No soy experto en literatura, pero me gusta leer y aquí busco contar mi experiencia con los libros. No intento acá dar explicaciones ni soluciones, mucho menos hacer un profundo análisis de temas que no manejo, solo espero poder contar mi experiencia con los libros, poder plasmar de algún modo como nos afectan, cómo nos enseñan, cómo nos dan motivos para reflexionar y muchas veces cómo nos deprimen y nos hacen cambiar de forma de pensar.
Literatura hay de todo tipo: buena, mala, clásica, contemporánea, romance, acción, autosuperación… pero sin importar el título y el autor todos los libros tienen algo en común: buscan dejarte algo, sembrarte una pregunta… como dice el eslogan de un programa de radio dedicado al tema (de los pocos que hay): «Quien lee un libro ya no es el mismo».
Tengo la ventaja o desventaja de apasionarme con los libros, de meterme en las historias, de sufrir con los personajes y de sentir como propios los éxitos. Y realmente no sé si es bueno o malo porque últimamente todo lo que llega a mis manos me pone a pensar en las equivocaciones, en los errores y que el camino transitado es errado. Pero bueno, el tiempo dirá que tanto me influenciaron mis amigos los libros.
Con estos párrafos comencé este blog en diarioadn.co, blog que, afortunadamente, ha tenido una buena acogida y que ahora traslado a ELTIEMPO.COM
He publicado seis entradas dedicadas a libros muy diferentes entre ellos, pero con algo en común: me han marcado de una u otra forma.
En el primero de ellos hablé de ‘La insoportable levedad del ser’ del escritor checo Milán Kundera. Un libro fascinante que he tenido la oportunidad de leer en varias ocasiones y en el que en cada relectura descubro algo nuevo y una identificación con alguno de los personajes: Tomás, Teresa, Sabina o Franz.
En el segundo post intenté acércame a ‘Siddhartha’ del alemán Hermann Hesse. Un libro lleno de filosofía que llegó en un momento muy oportuno a mi vida (un agradecimiento a Maribel y Carol, quienes me lo recomendaron). De esta obra quiero destacar esta frase: «No es en los discursos ni en el pensamiento que reside la grandeza, sino en los actos y en la vida».
Después me metí en el camino de Flora Tristán y Paul Gauguin, protagonistas del libro de Mario Vargas Llosa ‘El paraíso en la otra esquina’. La obra está llena de historia ‘ficcionada’ de estos dos personajes que cambiaron de una u otra forma la historia de la humanidad: ella con su lucha por las mujeres y los obreros, y él con su arte y pintura.
Posteriormente hablé de uno de los escritores más leídos en este tiempo, el japonés Haruki Murakami. Me centré en la obra ‘Baila, baila, baila». En esta novela me identifico mucho con la forma de pensar del protagonista. Un ejemplo es esta frase: «Todo desaparece. Nos movemos sin cesar. Y al movernos, la mayoría de las personas que nos rodean acaban desapareciendo. Es algo inevitable».
La quinta entrada estuvo dedicada a Piedad Bonnet y su conmovedor libro ‘Lo que no tiene nombre’. Una historia llena de sentimiento, de pérdida, de dolor, pero también de esperanza y de amor. Una historia real que te llena de preguntas y te hace reflexionar.
Por último, publiqué una entrada sobre la más reciente novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte ‘El tango de la guardia vieja’, obra que me mostró una imagen completamente diferente de este escritor, una imagen más romántica que contrasta con su lado histórico. Además este libro me trae recuerdos de mi abuelo materno y me acerca a una de las pasiones de mi gran amiga Emma.
Esta es un post resumen, cuento un poco lo que he escrito en diarioadn.co y del porqué de la existencia de este blog. De acá en adelante buscaré hablar de una obra en particular.
Les reitero que no soy experto y que solo busco contar mi relación con los libros y el impacto e influencia que estos tienen en mí.
Recuerden: no dejen de leer, es la mejor forma de vivir una historia diferente cada vez y, además, casi siempre terminarán encantados y sorprendidos.