CAPÍTULO CXXXIIII
Aquí les traemos el TEXTO que nos sugiere HOY el PADRE LUIS FERNANDO MUNERA SJ…para nuestros CAFÉS dominicales,pensàndo en la GENTE; las que pueden ser PARTE del ENCIERRO ABIERTO que les aportamos …
Y como diria MONSEÑOR ENRIQUE SARMIENTO ANGULO vamos directo a…
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“Los otros muertos
La crisis mundial del Coronavirus Covid-19, que para el día en que se escriben estas líneas (21 de marzo) ya cobraba, según la base de datos de la Universidad John Hopkins, 13.048 muertos en el mundo;y a la FECHA de HOY es ampliamente SUPERADA;ha puesto a prueba la capacidad de las autoridades y los ciudadanos para enfrentar algo que no conocíamos: una pandemia de orden mundial.
Las imágenes de Europa son desgarradoras, con los servicios de salud completamente desbordados, enfermos a quienes no se puede dar la atención adecuada y, en algunas ciudades, la capacidad, incluso, de disponer adecuadamente de los cadáveres. No es la primera vez que nuestra civilización vive epidemias, pero nunca antes había tocado simultáneamente a todos los continentes.
La aldea global ha transformado la industria y el comercio, podemos comunicarnos “en tiempo real” con cualquier lugar del mundo, la tecnología es parte indispensable de nuestras vidas. Este mundo en que vivimos está lleno de fascinantes avances, pero, de un golpe, tomamos consciencia de nuestros límites, de la fragilidad de la vida humana, de que la destrucción de nuestra casa común tiene consecuencias devastadoras.
El gobierno colombiano ha tomado una medida de cuarentena para evitar la propagación rápida del virus. En esto, ha seguido el parecer de los expertos y la experiencia internacional acumulada en estos meses, parece la decisión correcta.
Es posible y deseable que, gracias a estas medidas, el contagio sea menos acelerado y que los servicios de salud puedan contener la situación y controlar el número de fallecidos por las complicaciones que se derivan de la enfermedad.
Guardar la cuarentena será un reto de cultura ciudadana y solidaridad. Es necesario incomodarse y perder la libertad de movimiento en aras de un bien común y mayor. Estamos renunciando al sacralizado derecho liberal a la libertad en aras del bien común. El mundo nos está pidiendo cambiar la mente y el corazón, si queremos sobrevivir a nosotros mismos como especie.
Estas medidas son duras y los responsables de tomarlas tienen una grave responsabilidad. La cuarentena implica detener muchos sectores de la economía y esto tienen consecuencias en muchos sectores de la población. El impacto económico es de orden mundial, pero también de orden nacional y local y tardaremos mucho en recuperarnos.
Si el desarrollo exige justicia y solidaridad, las crisis aún más. Es deseable que muchas personas no mueran del Coronavirus pero, lamentablemente, es posible que muchos mueran de hambre como consecuencia de esta epidemia y su control.
Según el DANE, la tasa de trabajo informal en Colombia se ubica en el 47,7%. Esta población no goza de las condiciones de seguridad social en su trabajo y si le sumamos los trabajadores independientes y las profesiones liberales, hay una gran cantidad de colombianos sin respaldo en una situación de crisis como esta.
Todos conocemos los vendedores ambulantes, nos topamos en los semáforos con actores de circo de fortuna, vendedores improvisados o gente que simplemente deriva su sustento de pedir una moneda. En nuestras calles se venden toda serie de artículos, snacks e incluso alimentos preparados. ¿Qué va a pasar con estas personas, mientras los ciudadanos con capacidad de compra se quedan resguardados en sus casas?
El Coronavirus dejará a su paso muchos muertos invisibles, anónimos, víctimas del hambre o la desnutrición o porque su condición general de salud los ha hecho incapaces de resistir a alguna enfermedad.
El mundo y la humanidad nos piden a gritos que seamos más austeros, que aprendamos a vivir más lentamente, con menos, volviendo a las cosas más sencillas y fundamentales: compartir la mesa, un rato de juego en familia, hacer rompecabezas, leer, amasar plastilina, qué se yo.
Pero, si queremos estar a la altura de la humanidad y responder a esta gran crisis social y ambiental, como la llama el Papa Francisco, tenemos que escuchar el grito de los pobres. La humanidad nos pide ser más empáticos, sensibles y solidarios. Estamos muy preocupados porque el país no tiene suficientes respiradores mecánicos y tenemos razón, pero también hay a nuestro lado gente que verá perder su empleo, que no tendrá ingresos por varias semanas, que no hallará donde “rebuscarse” su sustento, muchas personas necesitadas de lo más básico y simple: agua y alimento.
Necesitamos seres humanos capaces de dejarse tocar el corazón, es en estos momentos, cuando todos nos sentimos vulnerables e impotentes cuando surge la verdad de nuestra humanidad: solidaridad o egoísmo, esperanza o desolación.”
Definitivamente su alma ACADÉMICA aflora para compartir con PROPIOS & EXTRAÑOS…
Para completar este momento una ORIGINAL pieza de COMUNICACIÓN…
Recapacite y síganos aquí o en…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Padre LUIS FERNANDO MUNERA
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE