Con dinero se compra la Biblia, pero no la fe. También se compran ropa y zapatos, pero no el estilo ni el glamour. Para evitar mal interpretaciones, esto no es materialismo, es puro sentimentalismo. También quiero que lean más, salven el planeta, coman sano, respeten la naturaleza y las leyes, se ejerciten, hagan el bien, y toda esa cháchara que nos prometemos cada enero.
Sin embargo, como nos vestimos es también un reflejo del amor propio. De la sabiduría popular latina no es irreal destacar el «como te ves te tratan», cuando te sientes bien, igual de bien te proyectas al mundo, y he allí uno de los seductores misterios del poder de la imagen.
Si lo pensamos, son tiempos en que la moda es más elocuente que las palabras, la pinta dice mucho de ti sin que tengas que abrir la boca. Y ya no son tiempos de atribuirle a la moda tantas frivolidades y/o superficialidades, menos cuando las encontramos desde la iglesia hasta la política o en cualquier otra esfera social o industria.
El vestuario inquieta a la humanidad desde que el hombre es hombre. Cuando Eva mordió la manzana, se sintió desnuda y se cubrió por el pudor con una resistente hoja de parra. Seguido del pudor, viene la necesidad del hombre de vestirse para proteger su cuerpo del frío, el calor, de la lluvia, la nieve o el viento.
Una vez el primitivo hombre se reflejó en las aguas de los ríos y vio su melena enmarañada, rostro sucio, y ropajes endebles, empezó a sentir la necesidad de verse bien para saciar la natural vanidad que lo carcome. Así, con el paso del tiempo dejó de vestirse solo por pudor y protección del clima; y empieza a hacerlo por jerarquía, nicho social y vanidad; y logramos identificar los cambios socio-culturales y económicos, las particularidades de la moda y estilo de cada época.
Hoy, desde el más sencillo vendedor de frutas, hasta el político más influyente del mundo, cada cual en su entorno, al levantarse se preguntan ¿qué me pongo?, ni hablar de las mujeres. El hombre se viste para seducir la sociedad a su favor, y el vestuario quiéralo o no, influye notoriamente en ello. Ah, después de todo, importa.
No andas desnudo por la calle, ni en los momentos importantes de tu vida quieres lucir mal. Y sin más cháchara introductoria, estos 10 mandamientos solo tienen el fin de elevar tu índice de estilo aunque sea, un po-qui-ti-co. Veamos:
1. HONRAR a PRADA y a CHANEL pero también te deleitarás con la pronta-moda de ZARA, Forever21, H&M, marcas o diseñadores nacionales, etc. y/o cualquier mercadillo de pulgas con piezas interesantes. Ah, el estilo no te lo garantiza la plata o el elevado valor de una prenda, el que elige es tu ojo.
2. NO pedirás ropa, ni zapatos prestados. Refrán de toda abuela tradicional colombiana: ‘Lo ajeno tiene la pata chiquita’, a lo que agrego, antes muertos que sencillos y es bastante anti-higiénico.
3. A mayor comodidad, menor glamour. Ya usted escoge.
4. Si está en SALE, entre y cómprelo! El que piensa pierde y Dios proveerá. Y aunque amarás las rebajas, dejarás ver tu sueldo de vez en cuando con buenas adquisiciones de estilo (calidad), Algo barato puede llegar a lucir chic, pero lo chic jamás lucirá barato!.
5. No robar del closet ajeno, a menos que sea el de tu mamá o tu abuela. Nadie más! Ni siquiera los hermanos porque en la calle justo frente a tus amigos te desvestirán con frases como: ¿Y esa no es mi blusa?.
6. Comprarás algo de impulso, (aunque no lo necesites). Después de todo, reactivas la economía y estrenar no ha matado a nadie. Y se vale acotar, que es más reconfortante y divertido irse de compras que pagar una cita en el psiquiatra. Consuelo para compradores compulsivos.
7. Santificarás tu estilo pero evolucionarás con él. Nada de ir con permanentes ochenteras, pavas en la cabeza, ni suecos o zapatos blancos como un queso, quema el pantalón de terlenka, regala el blazer negro y la camisa color rojo dulce-abrigo de puños y cuello muy a lo Elvis o Charlie Zaa en pleno 2013; ni ayer, ni hoy. En cuestiones de estilo el Darwinismo también aplica.
8. Vestirás lejos del «Montonera Style». Somos miles de millones en la tierra para ir todos uniformados. Miren, de las tendencias usen la diferencia por ej: la fiebre del neón, la idea no era salir a la calle todos como un kit de resaltadores. No, inclínese siempre por marcar la diferencia.
9. No golpearás la cabeza del prójimo con el bolso Michael Kors en el metro/Transmilenio/MIO?o Bus
10. Tu cuerpo es tu templo, y como dice Aleida: uno no puede escoger la cara con la que nace pero si puede escoger lo que se pone. Por ende, Te abstendrás de caer en el #LoberíaStyle, es decir:
NO usar CROCS (a excepción de que tengas menos de 10 y/o más de 80 años, seas medico de los que antes de los crocs andaban descalzos, seas Chef o manicurista, niñera, u otros oficios varios); tampoco cederás a los tenis con tacón, El ‘Jean’ Sinbolsillos, chancla peluche, nada que diga B.E.B.E. en el busto o trasero (ni en ningún lado), no a la sudadera de peluche, de hecho NADA que tenga peluche.
Dí NO! a ‘La exótica Lycra Hello Kitty’ a juego con ombliguera, en especial atención, si tienes la linda panza tamalera, adiós a la blusa con el mega corazón bordado inspirada en los cariñositos, el largo del short o minifalda tapará lo que te queda de nobleza y sabrás que los leggings no son pantalones. Para los hombres, nada de camisas con dragones, ni águilas en HD a lo norteño style, es decir, muy bordada en alta definición con 500 de Charosky, lentejuelas o taches. Y aunque, tu cuerpo es tu templo y tú decides como decorarlo, evitar hacer de tu estilo un chiste ambulante a nadie le cae mal. Fin del Comunicado.
Amén y Amén!
Hasta la próxima.
Pepa Maria,
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