Hay un adagio popular que dice que «del dicho al hecho hay mucho trecho»; esa sería la frase perfecta para describir a un ex alcalde que se autodenominaba animalista, pero que en la realidad poco o nada hizo para proteger a perros, gatos, fauna exótica con la que se trafica, palomas, etc. En cambio a nuestro actual alcalde se le endilga injustamente como un enemigo de la fauna y la flora silvestre. Pues la realidad, así a muchos fanáticos de izquierda no les guste, es que es el burgomaestre bogotano es el que más ha hecho sobre el tema. Fue una promesa de campaña, por allá en 2015, el de crear un instituto que se dedicara a proteger de verdad y sin carreta a los animales como una política seria desde la alcaldía. En el pasado quedaron las épocas en que pasaba el carro de la perrera recogiendo canes y que si no se reclamaban en un tiempo límite los pasaban al papayo.

El IDPYBA (Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal) que tiene sus oficinas en la Calle 116 No 70g – 82, tiene como misión proteger la vida y trato hacia los animales, a través de acciones de protección y control poblacional digno (como en el reciente caso de las palomas de la Plaza de Bolívar) y genera procesos ciudadanos de transformación cultural, comunicando y promoviendo prácticas de relacionamiento humano – animal. A dicho instituto los bogotanos de bajos recursos pueden ir a solicitar atención de urgencias para sus mascotas, llevar gatos o perros perdidos, denunciar maltratos y hasta pedir la implantación del chip para que en caso de extraviarse el perro o gato de la casa, sea más fácil su búsqueda y ubicación.
Realizan frecuentes jornadas de adopción los fines de semana, en conjunto con la Policía Nacional van a terminales de transporte para incautar y combatir el tráfico de especies exóticas que han sido sacadas de su ambiente natural para ser vendidas en la ciudad, realizan permanentes capacitaciones y educación con entidades distritales, asociaciones defensoras de animales legalmente constituidas, la comunidad y demás entidades relacionadas con este proceso, con el ánimo de generar una cultura ciudadana, basada en la compasión, protección y cuidado hacía los animales.

Es una obra que llegó a feliz término gracias a Enrique Peñalosa, ese éxito es todo de él, no pueden los petristas adjudicarse ese logro ni decir que fue planeado, financiado y ejecutado durante la Bogotá Humana. Petro por los animales no hizo un jopo, Petro desde la alcaldía lo que hacía era patrocinar peleas de gallos por las razones familiares que ya sabemos. Así que de nada servirán los ataques que desde esa trinchera lancen para decir que Peñalosa va a exterminar cuanta paloma se mueva o se cague en el suelo bogotano, o que inventen fake news diciendo que a un perro lo dejaron morir sin atención veterinaria, cuando hasta operación le hicieron porque «Valiente» (así se llama el perrito) presentaba múltiples fracturas. Tampoco le echen el agua sucia al alcalde diciendo que por su culpa volvieron los toros a Bogotá; el no es un dictadorzuelo que se pasa por la faja las sentencias de la Corte Constitucional. La vía es esa, las cortes, mientras tanto nada se puede hacer, pero él ya se ha pronunciado diciendo que actualmente no está de acuerdo con corridas en la Santa María, pero que acata la decisión.

Peñalosa así no se lo reconozcan, es el verdadero animalista.