Felicidad en año nuevo. El año nuevo nos llena de expectativas y sueños. Es la oportunidad perfecta para hacer un análisis de quiénes somos, qué hemos logrado hasta la fecha, qué nos falta por hacer, qué queremos ser, quiénes queremos ser y en quiénes nos queremos transformar.
Llegó el 2018 y con el nuevo año las ilusiones de una vida llena de prosperidad, bienestar, abundancia y felicidad. Hicimos cuanto agüero posible logramos a la medianoche del 31 de diciembre. Y seguro muchos comimos sopa de lentejas del 1 de enero. Todo sirve porque esos agüeros se instalan en el inconsciente de cada uno, creando un modelo mental de positivismo y optimismo. Entre uvas, calzones amarillos, años viejos, velas, lentejas, monedas, 7 granos, billetes, todo vale. Cualquier agüero que hayamos hecho nos hace sentir protegidos todo el año. Es válido. Son pequeños salvavidas que nos instalamos como anclas y que nos permiten asumir nuevos retos en este 2018.
Pero no será suficiente. Sentirnos capaces de hacer lo que sentimos es lo que nos hará llegar a la meta. Los agüeros y todo tipo de talismanes nos ayudarán a lograrlo. Pero todo eso no hará que milagrosamente las cosas ocurran por sí mismas. Hay algo fundamental que debemos hacer. Cambiar nosotros. Modificar algunos comportamientos y conductas que no nos permiten avanzar. Debemos hacer que la cosas ocurran. Eso significa hacer las cosas distintas. Como lo decía Albert Einstein: «No esperemos resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo.»
Esa es la clave de éxito. Ser capaces de vernos a nosotros mismos y listar aquello que sabemos debemos cambiar. Asumirlo. Tomar la decisión y cambiar. Parece fácil pero será una tarea dura. Y esa tarea se llama vivir. ¡Así que decidámonos a vivir!
Pero, ¿Qué significa entonces vivir? Significa que debemos seguir nuestros sueños, aprender a establecer metas, hacer planes de acción para alcanzarlas, ser coherentes, actuar en consecuencia pero antes que nada ser felices. Eso significa que destinamos tiempo para nosotros mismos, para hacer aquellas cosas que nos apasionan, generamos los puentes de amistad y comunicación con aquellas personas que amamos, aprendemos a perdonar y sobre todo debemos aprender a vivir en paz, disfrutando lo que tenemos, sintiendo orgullo de lo que somos, haciendo el trabajo con compromiso y pasión. No será tarea fácil pero si todos nos lo proponemos el indicador de felicidad que, según Gallup, ubica a nuestro país en el segundo lugar dejará de ser una estadística y será un reflejo de lo que somos los colombianos. Pero sobre todo será el mayor insumo para mostrar lo que somos capaces de ser y hacer los colombianos.
http://www.vanguardia.com/economia/nacional/420788-colombia-es-el-segundo-pais-mas-feliz-del-mundo
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