“Lo que más me importa no lo puedo contar. Se me escapa, como el color de las cosas invisibles”

Esta es una de las frases que uno puede leer en ‘Contigo a la distancia’, el libro con el que la escritora chilena Carla Guelfenbein obtuvo el Premio Alfaguara de novela 2015. Y comienzo mi post con esta frase porque me siento plenamente identificado, aunque no es la única. Por varias razones me sentí unido a Daniel, uno de los protagonistas de la historia.

Antes de adentrarme en el libro debo confesar que no conocía a la autora. Llegó a mis manos gracias al premio que le otorgaron, por lo que agradezco al jurado por dárselo ya que me sorprendió positivamente. No siempre los libros laureados terminan convenciéndome, pero en este caso la satisfacción fue muy grande.

La trama de la novela gira en  torno a tres personajes: Daniel, Emilia y Horacio. Ellos se ven entremezclados gracias a la presencia de Vera Sigall, una escritora de culto. Vera es el eje que amalgama a estos protagonistas, que los guía, los une y separa así esté inmóvil en una cama tras sufrir una accidente o acaso sería mejor hablar de un intento de asesinato.

El amor, la mentira, la traición colman cada página del libro. En cada una de ellas la naturaleza humana se ve reflejada. En cada una de ellas podemos encontrar lo que somos cada día en mayor o menor medida.

Ya había dicho que me identifico con Daniel, y esta unión se da básicamente por dos aspectos: un soñador frustrado y el influjo al que ve abocado por un talento único. ¿Cuándo se hará realidad mi restaurante? O mejor dicho ¿Se hará realidad?

“¿Por qué sueñas todo el tiempo con tu restorán? (…) A mí me suele suceder. Cuando quiero algo con mucha, mucha fuerza, el resto de las cosas deja de interesarme. Y como ya nada me interesa, todo deja de funcionar”.

¿Cuántos caminos se han cerrado por una obsesión, por una idea o un sueño que se mete en mi cabeza y me hace perder el interés en todo lo demás?… En mi vida muchos y siempre todo alrededor ha dejado de funcionar.

Por otro lado está esa estrella llena de brillo que te abarca y te marca. En el caso de Daniel, Vera. Yo no tuve el placer de conocer a los talentos que rigen mi vida, principalmente porque cuando nací ya llevaban varios años muertos, pero no puedo dejar de vivir bajo el influjo de Dostoievski, Kafka o Camus. Esencialmente el primero.

Pero Emilia también es cercana a mí, su pensamiento de la felicidad es el mío, aunque yo nunca lo haya podido expresar de forma tan brillante:

“En lo alto del cielo los extremos de la luna eran puntiagudos. Como los de una estalactita. Pensé que la felicidad llega por los caminos más extraños. A su propio aire. No hay forma de convocarla, ni esperarla. Puede aparecer, como no hacerlo nunca”.

¡Maravilloso! Yo agregaría que puede aparecer con un encuentro inesperado, en medio de un atasco en la ciudad, en un amanecer en una playa o al atardecer en una montaña… es autónoma e indomable, solo debemos estar atentos para identificarla.

Y si existe la felicidad, obvio tiene que estar presente el dolor, y como dice Emilia (comienzo a notar que mi identificación es mayor con ella que con Daniel) “(…) el dolor propio no llega nunca ser tan agudo como el que se siente con alguien y por alguien”.

Y es que finalmente “(…) la felicidad y el dolor iban juntos, y que no podíamos saber de antemano cuándo una u otra se saldría con la suya”.

Guelfenbein, a través de sus personajes, me recuerda que para bien o para mal, la realidad no es lo que vemos, que vivimos bajo un manto de mentiras y de engaños.

“Cuan errado estaba al creer que aquello que se podía ver y tocar constituía la realidad.  La vida verdadera ocurre en ese otro espacio, oculta bajo la apariencia material de las cosas”.

Realmente detesto los fingimientos, las posturas por quedar bien, hablar bellezas de alguien, pero tratarlo como si no te importara, pero al que hierro mata a hierro muere… es una ley inexorable.

La vida de Emilia y Daniel da un vuelco de 180 grados, todo lo que en algún momento era certeza se vuelve irreal… ¿prevalecerá el amor y los sueños se volverán realidad?

Quizás todo quedará en la intensidad de los comienzos y al final la cotidianidad destruirá todo

“Esa intensidad es exclusiva de los comienzos, y todos los comienzos están destinados, por su misma naturaleza, a quedar atrás”.

El otro paso es poder vencer la adversidad, tal y como lo dice Horacio. “Mientras aguardábamos pensé en el gigantesco potencial destructivo que tiene la adversidad. El amor radica en la capacidad de resistirla junto al otro”.

Pero no todo es amor y mentira, también está presente en toda la novela la traición, la traición a la pareja, a los ideales, pero principalmente al talento. Y es que no todos nacen con el don de hacer bien las cosas, sea cual sea. Algunos están tocados por este don, otros simplemente buscamos el camino y vamos de tumbo en tumbo.

Y esto no puede estar mejor ejemplificado en la decisión de uno de los personajes de uno de los relatos escritos por Vera. Este personaje prefiere perder la oportunidad de brillar que reconocer el talento de su esposa. Este comportamiento lo veo todo el tiempo, en mi trabajo, en mi vida, en mis amigos. Es tan difícil reconocer la brillantez de algunos, más cuando los consideramos inferiores a nosotros. Tal como lo dice Emilia “Vera, a través de su protagonista, revelaba la esencia humana y, a la vez que la miraba con desprecio e ironía, la redimía”.

¿Por qué preferimos perder a alguien querido que reconocer su valía? ¿Horacio, Por qué te dejaste vencer por tu orgullo?

“La amaba y la odiaba a la vez. La necesitaba y la despreciaba. La admiraba y la envidiaba. Sí, la envidiaba. Envidiaba el don que la había llevado a ver lo que yo nunca podría siquiera vislumbrar”.

El libro está lleno de detalles que me tocan y me obligan a repensar lo que hago. Infortunadamente no lo puedo escribir de forma clara, ya que “Lo que más me importa no lo puedo contar. Se me escapa, como el color de las cosas invisibles”.

Los invito a leer ‘Contigo en la distancia’, seguro les sorprenderá y les gustará.

@digonar