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Está de moda La Habana, la paz, el acuerdo, el postconflicto, y todos desde la sociedad civil, la comunidad académica, la empresa privada, las entidades oficiales, los organismos multilaterales, las organizaciones no gubernamentales, en fin desde cada punto de la nación hablamos de la Paz, de tolerancia, de perdón, de convivencia, de conciliación, palabras que resuenan en los medios de comunicación, en los discursos de los estadistas, en las aulas de clase, en el ciudadano de a pie. Pero todas esas sólo serán palabras si los ciudadanos, los individuos, no hacemos el cambio en nuestra mentalidad, si no logramos, como grupo humano, transformar nuestro modelo mental que nos rige al momento de actuar, sentir y pensar. Parecería muy simple, pero eso implica transformar el código de conducta de una sociedad, rehacer un contrato social que defina nuestra sociedad que se ha acostumbrado a vivir en la violencia, la agresividad, la agresión, el maltrato, el lenguaje incorrecto cargado de actos lingüísticos envenenados, juicios que hacen daño, señalamientos contra personas inocentes. Nuestro lenguaje está lleno de expresiones como “lo hago como un tiro”, “no me mata”, “me lo como a besos”, “estoy que lo ahorco”, “le mando el de la moto”; una sociedad cuyos individuos no fueron entrenados para dialogar, para resolver en sana convivencia sus diferencias ni construir desde ellas, para manifestar nuestras opiniones sin que implique imponerlas. Hablar de paz es hablar de nuestro comportamiento porque construir paz va más allá del conflicto armado, pues significa fortalecer la cultura de paz como principio rector de nuestra conducta, nuestra ciudadanía y nuestra colombianidad.
Desde PazPaís queremos aportar a construir una sociedad en paz en la cual todos seamos líderes de nuestra vida, que aportemos a nuestro trabajo con alegría, haciéndolo con responsabilidad, entrega y dedicación. Nuestra premisa es que de nada nos servirá firmar en la Habana un acuerdo con la guerrilla si en los corazones y en la mente de los colombianos no tenemos paz. ¿Cómo imaginarnos una sociedad de paz si nosotros mismos no somos agentes y ciudadanos de paz? ¿Cómo exigir a los demás acciones cotidianas de paz si nosotros mismos no las promovemos? ¿Cómo educar a nuestros hijos en paz, si no conocen un modelo de gente de paz? ¿Cómo esperar fuera de mi hogar una sociedad en paz, si en mi hogar vivo discordia, gritos, discusiones, si oigo a mis padres hablar de cómo hacerle zancadilla a la DIAN “porque esa plata se la roban”, viendo cómo arreglar el carro con repuestos robados o ilegales “porque las marcas cobran muy caro”, disfrutando del cine en casa, incluso antes de que la película esté en cartelera, con películas de San Andresito de $2.000 pesos piratas, “es que ir a cine se volvió imposible, esas salas de cine son abusivas”. Siempre tenemos una razón para disculpar nuestros acciones cotidianas que no fomentan la paz.
La paz nos compete a todos. No podemos permitir quedar por fuera de la foto porque hoy como están las cosas, la firma de la paz de la Habana no nos sirve para nada a quienes ni somos víctimas a quien reparar, ni desplazados para restituirles tierra, ni desmovilizados, sino simples ciudadanos que trabajamos, trabajamos, trabajamos…. para pagar la paz…. ¿pero qué nos toca de este acuerdo?
Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de construir cultura de paz y manifestarla desde sus acciones cotidianas para fortalecer una sociedad civil capaz de integrar las nuevas ciudadanías con oportunidades de desarrollo, trabajo, dignificación de las personas.
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La paz que se negocia a favor de uno de los bandos, no es paz. Es simplemente la rendición. Eso me demuestra la debilidad de nuestro gobierno, y que podemos esperar de este
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El fondo del asunto es precisamente que la paz no está en la negociación con grupos guerrilleros sino en la sociedad que construyamos desde la sociedad civil
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Yo diria que de nada sirve firmar la paz si los que la firman no estan convencidos de ella. Claramente las farc han hecho cuanto han podido para sacar ventaja del acuerdo y de hecho van ganando. Cual paz entonces?
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Carlos mil gracias por tu comentario. Tienes razón cuando preguntas ¿Cuál paz entonces? Yo te diría, la única que podemos gestionar. Nuestra paz interior.
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Nosotros necesitamos gobernantes que dejen de pensar que este es un país petrolero, cuando no lo es. Que nos apoyen para aprovechar los TLC que firmaron cuando el dólar estaba barato. Que hagan cumplir y valer la justicia, que no asfixien mas al colombiano con impuestos absurdos. Que lideren campañas para cuidar el agua y respetar la vida. Así alcanzaremos la verdadera paz. Lo otro es un acuerdo oscuro y cuetionable.
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Germán gracias por tu aporte. Si necesitamos la verdadera paz que va mas allá de los acuerdos y es lal paz estructural que parte de trabajar en los problemas que originaron el conflicto.
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Muy linda la paz que aquí se presenta. Esperemos a ver lo que nos corre pierna arriba con esos abusivos impuestos para financiar la tan anhelada paz de los legisladores, porque reducción en la corrupción… “Ni por el chiras!”.
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Gracias Rubén por tu comentario. El tema es que la corrupción existe porque no hay una verdadera sanción social al corrupto y la justicia no alcanza a aplicarle el peso que merecen.
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