Una experiencia para vivir vivencias ajenas y comprender el conflicto desde sus protagonistas…. Sin juicios
Permanecer dos horas en silencio, escuchando el relato de personas cotidianas, anónimas que han escrito desde su dolor la historia de un conflicto que a todos nos toca. Relatos contados sin ningún libreto, como va saliendo del alma, validando en cada palabra la memoria del único filtro permitido: mi verdad. Esa verdad que sólo le pertenece a quien la ha vivido.
El jueves anterior se realizó el lanzamiento de un proyecto llamado Escuchatorio: Mi cuento cuenta, que hace parte de una iniciativa que la Pontificia Universidad Javeriana y la Fundación PazPais adelantan para movilizar la sociedad civil desde su interior, involucrándolos en el post conflicto como actores partícipes activos.
Mi Cuento Cuenta es un espacio en el cual el público es escuchador y 5 storytellers narran desde su vivencia, su historia, su verdad. Nadie puede intervenir, ni hablar, ni preguntar… sólo escuchar. El silencio facilita la conexión de cada persona con la narración, sin juicios, sin preguntas. Relatos desgarradores de quienes protagonizaron un trozo de la historia del país, contado desde su observador. Se trataba de tener diversas miradas, y al escucharlas se validan sus protagonistas, miradas distintas con las cuales deberemos construir una nueva narrativa que nos permita crear una sociedad de paz.
Nuestros invitados: Un muchacho enrolado para prestar servicio militar, obligado, subido a un camión del ejército que cambió su destino… Un historiador reclutado a la fuerza por la guerrilla para instruirlas y enseñarlas… Su saber fue su condena… Una mujer valiente que supo que el tema no es nacer pobre sino no ser capaz de superarlo… La basura en la que creció se convirtió en su tesoro y en la llave para transformar basura en ciudadanía…. Una abogada cuya rebeldía la hizo parte de la transformación de una región a partir de un nuevo modelo de concebir el campo… Y un médico cirujano a quien su sueño de Quijote y Robin Hood lo llevó al Sarare, esa región mágica de selvas y sabanas que enamora, pero que a lo hizo protagonista de un conflicto para él ajeno… Su sueño le costó un secuestro, amenazas a su vida, ser testigo del asesinato de sus trabajadores y finalmente desplazado.
Pero todos entendieron que todo lo vivido habrá valido la pena sufrirlo si, y solo si, nos comprometemos a construir una sociedad de paz basada en una cultura de paz, que en cada uno de estos personajes anónimos, valientes y humanos sólo sean un ejemplo vivo de lo nunca debió suceder y jamás deberá repetirse… La Paz de Colombia será su reparación final… La resiliencia les ha permitido superar la pesadilla para convertirla en motor de construcción y transformación de sus vidas… Su dolor ha sido su motivación para sanar y perdonar.
Y el público vivió con estos relatos en un compás emocional y emocionante, un acercamiento al conflicto visto desde adentro.
Los mensajes recibidos ratifican que el camino es el correcto. Debemos involucrarnos, meternos en esas historias para a través de nuestra comprensión y no juicio ayudar a reparar estos compatriotas.