Crédito: El Tiempo

En esta época en que muchos jóvenes «progres» creen que el empresario es enemigo de la gente, hay que ponderar a las personas que han hecho país y empresa durante casi toda su vida. Arturo Calle, Christian Daes, José María Acevedo, Rafael Molano y otros tantos que son valiosos para Colombia. Uno de los más grandes fue, sin duda, Carlos Ardila Lülle, quien lamentablemente falleció hace pocos días en la ciudad de Cali, su último lugar de residencia.

La historia del Doctor Ardila es inspiradora. Ingeniero civil graduado de la Universidad Nacional (que ironía) y quien estando trabajando en Gaseosas Lux se le ocurrió que Colombia no tenía una bebida con sabor a manzana, desarrollando así uno de los sabores mas vendidos de Postobón. Gracias a su capacidad de trabajo y visión de negocios, marcó su futuro profesional, y con él, el crecimiento de la compañía. En 1968 Gaseosas Lux S.A. se fusionó con la sociedad Postobón S.A. y Ardila Lülle fue nombrado Presidente. Ahí empezó un camino de éxitos que hoy en día acumulan un promedio de 80 empresas, que generan cerca de 40.000 empleos. Yo tuve la fortuna de trabajar en una de esas compañías entre 1995 y 2005.

Llegué muy joven y con mínima experiencia laboral a Cervecería Leona en la planta de Tocancipá. Allí me acogieron con cariño, me capacitaron en protección a personas y me dieron todas las comodidades para poder ejercer mi cargo. Un muy respetable sueldo, dotación, seguros de vida, primas extralegales y muchas otras cosas que me hicieron tomarle cariño a la Organización Ardila Lülle.

Por ser escolta de uno de los directivos, tuve la fortuna de conocer de cerca al Doctor Ardila, a su esposa, a sus hijos y a toda su familia. Siempre fui bien tratado y él también gozaba de aprecio entre sus empleados. El día que me enteré de su fallecimiento lo lamenté mucho. Fue un gran empresario santandereano que siempre apostó por su región y su país, que a pesar de las múltiples amenazas que recibió durante toda su vida, siempre quiso quedarse en Colombia y seguir trabajando con tenacidad y dedicación. Por eso, de mi parte solo me resta darle las gracias; por su valentía, por todo lo que hizo con sus empresas, por todo el empleo que generó, por el legado que dejó y el ejemplo que le heredó a sus hijos, como el doctor Carlos Julio Ardila, que de seguro continuarán con su legado.

Sin duda, si tuviera de la oportunidad, trabajaría de nuevo en alguna de las empresas de la organización. Y para los muchachos que puedan estar leyendo esto (y los viejos resentidos también), no se dejen meter odio por este y otros líderes empresariales, son ellos los que hacen grande a este país.