CAPÍTULO CXXXVII

Pensando en nuestro COLECTIVO de AUTORES especiales que nos permitan abrirles las puertas a sus CONCEPTOS , es aquí donde Monseñor FROILÁN CASAS ORTIZ , OBISPO de NEIVA …quien se hizo un espacio como PENSADOR cercano  a la GENTE…y HOY nos deja sus CONCEPTOS para compartírselos…

”RELIGIONES DE LA PROSPERIDAD

Frente a esta pandemia que tiene postrada a la humanidad del COVID 19, ¿qué podrán decir los discursos de las llamadas religiones de la prosperidad? Este tipo de retórica en donde prima la pasión a la razón, encuentra un terreno abonado en la cultura de las sociedades de consumo, donde el tener es leído como “bendición del Señor”. Aquí sí que tiene éxito el mercadeo de la Palabra de Dios. Cristo resulta el “mejor producto” de las ventas. En estos movimientos religiosos, el departamento de mercadeo es la clave del éxito. Se tiene una habilidad asombrosa para tener cautivos a los oyentes; tales predicadores tienen una creatividad impresionante para mover los sentimientos de los oyentes que con los “testimonios” de los “hermanos”, al manifestar haber tenido jugosas utilidades financieras, después de haber dado una buena parte de sus bienes por la causa, incita a todos los presentes a desprenderse de sus bienes y entonces: ¡Gloria a Dios! Cada uno, a cual más, ofrecer diezmos y dádivas; sí, mañana se multiplicarán como una pirámide que en forma de espiral va creciendo gigantescamente y las arcas de los predicadores se llenan a granel. El secreto es tocar la zona más sensible del ser humano. Si hay en algo en que es ingenuo el hombre de la postmodernidad, en esta “modernidad líquida” como la llama el sociólogo polaco, Sygmunt Bauman, es la zona de sus sentimientos religiosos. Además, con la ignorancia de fe de la gran mayoría de los oyentes, pues ni hablar; el éxito es rotundo. En una sociedad de consumo y su modelo son los Estados Unidos, -por algo de allí vienen los discursos de los predicadores de la prosperidad- y que llegan como anillo al dedo a nuestra cultura arribista que ve en los países del Norte el ejemplo del éxito y felicidad. Pareciera que los mencionados predicadores hubiesen sido adiestrados en escritos como: Tus zonas erróneas del sicólogo norteamericano Wayne Dyer, -estrategias para controlar las emociones- o, Cómo ganar amigos del también estadounidense Dale Carnegie, -obra que ofrece unas tácticas para lograr éxito en la vida, sobre todo en la vida de los negocios-. Ante la cruda pandemia del terrible coronavirus que tiene postrada a la humanidad, ¿dónde cabe un discurso del éxito en los negocios? Me pregunto: ¿qué eco tendrán tales palabras ante un público que se ha quebrado financieramente, que está padeciendo hambre?; ¿dónde apareció la acción misericordiosa de la membresía ante la embestida del nefasto virus? Por favor, que no nos venga otro tipo de discurso marcado por las lecturas fundamentalistas e integristas de la Biblia, para achacarle a Dios la vara justiciera de la cólera divina. Permítanme recordar que para interpretar la Sagrada Escritura no basta saber leer y escribir; la verdadera exégesis de los textos sagrados, exige la crítica textual que es todo un estudio que supone un amplio conocimiento de las lenguas originales de los relatos y el conocimiento de los llamados géneros literarios, entre otras cosas. ¡Ah, la ignorancia es atrevida! Lo grave es que como reza el proverbio latino: stultorum infinitus est numerus = es infinito el número de tontos o estúpidos. Así es: los charlatanes tienen éxito cuando encuentran un público vacío espiritualmente y con unos deseos desbordantes de triunfar en la vida bajo el parámetro del dinero. En ese esquema, ¿cómo se triunfa en la vida? Pues, obteniendo muchos ingresos pecuniarios. El hambre, la enfermedad, la miseria, la orfandad, no son los mejores escenarios para que calen tales discursos. El caos y la desolación que está dejando la expansión del fatídico virus nos deja a todos atónitos. La retórica del deja de sufrir, queda sin argumentos ante una población acongojada por la pobreza, el hambre y la miseria. Por favor, la Palabra de Dios reprueba con severidad la comercialización del Evangelio. La Iglesia Católica combate una permanente tentación de hacer “negocio” con la Palabra, pecado horrendo que se le denomina simonía, recordando a Simón el mago, quien pretendió “comprar” al apóstol Felipe el don del Espíritu Santo, Hch 8, 9-24. ¡Ay de aquellos traficantes de la sangre de Cristo o de la Palabra de Dios! Por favor: que no se aproveche el vacío de Dios y la necesidad de espiritualidad para mercadear a Jesucristo.”

Es TREMENDA PLUMA,con toques IRÓNICOS,,que hacen PENSAR…cosa que en los TIEMPOS que corren no es nada malo…

O será como este EJEMPLO…

Recapacite y síganos aquí o en…

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LOS DIALOGANTES DE HOY

MONSEÑOR FROILÁN CASAS ORTIZ


ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.

FOTOS : ARCHIVO PERSONAL DEL OBISPO
DE NEIVA