CAPÍTULO CCXXV
Llega el momento de la cálida charla con un CAFÉ que inmortaliza MOMENTOS que la vida te REGALA si es que quieres aceptar esos REGALOS… y como no hacerlo si Mons. ENRIQUE SARMIENTO ANGULO nos deja ese ida y vuelta donde; gracias Dios; las NEURONAS se entremezclan con los aromas de un exquisito aroma del CAFÉ de COLOMBIA; mucho más que una marca INSIGNIA; un verdadero compañero de TERTULIAS…
En la de HOY comentando una NOTA de ese maestro EDITORIAL Dn JORGE FONTEVECCHIA, FOUNDER & CEO de la EDITORIAL PERFIL de BUENOS AIRES de una ARGENTINA que no escapa a una realidad mundial, válida para una COLOMBIA también separada por una BRECHA de muchos años e impregnada de un CAOS digna de la macondiana pluma del GABO…Quien nos presenta al ARZOBISPO de BUENOS AIRES así …
—Además de ser arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, sos el primado de Argentina, tenés un grado de primacía sobre los demás obispos del territorio nacional. ¿Qué te pasó cuando te enteraste de que fuiste nombrado, y a una edad bastante joven, para ese cargo?
—El 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, para mí es significativa la fecha, porque yo me formé en el seminario y fui miembro del clero de San Isidro durante 20 años, me llama el nuncio apostólico, que es el embajador del Papa en la Argentina, y me dice: “¿Usted está en Buenos Aires?”. “No –le digo–, estoy en Río Gallegos”. Y él respondió: “Necesito que viaje; tengo algo muy importante que decirle”. Uno enseguida sigue teniendo esa mente adolescente y dice: “Qué macana me mandé, algo debo haber hecho”. Viajé al día siguiente a Buenos Aires, se imaginan lo que me salió el pasaje, son muy caros.
“El encuentro con la persona de Jesús es lo que nos tiene que movilizar, lo que nos tiene que apasionar”
—De un día para otro, más.
—De un día para el otro; de Río Gallegos a Buenos Aires son tres horas de viaje. Así que tuve tiempo para pensar cuál era la macana que me había mandado, pero no la encontraba. Mis padres viven en Florida, en Vicente López; me tomé el 130, me bajé unos minutos antes, caminé por la zona de la Nunciatura, pasé por mi colegio primario, comúnmente conocido como Colegio Cinco Esquinas, la escuela número uno es Domingo Faustino Sarmiento, y allí fue cuando… Cuento esto porque fue como volver a mis primeros pasos, a mi infancia, y dije: “Evidentemente algo importante me van a decir”. Y quizá como un niño confiado, toqué el timbre de la Nunciatura y el nuncio me dijo que el Papa me había nombrado arzobispo de Buenos Aires. Me emocioné mucho y me puse a llorar. Como les decía antes, soy medio llorón, y me dice si quería pensarlo, y dije que no, que siempre a la Iglesia todas las propuestas que a mí me había hecho le había dicho que sí, así que volvía a apostar, que les agradecía mucho al Santo Padre y a la Iglesia. Ahí me acordé de esta escena que comentaba, cuando a Pedro lo elige Jesús para ser pescador de hombres, y le dice a orillas del lago: “Tú sígueme”. Pedro responde: “Aléjate de mí, que soy un pecador”. Jesús sabe mi fragilidades, sabe que soy vulnerable, siempre digo que la vulnerabilidad es esencial a los seres humanos, está bueno recordar que somos todos frágiles, todos heridos, porque es el modo de pensar que si yo ando por la vida tratando de curar mis heridas, seguramente el otro también está tratando de curar sus heridas por la vida, y nos vamos a tratar mejor entre nosotros. Salí de la Nunciatura y dije, para dónde camino, había un sacerdote muy amigo que me estaba esperando a unas cuadras, me desahogué con él.
—Tenés 55 años, o sea que pudieras estar en tu cargo veinte años, hasta los 75, normalmente no es una edad para ser el primado y arzobispo de Buenos Aires. ¿Cómo imaginás tu vida en los veinte años en ese cargo?
—Lo primero que pensaba era algo que recordé el otro día en un encuentro. Hay un dicho popular que dice: “La pipa deforma la boca”, que quiere decir cuidado con acostumbrarse mucho porque uno puede enquistarse y desvirtuar un poco la misión. Sinceramente, lo que primero pediría es que todos los días me sorprenda la vida. A Francisco le gusta hablar del Dios de las sorpresas, que sean veinte años en los que Dios me sorprenda. Tampoco que haga de mi tiempo como arzobispo una montaña rusa, porque sería difícil de sostener, pero sí que pensando proyectos pastorales, líneas pastorales, el encuentro con la gente, este Dios vivo, este Dios que es novedad, como también decía monseñor Romero, me sorprenda. Justamente para que no me achanche, para que no me gane la fiaca espiritual, que no me quede aferrado al sillón o al puesto. Que todos los días recuerde que el poder es servicio y que estoy prestando un servicio a la Iglesia. Siempre les digo a mis amigos, a mi familia y a la gente de la parroquia en la que estuve: “Ustedes me conocieron como hijo, como vecino, como hermano; no permitan que me traicione, que me transforme en algo que el Papa advierte a los obispos, y es en un príncipe de la Iglesia. Yo soy Jorge, soy hermano, soy vecino. Hoy tengo una responsabilidad muy grande que quiero asumirla con humildad, con mucha alegría, con mucha libertad. Pero insisto, que a lo largo de los veinte años Dios me siga sorprendiendo para que el día que me toque dejar el lugar de arzobispo a otro diga, “todo bien, ya está”. Yo fui un párroco muy feliz, entonces sueño con que quizás a los 75 años pueda estar mis últimos años con gente de una parroquia de barrio.
“A Messi lo hemos puesto en la trituradora de carne, hasta que nos demostró que era buen jugador de fútbol”
En estos APARTES con APORTES este ARZOBISPO nos pinta el sentir de un PASTOR en SERIO.
“—Vos le trajiste al padre Dri algo del Vaticano. Contanos un poco esa historia.
—Esa historia, otra anécdota. Ahora lo estoy pensando y estoy relacionándolo con aquella hoja de repollo morada.
—Querías ver si era otra evidencia sensible.
—Cuando yo fui a buscar el palio, que es este símbolo que usan los arzobispos, que tiene que ver con este símbolo del pastor en comunión con la figura de Pedro, con el Papa. Cuando me voy, el Papa me dice: “Llevale este sobre al padre Luis”, y me da un sobre escrito a mano por él. Yo siento que adentro hay como si fuera un trapo y pensé, será un pañuelo. En un momento dije, será alguna reliquia de algún santo que quiere el Papa regalarle a Dri, no sé. Me dice: “No hay apuro”. El día que sale el nombramiento del padre Luis, esto fue un domingo, el Papa me llama y me dice: “¿Cuando le llevás el sobre al padre Luis?”. Le respondo: “Voy el martes, porque todavía estoy en Río Gallegos, viajo el martes a Buenos Aires”, y me dice: “Cuando vayas, que lo abra, lo que le estoy mandando es un solideo rojo, que es el símbolo del cardenal y ponele el gorrito, el solideo rojo”. Así que cuando llegué a Buenos Aires y lo fui a ver al padre Luis, le puse el gorrito rojo, el solideo rojo en la cabeza. Así que ahora estoy uniendo…
“Los pobres han sido mis mejores maestros en la vida; por lo tanto, para mí es muy importante escucharlos”
—¿Cuál es el mensaje de hacer a un párroco cardenal a los 96 años?
—En realidad, un mensaje para la Iglesia. Básicamente, en primer lugar, para los curas. Un hombre sencillo como Luis, un hombre pastor, que encarna la misericordia de Dios. Como dice el Papa Francisco: “Dios es más grande que todos nuestros pecados, su amor es mucho más grande”. Por eso el Papa nos propone hacer la revolución de la ternura, y Luis, con sus 96 años, con sus achaques, hace la revolución de la ternura. Sus abrazos son los abrazos de Dios; lo he experimentado en mi propia vida. Un hombre que tiene capacidad de escucha en un mundo en el que todos hablamos y nos queremos imponer, él escucha. Un hombre que tiene la sabiduría que le dan los años y que le ha dado la vida. Al mismo tiempo, un hombre que tiene un corazón de niño, Luis se sabe reír, disfruta de las anécdotas que uno le cuenta, un hombre que no es ni quejoso ni apesadumbrado. Ha tenido enfermedades, y las tiene, y debe ser difícil sobrellevar la carrocería de 96 años. Pero le digo: “¿Cómo estás?”. “Cada vez mejor”, me contesta. En ese sentido, nos muestra el mensaje, es un pastor. En segundo lugar, intento reflexionar, así como existe el concepto de justicia social, me gusta hablar de misericordia social. Creo que nos debemos dar entre los hombres y mujeres otra oportunidad. Poder tratarnos bien, reconciliarnos, sanar las heridas que llevamos en el corazón y en el alma y que tenemos como sociedad. Algunos me lo van a escuchar muchas veces, cuando yo tenía veintipico de años, en un accidente doméstico, me corté la pierna quince centímetros y cinco para adentro, me cosieron, pero al mes no podía caminar, estaba con muletas, entonces tuve que que ir al hospital a ver qué pasaba. El médico me tuvo que abrir la herida y había un montón de sangre coagulada y me dijo: “Esta herida no drenó”. Me limpió la herida y me dijo: “No la puedo volver a cerrar, no puedo volver a coser”. Entonces le pregunté: “¿Y cómo va a cicatrizar esto?”. Me dijo: “Todos los días lavás la herida y le pones azúcar”. Así fue. Hoy me veo la herida, ya no es herida, es cicatriz, no me duele, y cerró bien. El secreto, el azúcar. Entiendo que las heridas sociales y las heridas del alma no se curan con azúcar, pero sí con dulzura, con ternura, con buen trato. Y en ese sentido, creo que el padre Luis es un paradigma de todo esto que hablamos. El Papa en el año 2015 convocó al Año de la Misericordia, e insiste con esto, hacer de esto de la misericordia ya no solamente algo entre las personas, misericordia tiene que ver con que la miseria del otro conmueve mi corazón, del mismo modo que la miseria de los seres humanos conmueve el corazón de Dios, y tanto lo conmueve que nos entrega a su Hijo en la cruz por amor.”
Para que quede CLARO cuál es el sentir del PONTIFICADO de S.S. el PAPA FRANCISCO…
“—Hay algo que la historia no nos enseña, que es tener un Papa argentino. Mencionabas que muchas de las críticas que recibiste al inicio, eran al papa Francisco. De acuerdo al Evangelio de San Lucas, la frase “nadie es profeta en su tierra” es atribuida al propio Jesús, después de haberse preparado durante 40 días en el desierto, regresó a su pueblo, leyó las Escrituras en la sinagoga, y anunció su cumplimiento. Los asistentes que lo conocían desde pequeño, tomaron sus palabras como una herejía, y lo llevaron para tirarlo al despeñadero. Tras el episodio, Jesús dijo esa frase y escapó de la multitud enardecida, ¿qué punto de contacto encontrás con el papa Francisco, que genera tanta controversia en su propio país, cuando en muchos otros es mucho más querido todavía?
—Creo que los argentinos a Bergoglio no lo dejamos ser Francisco, esa me parece que es la bisagra que une este evangelio con la realidad del Papa. A Bergoglio no lo dejamos ser Francisco. Cuando uno ha podido compartir un poco más con él, y toma dimensión de lo que significa su figura en el mundo, uno por lo menos queda como molesto decir, dejémoslo a Francisco y disfrutémoslo, que seamos capaces de leerlo a él, de escucharlo a él, no a sus pseudo intérpretes. Que podamos tomar dimensión de lo que significa hoy tener un papa que ha podido estar en Irak, junto con líderes religiosos del mundo árabe convocando a la paz. Que podamos pensar en Papa Francisco, dirigente mundial que ha estado en el Capitolio. Ahora está yéndose a Mongolia, que ha podido convocar más de 1 millón de jóvenes en Lisboa con un mensaje contundente en el que le dijo a los jóvenes, “en la Iglesia tiene que haber lugar para todos, y cuando digo todos es todos”, dejando sus papeles de lado porque entendía que por el calor por un lado, y por otro lado por la empatía que lograba con los pibes, lo mejor eran consignas claras y fuertes. ¿Qué discutimos acá en Argentina? Tiene un problema de la vista y por eso no pudo leer el discurso. Nos quedamos en la chiquita, nos quedamos pensando si le sonríe o no al presidente de turno o cuánto tiempo le dedicó a uno o al otro. Evidentemente creo que es un tema que tenemos los argentinos más allá de Francisco. De todo nos creemos que sabemos. En época de Mundial, lo vivimos el año pasado, todos éramos referí de fútbol y casi que dábamos consejo a Scaloni, sobre quién tenía que salir, quién tenía que entrar para que Argentina salga campeón. A Messi lo hemos puesto en la trituradora de carne, hasta que nos demostró que era buen jugador de fútbol, se la teníamos jurada hasta que nos saque campeones. Somos muy crueles con nosotros mismos. Creo que es una cuestión, casi diría, que es una combinación de nuestras naturalezas. Algunos dicen, esto de ser italianos con apellido español, esa combinación parece que en ustedes se ha tornado un poco explosiva. No lo sé. No le encuentro mayores razones, lo que hago simplemente es un diagnóstico de lo que experimento. En elecciones somos todos políticos avezados que sabemos lo que tenemos que votar, cuando estamos en crisis económica, que es una cuestión crónica en la Argentina, todos somos economistas y sabemos cómo se resuelve la cuestión de la inflación. En la época del Covid, todos sabíamos qué vacuna había que darse, si de este laboratorio o de aquel otro, cuando no teníamos aprobado ni una materia de química. Es muy difícil ser argentino, casi diría como con Mafalda, en un momento, Mafalda abre los brazos y mira al cielo y dice, “justo a mí me tocó ser yo”, justo a nosotros nos tocó ser argentinos. “
Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.
En fin una muy EMOTIVA entrevista que sirve para ilustrar el sentir de una IGLESIA que después de recibir la providencia de un PAPA como FRANCISCO sigue APORTANDO en SALIDA.
Y si logramos que quiera conocer más a este NOBLE PASTOR para nada príncipe, aquí va lo entrevista completa…
CON JABÓN…! NO COMO PILATOS PORFIS