Ahora que todo el mundo habla de series de Netflix y que muchos andan obsesionados con el tema, ¿no les ha pasado que sueñan con restaurantes ficticios que aparecen en este tipo de programas? Me pasó con Breaking Bad; me soñé que iba a almorzar al restaurante fachada de Gus Fring «Los Pollos Hermanos». Por ahí algún genio puso un asadero con ese nombre en el barrio Gaitán en Bogotá, pero lo fui a visitar y me decepcioné. Nada que ver con el delicioso pollo que servían en el local de Albuquerque-Nuevo México, y así, finalmente me quedé con ese antojo al igual que asistir a tomar malteada (y a trabajar) en el merendero de la serie «Clase de Beverly Hills».

Las costillas de cerdo con salsa BBQ son uno de los platos típicos de la cocina de los Estados Unidos. Se le atribuye esta maravillosa invención a los habitantes de los estados de Tennessee, Texas, Kansas, Carolina del Norte y Carolina del Sur. Los primeros indígenas que habitaban América usaban madera para cocer la carne a fuego lento y no exponerse directamente. Los españoles le llamaron a esa técnica «barbacoa» que después derivó en barbecue o BBQ.

Los que vimos House Of Cards seguíamos atentamente cuando Frank Underwood visitaba su sitio preferido para comer: un restaurante en un barrio muy pobre de Baltimore especializado en la venta de costillas a la barbacoa, con una salsa especial de la casa, que la verdad lucen muy apetitosas en la serie. Se llamaba Freddy’s BBQ Joint, y por supuesto el sitio como tal no existe, así que no pensaba quedarme otra vez con el antojo. Empecé a visitar sitios en Bogotá que vendieran este plato, pero de tres locales conocidos que probé ninguno lograba parecerse en mi imaginación a las costillas de Frank. Hasta que por fin un día deambulando por la calle 73 abajo de la novena el olor me fue llevando a uno de esos lugares tipo plazoleta de comida en donde solo funcionan «food trucks».

Había sitios de comida mexicana, de arepas venezolanas y hasta de comida vegana. Por fin encontré el lugar de dónde me llegaba el olor, se trataba de una marca llamada Smoking Pork, quienes saciaron de una buena vez mi inverosímil antojo. Hablando con los dueños me contaban que se habían demorado meses encontrando la temperatura adecuada, el tipo de leña indicada, las horas de cocción que se necesitaban para dar con el sabor ideal y más cercana a la receta original del sur de los Estados Unidos. Acompañan sus costillas con papa francesa rizada, ensalada y maíz tierno.

Pues solo ellos me hicieron sentir como si estuviera en el viejo barrio de Baltimore y atendido por el «viejo Freddy». ¡Qué buen sitio! Están ubicados exactamente en la calle 73 No 9 22 y en el barrio Gilmar carrera 62 No 165a 60. Qué mal tan grande nos hacen las series de televisión, que nos obsesionan tanto al punto de soñar con locaciones inexistentes.