CAPÍTULO LXXVII. La conciencia moral

Hay una SANTA FÉ de BOGOTA que nos une a gente que colabora con la IGLESIA, desde la FE y desde un COMPROMISO cotidiano e intelectual, en esos CAFÉS que los DOMINGOS como HOY que nos tomamos una serie diversa de concurrentes, es allí donde se nos aparece Dn ALVARO RAMIREZ PRIETO y nos cuenta que deseaba aportarnos un PENSAMIENTO… una REFLEXIÓN…

Aquí van sus LINEAS que coinciden sobre nuestra forma de pensar …

Queremos afirmar que somos responsables de las consecuencias de nuestras acciones: lo que hacemos tiene consecuencias buenas o malas. No es fácil decir cuál será a ciencia cierta el resultado de nuestras acciones, sencillas o complejas, pero al afrontarnos a una decisión contamos con la capacidad moral de deliberar rectamente, gracias a nuestra conciencia moral.

Nuestra actividad humana se lleva a cabo en muchas esferas y campos. En el plano profesional individual, si nuestras acciones son correctas, tendrán repercusiones positivas, inicialmente en una persona, estas se pueden extender a su familia, a todos los que lo rodean y por ende a núcleos mayores de la comunidad. Si realizamos nuestro trabajo bien, generamos bienestar a una o muchas personas, lo cual se va extendiendo a grupos más y más numerosos con el transcurrir del tiempo.

Dado que vivimos en una comunidad mucho más amplia, decisiones en campos como el político o el económico influirán en una comunidad entera o aún en los destinos de una nación, e incluso de todo el mundo.

Pero ¿qué pasa en caso contrario? Cuando un individuo ya sea en entidades públicas o privadas decide apropiarse de recursos que no le corresponden, siempre tendrá repercusiones negativas y la mayor parte de los casos muy graves para muchas personas. El servicio público ha sido considerado siempre una actividad excelente, llevado a cabo con responsabilidad lidera, inspira y beneficia a toda la comunidad, pero cuando se corrompe ocurre lo que ya decían los romanos, corruptio optimi pessima [la corrupción de lo mejor es lo peor].

Pongamos un ejemplo, quienes hace unos años decidieron en una empresa corrupta apropiarse de los recursos para la represa del Guavio en COLOMBIA , solo vieron la oportunidad de apropiarse de varios miles de millones de pesos que enriquecerían su cuenta bancaria y a sus familias, solo eso.

Pero ¿qué consecuencias se generaron? Nos vimos obligados al famoso apagón, cambiando nuestro horario de trabajo y estuvimos con varios meses sin electricidad en las horas de más demanda. Como consecuencia de ello muchos comerciantes en poblaciones cálidas quebraron pues sus refrigeradores no podían funcionar a menos que adquirieran plantas eléctricas, muchas mujeres fueron violadas y muchas personas asesinadas en asaltos callejeros amparándose sus victimarios en la complicidad de la oscuridad.

En este tema hay estudios que vienen desde el lado puramente intelectual como el del profesor de literatura de la universidad de Oxford C.S. Lewis quien en su obra «Mero Cristianismo» definió con el término de «la ley moral» aquel conocimiento del bien y del mal que tenemos desde que nacemos.

Desde el lado puramente científico este concepto de ley moral, ha sido aceptado por muchos investigadores como el Dr Francis Collins ex director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano del instituto nacional de salud de Bethesda, Maryland, quien lideró el equipo que describió en su totalidad el genoma humano quien con toda autoridad puede afirmar que esta ley moral es lo que nos diferencia con mayor claridad de las otras especies.

Desde el punto de vista teológico la conciencia moral, que es capaz de discernir la ley moral y su aplicación, ocupa una buena parte de la constitución pastoral «Gaudium et Spes«, documento del Concilio Vaticano II y tema central del magnífico tratado sobre moral cristiana «la vida realizada en Cristo» de Germain Grisez y Russel Shaw, quienes nos recuerdan que el libre albedrío –la capacidad de escoger- se debe examinar a la luz del discernimiento de los principios morales, esto es: examinar los fines y las consecuencias de nuestros actos antes de realizarlos buscando siempre el bien común. 

En nuestro país donde hay una mayoría católica en la población y así mismo en nuestros dirigentes y empresarios, es inadmisible que ocurran actos de corrupción que generan disminución de los recursos de la salud, educación y bienestar, que nos alejan del bien común que debería ser la meta de todos nuestros actos y que además mantienen la enorme brecha entre ricos y pobres haciéndonos tristemente uno de los mejores ejemplos de inequidad. 

Ojalá la próxima decisión que tome cada uno de nosotros, y cada uno de estos personajes, a quienes hemos confiado la administración de lo público, sea primero bien meditada y examinada con la pregunta «¿qué consecuencia tendrá este acto?, ¿a quienes puedo hacer daño?» Y discernir qué no solo es solo dinero, sino el destino de muchas vidas el que tiene en sus manos.

Esto es escrito desde una COLOMBIA que sufre estas DESGRACIAS…esta bueno agregarle aquello que cualquier parecido con la realidad en otras partes del MUNDO es mera COINCIDENCIA…

Además es parte de una FORMA DE SER que desde aqui compartimos para generar nuestro DIÁLOGO virtual … el resto lo pone UD…

Recapacite y síganos aquí o en…

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LOS DIALOGANTES DE HOY

Dn ALVARO RAMIREZ PRIETO

 

ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.

FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE