CAPÍTULO CLXII.
CONTINUANDO…con la HOMILIA que tanto diò que hablar cuando el ÚLTIMO DOMINGO 4 de ABRIL nuestros amigos de CARACOL TV, emitieron la MISA de RESURRECCIÓN PASCUAL de S.E el NUNCIO APOSTÓLICO en COLOMBIA Mons. LUIS MARIANO MONTEMAYOR que de manera VISIONARIA puso algunos tema IMPORTANTES en la realidad nacional CAFETERA y MUNDIAL ; a las que el SANTO PAPA avalò en estos días; sumado a Mons.ENRIQUE SARMIENTO ÁNGULO quien decidió decidió dejar como POSTRE esta PARTE 2 que ahora les acercamos para vuestro análisis…
¨Dijo S.E. el NUNCIO APOSTÓLICO Mons.LUIS MARIANO MONTEMAYOR en la HOMILIA de PASCUA …
PARTE 2,
Jesús no nos quita nuestros límites humanos, nos ayuda, por la fe en Él, a comprenderlos y vivirlos en un modo nuevo, divino. Incluso nuestro límite último, nuestra muerte, que no es la negación de nosotros mismos, sino el lugar de un nuevo encuentro con Aquel que nos ha amado desde la eternidad. Porque es verdad que Dios nos ha creado por amor y para amar. Nos ha pensado, nos ha llamado por nombre desde siempre, para que estemos unidos a él en una comunión de vida (Dt 30,20), una vida que es participación en su amor infinito. Nosotros, en cambio, y este es el verdadero drama humano, no hemos creído en ese amor de Dios y le hemos vuelto la espalda a nuestro Padre del cielo. Ese es el drama de que nos habla toda la Biblia. Jesús ha venido al mundo para deshacer el engaño en el que la Serpiente antigua nos ha hecho caer. Jesús ha venido al mundo para despertar en nuestros corazones el recuerdo de ese amor primero, que hemos obstinadamente olvidado. Jesús ha venido como el Buen Pastor para buscarnos en todos los lugares a dónde nos ha llevado nuestro alejamiento de Dios. Él ha ido a buscarnos hasta en el Calvario mismo, hasta en el madero de su cruz, para que cada uno de nosotros pudiese ver “cuánto ha amado Dios al mundo, hasta entregarle a su Hijo Primogénito” (Jn 3,16), y para que, conociendo ese amor extremo de Dios, pudiésemosparticipar de la potencia de vida divina, que es más fuerte que la muerte. Quien responde en la fe a ese amor extremo de Dios, amando también a sus hermanos, “ya ha pasado de la muerte a la vida; quien en cambio no ama, permanece en la muerte” (1 Jn. 3, 14). ¡Ese es el misterio de la Pascua que anunciamos y celebramos hoy!
Hace pocos días, en su peregrinaje de oración y solidaridad a la llanura de Ur, durante su visita a Irak, el Papa Francisco nos decía, refiriéndose al camino de nuestro Padre en la fe, Abraham, que “También nosotros estamos ante un camino escarpado, pero necesitamos, como el gran patriarca, dar pasos concretos… También nosotros, para seguir adelante, necesitamos hacer juntos algo bueno y concreto. Este es el camino, sobre todo para los jóvenes, que no pueden ver sus sueños destruidos por los conflictos del pasado. Es urgente educarlos en la fraternidad… Es una auténtica emergencia; será la vacuna más eficaz para un futuro de paz.”
¡Cristo es la luz de los hombres y el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios! (Jn 3,21). El Papa Francisco nos ha recordado durante todo el año pasado que este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y somos como unos remeros que viajan en una misma barca, y tiene que estar unidos para afrontar todos los males que la pandemia ha agravado. Este no es el tiempo del egoísmo, porque eldesafío que enfrentamos no hace acepción de personas, nos afecta a todos. Procuremos entonces que a nuestros hermanos y hermanas más débiles no les falten los bienes de primera necesidad, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria. Este no es tiempo de la división. Que quienes tienen responsabilidades para cesar los conflictos que nos atormentan desde hace ya tantos años, tengan también la valentía de adherir a un alto el fuego humanitario, unilateral e inmediato, en todos los rincones de nuestra querida Colombia. Que se acaben los sufrimientos de las poblaciones confinadas en el Chocó. Que termine la esclavitud vergonzosa de los reclutamientos de adolescentes y niños. ¡Que cese el derramamiento de toda sangre inocente! Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas, como el de los colombianos desplazados por la violencia o el de los migrantes venezolanos que huyen de una crisis insoportable.El Papa Francisco nos dice una vez más que “las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso”.
Ánimo entonces hermanos míos, si Cristo nos ha amado tanto y ha resucitado, es posible mirar con confianza cada hecho de nuestra existencia, incluso los más difíciles, llenos de angustia e incertidumbre. Que esta buena noticia resuene hoy en nuestros hogares y en nuestros corazones. Que esta certeza animeespecialmente a aquellos que se enfrentan a grandes sufrimientos y dificultades. ¡Así sea!¨
Y si de algo estamos SEGUROS es que tenemos un forma DISTINTA de ver la REALIDAD, aquí va una CERCANA a ella…
Se lo ANTICIPAMOS… Tenemos FORMAS diferentes de OBSERVAR la REALIDAD…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
S.E el NUNCIO APÓSTOLICO Mons.LUIS MARIANO MONTEMAYOR
Mons.ENRIQUE SARMIENTO ANGULO
FOTOS :ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.