De la ENCÍCLICA del PAPA FRANCISCO
“ DILEXIT NOS “
“7. Como metáfora, me permito recordar algo
que ya narré en otra oportunidad: «
Para carnaval, cuando éramos niños, la abuela nos hacía galletas, y era una masa muy liviana, liviana, era liviana esa masa que hacía. Luego la ponía en el aceite y la masa se inflaba, se inflaba, y cuando la comíamos estaba hueca. Esas galletas en el dialecto se llamaban “mentiras”. Y era precisamente la abuela
quien nos explicaba la razón de ello: “estas galletas son como las mentiras, parecen grandes, pero no tienen nada dentro, no hay nada verdadero allí; no hay nada de sustancia”
5
Homilía durante la Santa Misa, Domus Sanctae Marthae
(14 octubre 2016): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua
española (21 octubre 2016), p. 9
8. En lugar de procurar algunas satisfacciones
superficiales y de cumplir un papel frente a los
demás, lo mejor es dejar brotar preguntas decisivas: quién soy realmente, qué busco, qué sentido quiero que tengan mi vida, mis elecciones o mis acciones; por qué y para qué estoy en este mundo, cómo querré valorar mi existencia cuando llegue a su final, qué significado quisiera que tenga todo lo que vivo, quién quiero ser frente a los demás, quién soy frente a Dios. Estas preguntas me llevan a mi corazón.
Volver al corazón
9. En este mundo líquido es necesario hablar
nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis; allí donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones. Pero nos movemos en sociedades de consumidores seriales que viven al día y dominados por los ritmos y ruidos de la tecnología, sin mucha paciencia para ha-
cer los procesos que la interioridad requiere. En la sociedad actual el ser humano «
corre el riesgo de perder su centro, el centro de sí mismo
».6 «
El hombre contemporáneo se encuentra a menudo, dividido, casi privado de un princi-
pio interior que genere unidad y armonía en su ser y en su obrar. Modelos de comportamiento bastante difundidos, por desgracia, exasperan su dimensión racional-tecnológica o, al contrario, su
dimensión instintiva ».Falta corazón.
S. Juan Pablo ii, Ángelus (2 julio 2000): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (7 julio 2000), p. 1.Íd., Catequesis (8 junio 1994): L’Osservatore Romano, ed.
Cualquier parecido con la REALIDAD es mera COINCIDENCIA…
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Aún se recuerda el VERSO inspirador recitado otrora en NACIONES UNIDAS…
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