Pienso que es irresponsable, por parte de cualquier dirigente de cualquier rama del poder o de cualquier país, el que se propicie que los venezolanos se maten los unos a los otros. Lo apropiado, responsable e inteligente sería darle toda la rápida y nueva ayuda acumulada en víveres y medicinas a la Cruz Roja y a las Naciones Unidas para que ellas se la entreguen a todos los venezolanos necesitados, dentro y fuera de Venezuela, en la forma expedita, ordenada y pacífica como lo han hecho en otras partes del mundo. La Cruz Roja ya tiene establecidas redes de distribución en Venezuela y posee la experiencia requerida para hacerlo.
Cualquier violencia y consecuencia de embutirle una improvisada ayuda a la fuerza, ejecutada por fanáticos sin ninguna experiencia en distribución efectiva, rápida y pacífica de alimentos y medicinas a quienes las necesitan es un cargo de conciencia y responsabilidad altamente grave.
Si una caravana de familias pobres, sin esperanzas de sobrevivir en sus países centroamericanos y desarmadas es llamada una “invasión” de Estados Unidos y el gobierno inmediatamente ordena a millares de militares a hacerle frente en la frontera con México, imagínense si un calculado intento de cruce de la frontera venezolana con camiones de placas colombianas y brasileñas y con numerosos colombianos y brasileños, los primeros acompañando a los presidentes de Colombia y Chile y otros extranjeros, todos con la explícita intención de que cómo sea se tiene que cruzar la frontera de Venezuela … ¿no va a alarmar militarmente al gobierno venezolano de Maduro?
Existen miles de venezolanos necesitados tanto en Colombia como en Brasil y otros países latinoamericanos, ¿no sería mejor evitar el reguero de sangre que se está promoviendo con esa cuestionable y forzada ayuda y más bien dirigirla a los necesitados venezolanos en Colombia y países vecinos?
Sobra decir, pero hay que decirlo
- Derrocar a Maduro no quita la peculiar situación socio-política que existe en Venezuela. El problema no es del “peligro” del socialismo, que nunca ha existido en Venezuela. Ni Chávez ni Maduro jamás se formaron en un partido comunista o uno socialista. El socialismo no entra por ósmosis. Por más amigos que sean de los Castro, Putin o Jinping en ningún momento tienen la extensa carrera y riqueza política que estos últimos han venido adquiriendo desde su adolescencia con partidos comunistas de verdad. El problema no es un socialismo fantasmagórico que se han inventado en cada lado del que hoy se enfrentan los “maduros” y los “anti-maduros”. El problema es la situación económica, educativa y de futuro de los pobres, la inequidad y pobreza en América Latina. Es el mismo problema que catapultó a Chávez y hoy a los opositores.
- El populismo ha demostrado, una y otra vez, que nunca será una solución para los pobres de ningún país.
- En lugar de botar pólvora en gallinazos, los gobiernos latinoamericanos deben preocuparse de eliminar la inequidad y la pobreza en cada uno de sus propios países o más Venezuelas se gestarán a su sombra.
- Latinoamérica lleva la herencia de la violencia española desde la Conquista. Se cree que con la fuerza y las armas se soluciona todo, pero no es así. Paramilitares y militares se han vuelto los agentes decisivos del poder y sin los cuáles los poderosos no lo serían.
- Esfuerzos externos por derrocar a Maduro tienen un verdadero ganador: la rancia ultraderecha estadounidense con su marioneta de turno, Trump. El petróleo venezolano, aunque pesado, le produce enormes ganancias nacionales e internacionales a Estados Unidos.
La actual política exterior de Estados Unidos es de aislamiento y sin victorias. La lucha que por años los venezolanos pre-Chávez, Colombia, y hasta el Grupo de Lima han forjado sería inmediatamente robada por Estados Unidos para que la ultraderecha conservadora recoja el voto “anti-socialista” hispano y así pueda reunir fuerzas para re-elegir a Trump.
Trump teme un proceso de destitución y solo la guerra con otro país podría mantenerlo en el poder.
La presencia de Rusia y China es secundaria. China sabe negociar sus intereses económicos con Estados Unidos y los dos están en diálogo y negociación. Se rumora que Trump es un secreto colaborador de Putin, por lo que Rusia tampoco es un problema principal. La presencia de Irán es terciaria, sin el poder que tienen Rusia y China. Cuba necesita más de Venezuela que la inversa. Cuba no presenta ninguna amenaza real a Estados Unidos, fuera de su retórica.
La derecha ultraconservadora nunca ha despertado de su sueño: América (Centro y Sur) para los Americanos (Estados Unidos). Ese es uno de los inocultables significados y objetivos de: Haz que América (Estados Unidos) sea Grande Otra Vez.
El Estados Unidos de la ultraderecha conservadora usa la democracia como un arma de conveniencia diplomática, su verdadera arma es la guerra. Trump se dirige directamente a los militares venezolanos con la amenaza de destruirlos si no se rebelan contra Maduro. Y su rápida y abundante “ayuda humanitaria” es un arma para provocar violencia y justificar su intervención militar.
- Guaidó perdió su demostración de poder dentro de Venezuela el 23 de febrero y no puede llegar al extremo de subastar el derramamiento de sangre de sus propios compatriotas solo para mantener la ficción de su poder interno. Todo el “poder” de Guaidó es gratuito y externo. Guaidó y la Asamblea Nacional carecen de poder decisorio dentro de Venezuela. Imponer su poder es solo agregarle un riesgo político y una sangrienta violencia interna a Venezuela.
- Los gobiernos latinoamericanos deben de ser cautelosos en sus aspiraciones por derrocar a Maduro y ser conscientes de que pueden ser cómplices de cualquier derramamiento de sangre en Venezuela.
Concluyo que no se deben desperdiciar los víveres y medicinas acumulados extraordinariamente en las fronteras colombianas, y ya que están en Colombia que se organice la forma de, por lo menos, hacerlos llegar a todos los venezolanos pobres que residen en este país y que a buena hora los necesitan.
José María Rodríguez González