Retrato de un original macaroni en 1772 – Inglaterra.
»Su vestimenta: el conocido ‘habit a la françoise’ (conjunto a la francesa), definido en la etapa de la moda Luis XIV y convertido en conjunto cortesano por excelencia: camisa, calzón, chaleco, casaca, corbata, tricornio, corbata de encaje y peluca, la cual, a finales del siglo XVIII la moda impone que sea muy alta y, generalmente, de color grisáceo (‘estética de la vejez’)»

Primero fue lunes que martes y el mismo patrón de comportamiento repetitivo en los ciclos de la moda lo han vivido algunos de sus escándalos masculinos.

En común tienen los tres que son o fueron hombres presumidos, vanidosos, cuya inclinación sexual fue cuestionada y sobre todo su facilidad para conjugar el verbo moda. Del dandi su vanidad y mal genio, anteriormente, del  macaroni, su forma de vestir, y el afeminado comportamiento corrió bastantes pelucas en la acartonada Inglaterra del siglo XVIII.

Las primeras manifestaciones del venerado Dandi inglés del siglo XVIII y el metrosexual de la Nueva York del siglo XX tiene origen en Los Macaronis ingleses de finales del Siglo XVII y principios del S. XVIII.

Los estigmas sociales son  un reflejo de la voluntad por desconocer. Crecimos con el azul-niño, rosado-niña. Sin embargo, hoy en el turbulento siglo XXI la mujer va de azul, blazer y pantalones exudando testosterona y los hombres van de rosado exponiendo su lado sensible y femenino.

Opuesto a lo que piensa el cliché de macho latino, algunos estudios del DailyMail han comprobado que los hombres que usan camisas color rosado para trabajar ganan más y están mejor calificados que los que prefieren colores tradicionales, como el blanco o el azul y resultan más atractivos.

Comúnmente, hoy las sociedades endiosan a un hombre tipo alpha, es decir, vanidoso, seguro de sí –rayando en narciso-, atractivo, poderoso y petulante; en otras palabras; un tonto.

Por el contrario, una especie de metrosexual tipo alpha fue objeto de burla y señalamiento social en la Inglaterra del siglo XVIII, ridiculizado en gran parte por la clase trabajadora, pasaron a los libros de historia como los primeros árbitros de estilo y ellos son: los Macaronis. Señoritos pudientes que crearon una controversial tribu urbana para ese entonces y no tienen nada que ver con la popular pasta ‘macaroni & cheese’

Como el pasado justifica el presente, ese fue el primer boom de un manifiesto masculino hacia la estética,  la moda y ademanes netamente femeninos. Hace más de 200 años, hacia 1772, uno de los grandes escándalos socio-sexuales del siglo XVIII en la sociedad inglesa fue la aparición de un hombre, afeminado, extravagante en su hablar y vestir. 

A la izq. joven macaroni, a la der. su padre haciendo mofa del extravagante cambio de look de su hijo. Padres al ver sus jóvenes hijos regresar a Inglaterra con su nuevo afeminado y escandaloso look. Ilustración: WHAT! Is this my son? 1774.

El boom mediático de los metrosexuales del siglo XX fue un fenómeno socio-sexual con un precedente 200 años atrás. Ambos estereotipos coinciden con la aceptación o rechazo social. En el siglo XX, hacia 1994 aparecen en las calles de Nueva York los metrosexuales, hombres que escandalizaron por su alta conexión con su lado femenino y la sociedad cuestionaba su inclinación sexual; entre sus características más destacadas el alto consumo de moda y belleza tanto o más que la mujer promedio y la elevada atención hacia su apariencia física.

Regresando a la burguesa e industrial Inglaterra del siglo XVIII, la tribu urbana de Macaronis ganó notoriedad. Hombres de personalidad ultra-femenina, con un profundo deleite por la moda. Puntualizados como jovencitos bonitos, extravagantes, de familias acaudaladas que habían saltado la corta distancia entre Inglaterra y el resto de la Europa continental en un tradicional viaje sabático llamado El Gran Tour, cuyos destinos predilectos eran Italia y Francia, países que ya vivían un gran florecimiento en materia de estilo y moda masculina.

El origen del nombre macaroni  se le atribuye  a dos sucesos. Primero, y el que más aciertos recibe, durante sus viajes por Italia estaba de ‘moda’ llamar a todo lo que estaba IN ‘very maccherone’  y estos influenciables jovencitos adaptaron esa expresión. Segundo, hace referencia al nombre del particular y diminuto sombrero que se ponían al final de sus gigantescas pelucas blancas.

Macaroni arreglándose, 1775.

No es sorprendente que en la empalagosa y fría sociedad inglesa  la nueva casta de Macaronis, señoritos con ademanes, alta inclinación hacia la moda y lo estético, sus estrafalarias pelucas engomadas con aceite de cerdo, polvos faciales, labial rojo carmesí,  lunares falsos, de tacones y flores en sus zapatos fuera rápidamente  escándalo y comidilla de tabloides. 

 

Para la oprimida clase trabajadora fueron objeto de burla y sinónimo de homosexualidad.  En sí, su aspecto resultó una aberración para la cotidiana y clásica vestimenta del hombre inglés.

 

 

El origen de la palabra macaroni también fue descrito por Giuseppi Baretti  en su libro Easy Phraseology (1775):

M. Cuando un hombre es un perdedor, un hombre de vasto conocimiento, un bobalicón, un tonto, un sujeto vulgar, nosotros (los italianos) los llamamos un macaroni (maccherone).

E. Extraño resulta, que esta palabra haya cambiado tanto en su significado original, lo que en Italia significa un hombre bruto, tonto y tosco, en Inglaterra es un hombre aficionado por los vestidos pomposos y la feminidad.

Posiblemente los Macaronis fueron diez veces más meticulosos que el metro-sexual del siglo XX. Se les atribuye además, ser los antecesores del dandi, quien se burló luego de la excesiva feminidad de los macaronis. El dandi dandy (del inglés dandy) es un hombre sofisticado en el vestir, con amplio bagaje cultural y gusto por la moda; cuya procedencia radica en la burguesía.  Se reconocía  al dandi -opuesto al macaroni- por una personalidad de carácter fuerte y deslumbrado por los nuevos avances que trajo consigo la revolución industrial.  La corriente asociada al dandi se conoce como dandismo, nació en la sociedad  inglesa y sobre todo francesa de finales del siglo XVIII. Con posterioridad se iría expandiendo a otras naciones llevada por personas que habían residido en Londres y sobre todo París. 

Dandy del Siglo XVIII

A lo largo de la historia del vestuario masculino -siglos XVII y XVIII-, Inglaterra e Italia han sido los grandes referentes. En Inglaterra el hombre vestía de forma conservadora y elegante de acuerdo al sitio donde fuera, al trabajo, al campo, a  la corte, entre otros.

Por otro lado, en Italia los hombres eran más vanidosos y empezaron a manifestar un gusto por la moda con la opulencia y el derroche como su bandera de estilo sin importar el entorno que fuesen, lo importante era destacarse y robar miradas, ya que estas manifestaciones estilísticas eran hobbies de los más adinerados de la sociedad. En ambos países solo los acaudalados podían darse el lujo de ir muy ‘à la mode’. En ese entonces no se vislumbraba ni en sueños que la moda tuviese acceso a las masas 200, 300 años después como moda-democrática o pronta-moda.

El viaje sabático de los Macaronis, que eran jovencitos conservadores -o reprimidos- de la rígida Inglaterra del S.XVIII tuvo gran influencia y origen en lo que hoy conocemos como un hombre metrosexual, el amor por lo nuevo. Dejaron que el libre albedrío los conectara con el panorama socio-cultural que sucedía al otro lado. Sin chistar, adoptaron modismos estilísticos de los hombres de la alta sociedad y le impregnaron su sello inglés. Y así nacieron escandalosos y no olvidados: Macaronis.  Algunos representantes modernos de un Macaroni: Cristiano Ronaldo, David Gandy, Scott Disick, entre otros. Soberbio dandi y osado metro-sexual, primero fue lunes que martes: Los Macaronis.

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Referencia Bibliográfica:

– Rictor Norton, «The Macaroni Club: homosexual Scandals in 1772» .

– James Eli Adams, Dandies and Desert Saints: Styles of Victorian Manhood

– Walter Benjamin, Paris: the Capital of the Nineteenth Century; The Paris of the Second Empire in Baudelaire; «Some Motifs in Baudelaire»

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