De la ENCÍCLICA del PAPA (e) BENEDICTO XVI… HOY este APARTADO…

 

Dice el PAPA (e) BENEDICTO XVI..:

¨A más de cuarenta años de su publicación, la relectura de la POPULORUM PROGRESSIO insta a permanecer fieles a su mensaje de caridad y de verdad, considerándolo en el ámbito  del  magisterio  específico de Paulo VI y, más en general, dentro de la tradición de lo doctrina social de la iglesia. (C.V 10)”

CAPITULO PRIMERO

EL PROGRESO ES UNA VOCACIÓN…

16. La vida del hombre es una vocación

a. El progreso es una vocación

En la Populorum Progressio, Pablo VI nos ha querido decir, ante todo, que el progreso, en su fuente y en su esencia es una vocación: «En los designios de Dios, cada hombre está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocación Esto es precisamente lo que legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo.

Si el desarrollo afectase solo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al sentido de su caminar en la historia ¡unto con otros hermanos, ni al descubrimiento de la meta de este camino, la Iglesia no tendría por qué hablar de él.

Pablo VI, como ya León XIII en la Rerum Novarum, era consciente de cumplir un deber propio de su ministerio al proyectar la luz del Evangelio sobre las cuestiones sociales de su tiempo.

Decir que el desarrollo es vocación equivale a reconocer, por un lado, que este nace de una llamada trascendente y, por otro, que es incapaz de darse su significado último por sí mismo. Con buenos motivos, la palabra vocación aparece de nuevo en otro pasaje de la Encíclica.

b. Un verdadero humanismo

«No hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre al Absoluto en el reconocimiento de una vocación que da la idea verdadera de la vida humana» (P.P. 42). Esta Visión del progreso es el corazón de la Populorum Progressio y motiva todas las reflexiones de Pablo VI sobre la libertad, la verdad y la caridad en el desarrollo. Es También la razón principal por la que aquella Encíclica todavía es actual en nuestros días.

17. El desarrollo humano supone la libertad responsable

a. La vocación requiere una respuesta libre

La vocación es una llamada que requiere una respuesta libre y responsable. El desarrollo humano integral supone la libertad responsable de la persona y los pueblos: Ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana.
Los «mesianismos prometedores, pero forjados de ilusiones» basan siempre sus propias propuestas en la negación de la dimensión trascendente del desarrollo, seguros de tenerlo todo a su disposición. Esta falsa seguridad se convierte en debilidad, porque comporta el sometimiento del hombre, reducido a un medio para el desarrollo, mientras que la humildad de quien acoge una vocación se transforma en verdadera autonomía, porque hace libre a la persona.

b. El hombre artífice de su éxito o fracaso

Pablo VI no tiene duda de que hay obstáculos y condicionamientos que frenan el desarrollo, pero tiene también la certeza de que «cada uno permanece siempre, sean los que sean los influjos que sobre él se ejercen, el artífice principal de su éxito o de su fracaso».

Esta libertad se refiere al desarrollo que tenemos ante nosotros pero, al mismo tiempo, también a las situaciones de subdesarrollo, que no son fruto de la casualidad o de una necesidad histórica, sino que dependen de la responsabilidad humana. Por eso, los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acentos dramáticos, a los pueblos opulentos. También esto es vocación, en cuanto llamada de hombres libres a hombres libres para asumir una responsabilidad común.

c. Libre desarrollo

Pablo VI percibía netamente la importancia de las estructuras económicas y de las instituciones, pero se daba cuenta con ihual claridad que la naturaleza de estas era ser instrumentos de la libertad humana. Solo en un régi17. El desarrollo humano supone la libertad responsable

a. La vocación requiere una respuesta libre

La vocación es una llamada que requiere una respuesta libre y responsable. El desarrollo humano integral supone la libertad responsable de la persona y los pueblos: Ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana.
Los «mesianismos prometedores, pero forjados de ilusiones» basan siempre sus propias propuestas en la negación de la dimensión trascendente del desarrollo, seguros de tenerlo todo a su disposición. Esta falsa seguridad se convierte en debilidad, porque comporta el sometimiento del hombre, reducido a un medio para el desarrollo, mientras que la humildad de quien acoge una vocación se transforma en verdadera autonomía, porque hace libre a la persona.

b. El hombre artífice de su éxito o fracaso

Pablo VI no tiene duda de que hay obstáculos y condicionamientos que frenan el desarrollo, pero tiene también la certeza de que «cada uno permanece siempre, sean los que sean los influjos que sobre él se ejercen, el artífice principal de su éxito o de su fracaso».

Esta libertad se refiere al desarrollo que tenemos ante nosotros pero, al mismo tiempo, también a las situaciones de subdesarrollo, que no son fruto de la casualidad o de una necesidad histórica, sino que dependen de la responsabilidad humana. Por eso, los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acentos dramáticos, a los pueblos opulentos. También esto es vocación, en cuanto llamada de hombres libres a hombres libres para asumir una responsabilidad común.

c. Libre desarrollo

Pablo VI percibía netamente la importancia de las estructuras económicas y de las instituciones, pero se daba cuenta con ihual claridad que la naturaleza de estas era ser instrumentos de la libertad humana. Solo en un régimen de libertad responsable puede crecer de manera adecuada.

Cualquier parecido con la REALIDAD es mera COINCIDENCIA…

Aún se recuerda el CONCEPTO inspirador de la ENCÍCLICA que tanto APORTA …

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