluar el consumo de gasolina de acuerdo al cilindraje y al modelo del carro; hay quienes al igual que en los taxis prefieren hacer conversiones a gas cuando se deciden por un vehículo Sedan, otros se deciden por automotores de no más de 1000cc para que al final del día las ganancias sean mayores.
Mientras se define qué es lo que va a pasar en Colombia (si se regula o no) muchos como yo toman la decisión de ser “socios conductores” de Uber porque consideramos que esta plataforma se ha vuelto un buen seguro de desempleo. Sigo teniendo mis críticas respetuosas con la app, sigo pensando que al tema alguien desde el Congreso le debe meter el diente, y sigo pensando que se podría convivir con los taxistas, eso sí, decretando unas reglas equitativas para que los que han invertido su patrimonio en los tradicionales amarillitos, que hacen su trabajo honradamente y que prestan un buen servicio, no se vean afectados por la llegada de las nuevas aplicaciones de transporte intermediado por tecnología.
En Colombia cabemos todos, podemos convivir. La tecnología para los taxis también es positiva, de hecho ya la alcaldía de Bogotá la está implantando con el uso de tabletas y muchos taxistas ya se están convenciendo de los beneficios.