Ni SÍ, ni NO, si no asumimos la responsabilidad individual de construir paz.
Hoy, luego de votar, me senté a tomar un merecido caldo de costilla en Carulla. Me lo entregaron tibio y pedí que lo calentaran; nuevamente me lo dieron tibio y volví a pedir que lo calentaran. Entre tanto me senté a esperar. Se acercó un señor acompañado de una de las niñas de cocina y me preguntó: «¿Señora, quiere unos huevos rancheros?». La cara que hice debió ser tal que la niña de inmediato me aclaró que tenían salchicha, cebolla, tomate, deliciosos. Yo seguía anonadada. No entendía. El señor, que resultó ser el administrador del almacén, me explicó que me vio dos veces devolver mi caldo, así que me proponía cambiarlo si no me gustaba. Esos son los actos cotidianos de paz. No es que ofrezcan los huevos, los cuales por supuesto rechacé con mucho agradecimiento.
Mi reflexión fue cómo sería si todos nos preocupamos por ver y leer nuestro entorno. Cómo puedo contribuir a construir cultura de paz, cómo construyo sociedad de paz, cómo construyo paz dentro de mí. Seguramente en sus estándares de servicio sea usual buscar cómo superarse, pero esa actitud para mí fue un acto cotidiano de paz. Los que tenemos que multiplicar, lo que tenemos que hacer más frecuentes.
Hace unos días una señora mayor de un edificio vecino, que yo ni conozco, salió en un mar de lágrimas que le escurrían del alma. Me partió el corazón. Le pregunté si podía hacer algo por ella y me dijo que no. Le ofrecí un abrazo y lo aceptó. La abracé. Sin preguntas. Sin juicios. Una semana después la volví a ver y me dijo: «Gracias. Ese abrazo transformó mi día».
Si gana el SÍ o si gana el NO a la final debemos entender dónde está la gracia de la paz: en nosotros mismos, en cada uno, en la calle, en la casa, en el trabajo. ¿Somos promotores de paz? Examen de conciencia individual y apuesto que ninguno pasamos.
Los últimos días han sido un incesante alud de comentarios, videos, posts, fotos, todo en torno al SÍ o al NO. El acuerdo pasó a segundo plano. Las familias se dividieron y los amigos se ofendieron. ¿Cómo desconectar el opinómetro?
Gran trabajo el que nos espera, la construcción de nuestra nueva colombianidad es responsabilidad de todos, los del SÍ y los NO.