Santiago llegó ebrio a su casa, apenas podía sostenerse; la parranda había estado épica considerando que sería la última estándo soltero.
Llamó a su novia para avisarle y era tal la borrachera que apenas pudo, entre incoherencias, decirle que la amaba, ella le dijo que se acostara y descansara y él entre murmullos inentendibles por la borrachera colgó el teléfono.
Al otro día, Santiago no respondía las llamadas, pensaron que estaba durmiendo el guayabo hasta que la llamada de un vecino alertó a todos los amigos y familiares quienes salieron corriendo hacia donde vivía… el vecino informó que la puerta del apartamento estaba entreabierta.
No quiso entrar, le dio miedo y prefirió llamar a la familia y amigos quienes al llegar entraron, buscaron en la habitación y todo estaba en orden como siempre, pero al entrar al baño…
En la bañera, vieron el cuerpo de Santiago. El terror del descubrimiento se oyó en todo el edificio ante el grito agudo del dolor que siente una familia cuando un hijo se suicida.
¡No lo toquen! – Dijo alguien que medio del dolor conservó la cordura, podría ser la escena un crímen; había que llamar a la policía.
En medio del dolor que sentían se quedaron en la sala, ante la mirada chismosa de los vecinos aterrados por la pesadilla vivida. La tristeza y la angustia en su máximo nivel.
La policía llegó al lugar, y después de hacer preguntas sin sentido decidieron entrar a ver el cuerpo.
Al entrar al baño… se oye un ruido… Un grito de horror y un «A robar a otro lado hijueputas» Los policías salieron en estampida y con ellos los vecinos chismosos gritando despavoridos por los pasillos del edificio.
El «Muerto» se había levantado de su lecho, emputado, batiendo un palo de escoba y echándo madres a grito herido correteando a todos los presentes.
«A robar a otro hijueputas» los policías salieron en estampida y con ellos los vecinos
¡Santiago! – Gritó alguien. Y él se se detuvo, reconoció el lugar y dejó caer el palo diciendo: «Qué susto tan hijueputa»
En ese momento los policías y vecinos regresaban lívidos y poseídos por el morbo, para encontrar a Santiago ya calmado, con la cara de muerto que solo puede imitar un buen guayabo y dando las explicaciones pertinentes.
Resulta que Santiago llegó tan borracho que no logró llegar a su cama, se acostó como pudo en la bañera y el sueño del borracho se lo llevó hasta que el grito de terror lo despertó; y en medio de su borrachera pensó que lo iban a robar.
Y como borracho que se respete no le teme a nada, decidió salir a defenderse espantando a los vecinos y policías quienes esperaban encontrar un muerto, y pues piense usted lo que sentiría si se acerca a un cadáver y él se levanta de sopetón….
La cosa terminó bien, hubo que hacer un acta, el alma les volvió el cuerpo a los familiares, los vecinos se fueron para sus casas para regar el chisme de esta historia y los policías… Pues se fueron a seguir sirviéndole a la comunidad.
Esta historia me deja una reflexión muy importante. Asumir que algo pasa en modo negativo es algo malo, y estamos acostumbrados a hacerlo así.
Dejemos de asumir y tratar al menos de averiguar acerca de lo que no sabemos o tenemos dudas, así estaremos más tranquilos.
Gracias por leer y apoyar.
Feliz semana.
Por:
Pineda.
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