¿Quién dijo que un restaurante campestre solo podía ser de carnes a la parrilla, picadas, mazorcas o fritanga? Esa fue la apuesta del chef Andrés Schaafsma, un enamorado de la gastronomía costeña y que logró desde hace más de siete años materializar su sueño de tener en su sitio las recetas originales más reconocidas de la región caribe, guardando fidelidad en ingredientes, presentación y sabor, para ofrecer al comensal excelentes opciones al paladar en un sector tal vez no tan tradicional como lo es el municipio de Cota, para este tipo de comida. Por eso es grato encontrarse al Restaurante La Provincia (que no tiene nada que ver con Carlos Vives) en el kilómetro 1 vía Cota – Sibería, si usted va desde Bogotá a mano derecha, con unas grandes instalaciones campestres que en su interior asemejan a una pecera y que está llena de detalles que recuerdan precisamente a lo que dice su nombre, a la provincia, al folklor y al colorido costeño que tanto nos llama la atención a los que somos nacidos en el interior.
Desde que se abre la carta se encuentra uno con productos que tradicionalmente no se consiguen fácil en la sabana de Cundinamarca como los jugos de guayaba agría, corozo, níspero y zapote costeño. mientras me decidía porqué plato fuerte iba a probar pedí una entrada con todos los fritos tradicionales de la costa (en tamaño mini) como lo son arepitas de huevo, carimañolas y demás, que venían acompañadas de ají y abundante suero costeño. Fue difícil hacer una elección entre tomarse un buen mote de queso (que hace rato no lo pruebo), una maravillosa posta cartagenera o un buen arroz apastelado.
Finalmente, tomé la opción de la posta, decisión de la cual no me arrepentí, pues cuando llegó el plato a la mesa venía muy bien presentado (como lo pueden ver en la foto de arriba) con su reducción de panela, una ensalada de aguacate, arroz de coco y unos muy buenos patacones. Por accidente resulté en este lugar del que muchas veces había pasado por el frente y no me había percatado, precisamente porque cuando se sale a carretera por la sabana lo que uno tiene en mente es carnes a la parrilla. Pero el trancón ayudó a que me fijara en su fachada y entrara a chismosear.
Tendré que volver pronto, para probar «las tejas», que una receta original de la casa y que no es otra cosa que una especie de lasagna costeña, a la que el mesero me dejó tomarle la foto antes de llevarla a quien la había pedido. Para una familia grande es el restaurante ideal, pues cuenta con un parqueadero amplio, parques para los niños y hasta una cancha de fútbol cinco. Tienen capacidad para más de 600 personas, ahora que se acercan las despedidas de fin de año y los eventos empresariales, y saliendo por la calle 80 al occidente de Bogotá no se demoran más de media hora en llegar en condiciones normales.
Pullen el burro… ¡Vayan y ne cuentan!