CAPÍTULO CXXIX
De un momento a otro en nuestros CAFÉS DOMINICALES aparece un OFTALMÓLOGO de raca mandaca el Dr ALVARO RAMIREZ PRIETO quien nos brinda su toque de distinción intelectual en el MUNDO con en el entorno de la COLOMBIA de HOY…HETE aquí la VISIÓN de sus LINEAS …
“ APOROFOBIA…
La APOROFOBIA, del griego áporos «pobre» y fóbos«miedo», es el temor y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres. Es la animosidad, hostilidad y aversión hacia las zonas deprimidas y sus habitantes, aquellos marginados de la sociedad. Este término fue acuñado en 1990 por la filósofa Adela Cortina, catedrática de ética y filosofía política de la universidad de Valencia, para diferenciar esta actitud de la Xenofobia, que solo se refiere del rechazo al extranjero, y del racismo que discrimina grupos étnicos. La diferencia básica tiene que ver con que la causa de la discriminación es el hecho de ser inmigrante o miembro de otra etnia sino con la escasez de recursos económicos; de hecho, las sociedades son generalmente acogedoras con migrantes de buenas condiciones económicas.
Ese término fue elegido palabra del año en 2017 por la Fundación del Español Urgente (Fundeu) y poco después se incorporó en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, además el Senado español aprobó una moción que pide incluir la aporofobia como circunstancia agravante en el código penal.
En nuestro país este término podría evaluarse desde varios puntos de vista, la gran migración de venezolanos hacia nuestro territorio ha sido interpretada por muchos como una tragedia social que afecta a miles de hermanos, marginados, desamparados, despojados de todo, muchas veces hasta de su propia dignidad y tratan de ayudarlos de diferentes modos. Allí encontramos múltiples acciones del gobierno, de la Iglesia y diversas asociaciones que con gran dificultad los apoyan con gran esfuerzo y en la mayoría de los casos con escasez de recursos económicos.
Pero también hay un gran porcentaje de nuestra sociedad que los ven como una amenaza, como aquellos que han venido a despojarnos de nuestro trabajo, cuando en realidad muchas veces son explotados laboralmente. En todos los estratos sociales y económicos, vemos profesionales, técnicos y servicios básicos con sueldos muy inferiores a los habituales. Hay médicos especialistas, ingenieros, contadores y toda clase de trabajadores de los cuales se aprovechan.
También los delincuentes se aprovechan de su necesidad explotándolos como trabajadoras sexuales e introduciéndolos en bandas de delincuencia y microtráfico. Sin embargo, no podemos etiquetarlos a todos como delincuentes y asesinos, ya que seguramente la mayoría son hermanos necesitados. Los expertos han analizado que los migrantes en situación de necesidad pueden integrarse a las redes criminales que ya existen en el país de acogida, pero ellos mismos no son una red criminal; es más son generalmente mucho más fáciles de resocializar cuando han cometido un delito que los criminales organizados que los captan para la actividad criminal.
A muchos los hemos visto dormir en la calle, aguantar necesidades con la indiferencia de quienes pasan de largo, parece como si la pobreza fuera una enfermedad contagiosa y oímos cada vez más quejas contra «los extranjeros», término con el que muchos tratan de disimular hacia quien va dirigido el comentario.
Pero no sólo han llegado a Colombia los hermanos pobres, también aquellos que tienen buena posición económica y que también son víctimas del régimen dictatorial de Venezuela y tuvieron que migrar. Pero el trato con ellos es muy diferente, en los centros comerciales, clubes sociales, grandes restaurantes y centros empresariales son recibidos afectuosamente y a veces mejor que un colombiano que pide un servicio en los mismos sitios. Hemos sido testigos de grandes empresas e inversiones que han llegado al país y no nos generan sospechas o malestares por ser “extranjeros”. En el país también hay migrantes latinoamericanos, europeos o norteamericanos que llegan a trabajar al servicio diplomático y las grandes empresas, y no nos hacemos siquiera la pregunta por la xenofobia o la integración de estas personas a la sociedad.
Allí si vemos la discriminación en sentido inverso, son muy bien recibidos pues sus recursos disponibles los colocan en posición preferente y sus interlocutores están ávidos de aprovecharlos. No estoy diciendo que a los que tienen dinero debemos tratarlos mal. Al contrario a todos debemos verlos como hermanos, ya sean despojados o acomodados.
Otra forma de ver la aporofobia en nuestro país es lo que está pasando en esta sociedad polarizada, en la cual una parte de la sociedad ve a los pobres y a las personas de algunas regiones del país como una amenaza. En esta era de la post verdad, hacen equivalentes a los pobres con la izquierda, la subversión y el comunismo, todos los días vemos los términos con que se tildan a los líderes indígenas, sociales y campesinos ( mamertos, subversivos, terroristas), que al representar a los suyos exponen su vida misma y están siendo perseguidos, amenazados y asesinados.
El país entró en una etapa de transición a partir de los acuerdos de paz, es muy triste ser testigos de que la esperanza de muchas personas en una vida más digna y pacífica se ha visto defraudada por un recrudecimiento de la violencia, muy seguramente alentada por sectores radicales y corruptos que ven amenazados muchos de sus logros en despojo de tierras, negocios ilícitos y el narcotráfico, la peor amenaza de nuestro país en este momento.
En un periodo de transición de la guerra a la paz aparecen nuevas conflictividades y se expresa más la protesta social porque se abren espacios que habían estado cerrados. Las protestas y marchas promovidas por estudiantes y trabajadores, fundamentadas en falencias socioeconómicas y en la desigualdad –aún más grave que la pobreza misma-, que en una verdadera democracia son un derecho y, de algún modo, una expresión de la salud política de la sociedad, cuando se logran expresar pacíficamente los desacuerdos.
Estas expresiones legítimas del descontento social son muchas veces infiltradas por activistas que buscan crear caos y mayor desconfianza, de esos infiltrados se acusan mutuamente los sectores de extrema derecha y extrema izquierda y hay sectores radicales que no dudan, como algún periodista de claro pensamiento derechista, en razonar conspirativamente advirtiendo que se trata de la «expansión del castrochavismo» y el Foro de Sao Paulo como única razón para explicar el inconformismo de la población, tachar de comunista a los que piensan diferente sigue siendo un arma poderosa entre nosotros.
Mientras tanto en nuestros pueblos y veredas el campesino está ahí, con su pobreza, olvidado y en medio del fuego cruzado del cual siempre será víctima y muchas veces desplazado hacia una ciudad que lo recibirá no como una víctima sino como una amenaza, gracias a la aporofobia que nos consume y a la falta de caridad con nuestros hermanos.
La sociedad y su clase dirigente tenemos la oportunidad de demostrar que el interés por ayudar a los necesitados, disminuir la pobreza, acabar con la inequidad, construir un mejor país con excelente educación, salud y prosperidad no es solo campaña política ni puro cuento. Hay que gobernar para todos pobres y ricos.”
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Dn ALVARO RAMIREZ PRIETO
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE