En ‘Peroratas’ se
reúne y condensa el pensamiento del escritor colombiano Fernando
Vallejo.

Según la RAE, perorata
significa: oración o razonamiento molesto o inoportuno. Bajo esta acepción nunca
un título estuvo tan bien puesto, ya que en este libro se recopilan varios
artículos, discursos, conferencias y otros que levantan ampolla en diferentes
ámbitos de la sociedad. En ellos se refleja la visión de vida de este
controvertido personaje.

Ya hace más de un lustro
que leí por primera vez a Fernando Vallejo, gracias a una recomendación de mi
amigo Camilo, en ese entonces compañero de trabajo y quien ahora maneja su
influencia literaria al otro lado del charco.

En esa ocasión me prestó
‘Los días azules’, el libro me gustó mucho, y a partir de ese momento comencé a
buscar más textos del escritor. Pude leer varios artículos (algunos de ellos
están presentes en ‘Peroratas’) y un par de libros más: ‘La virgen de los
sicarios’ y ‘el desbarrancadero’, pero definitivamente el libro que me convirtió
en adepto de Vallejo fue ‘La puta de Babilonia’. En este encontré mucho de lo
que pienso sobre la Iglesia, esa organización causante de la mayoría de las
guerras, de los genocidios, de la desaparición de culturas en América y África,
entre otros ‘pequeños logros’.

Vallejo es claro y
contundente al criticar a la Iglesia, a los papas, a los santos y, por supuesto,
a un Dios de difícil comprobación. Y no solo de la religión católica sino que
incluye a todos los cultos.

«Los nazis atropellaron
a Europa por solo doce años y hoy son universalmente repudiados y están
proscritos en Alemania
. En cambio el cristianismo, que ha atropellado a diestra
y siniestra por mil setecientos años, ahí sigue, azuzando la paridera, y
recibiendo en Alemania los diezmos obligatorios de sus ovejas exnazis,
cobrados como impuestos, que se reparten a manos llenas las clerigallas católica
y protestante», dice Vallejo en su conferencia ‘Los crímenes del cristianismo’,
dictada en enero del 2009.

En su discurso para
recibir el premio de la FIL, en 2011, Vallejo nombra los tres mandamientos que
todos deberíamos cumplir, según él:

«Uno, no te reproduzcas que no tienes
derecho, nadie te lo dio (…) Dos, respeta a los animales que tengan un sistema
nervioso complejo, como las vacas y los cerdos, por el cual siente el hambre, el
dolor, la sed, el miedo, el terror cuando los acuchillan en un matadero (…) Y
tres, no votes. No te dejes engañar por los bribones de la democracia, y
recuerda siempre que no hay servidores públicos sino aprovechadores públicos».

Aquí coincido
parcialmente con el autor. En el primer punto completamente: es absurdo seguir
trayendo escuincles a este mundo sobrepoblado. Como dice el autor, en algún
momento van a terminar comiéndose unos a otros y en una guerra sin tregua
por el agua debido a la falta de recursos.

En el segundo ítem
coincido parcialmente: estoy lejos de ser vegetariano, pero sí creo que es
infame el tratamiento que le dan a estos animales en criaderos sin espacio, en
donde crecen de forma desproporcionada sin ver la luz y sin poder
moverse. Creo que la ley de la vida es alimentarse, pero con
respeto y pudiendo convivir con las diferentes especies.

Algo sí comparto a
plenitud en este amor por los animales: si en algún momento llega a mi vida un
dinero extra este será invertido en animales callejeros, tal y como lo hizo el
autor en Venezuela y acá con el dinero que obtuvo gracias a dos premios
literarios.

En el tercero, sí creo
que el 99,9 % de los servidores son aprovechadores y bribones, pero pienso que
debemos ejercer el derecho al voto.

Pero no todo es odio y
razonamientos oportunos. En este libro también podemos comprobar el amor que
tiene el autor por el idioma, su defensa permanente del mismo, y su respeto y
veneración por Rufino José Cuervo. También su conocimiento y análisis del
‘Quijote’
, muy recomendado.

Vallejo es ácido,
contundente, no se acomoda 
por conveniencia y critica por igual a
políticos, insurgentes, liberales, conservadores, escritores,
pensadores, filósofos… en fin, a todo lo que no se encuadra en su visión de
vida.

Debo dejar acá
consignado que el libro es bastante reiterativo, que tres o cuatro temas son
recurrentes en todos los artículos. Por esto puede tornarse en algún
momento aburridor, monótono. Pero esto no es óbice para dejar de
leerlo. Tómese un tiempo para conocer a Vallejo, seguro le
encantará o al menos sorprenderá.

@digonar