No me caso porque simplemente no me imagino en ese estado civil, no me veo ahí parado como un estandarte hecho un manojo de terror, diciéndole a Dios que me voy a comprometer hasta que la muerte vestida de oscuro manto venga a llevarme, o a ella primero.

Y es que la cosa es complicada desde el comienzo, la lealtad de la pareja en el noviazgo es algo difícil de encontrar y parece que nos acostumbramos a no tenerla, estamos llenos de desconfianza que nuestro mismo entorno nos hace evidentes cada día y tenemos los muros bien altos para que no se nos vean los cachos y de paso para proteger nuestro corazón ya roto por tanto pereque del pasado.

Estamos llenos de desconfianza que nuestro mismo entorno nos hace evidentes cada día

¡Pero ojo! Este cuento no les pasa a todos, y mi intención no es generalizar, hay parejas que viven un cuento de hadas verdadero y dulce como una cucharada de miel en la jeta; pero sí hay que aceptar que son poquiticas, tanto que las consideramos ejemplos sociales en las «comidas» y los «brunch» que ahora nos inventamos para chicanear pendejadas.

Yo hablo desde mi realidad y so pena de ser linchado y considerado hereje por desear que el tren del matrimonio se vaya mientras bato mano despidiéndolo en vez de correr tras él, les diré que no quiero pasar por ese sacramento espantoso y carísimo.

Tanto, que la plata de la «lluvia de sobres» toca utilizarla para pagar la comida y el trago que se metieron al buche los 300 comenzales parranderos que «pagaron» por ir a ver a la pareja hacer un compromiso ante Dios llenos de buena voluntad pero sin la seguridad de llegar a cumplirla.

Pongamos sobre la mesa dos casos particulares que me motivaron a escribir este post y que quiero compartirles para que ustedes saquen sus propias conclusiones.


Después de 5 años de novios, unos amigos decidieron casarse. ¡Ya era hora! Decían todos, al novio ya lo consideraban un «Bon-Bril» y ella ya había llorado a escondidas porque la relación parecía estar estancada, hasta que el novio se decidió ya sea por la iluminación de cupido o la presión del mundo, a entregar un anillo que le costó un ojo de la cara para comenzar un proceso de «alfombra digital» por las redes mostrando al mundo el día a día de los vestidos, peinados, canutillos y lentejuelas con hashtag incluido, hasta llegar a ese día maravilloso donde de la mano caminarían juntos hasta la muerte. Todos aplaudimos y entre manjares deliciosos y whisky 18 años celebramos a la nueva familia que se desbarataría como castillo de naipes a los 8 meses dejando un camino de odio y tristeza que aún hoy siguen caminando por aquello del billete. ¿Qué se hizo el amor?


La segunda historia es parecida pero con un final más amable, ellos se casaron y también hicieron una inmensa celebración, con hora loca y toda la vaina, sin embargo después de año y medio llegaron diferencias irreconciliables que rompieron el vínculo sagrado, pero no el amor que se tienen, logrando mantener su relación al devolverla al noviazgo. Sí, ella vive sola y él solo, se hablan, se visitan y se quedan juntos los fines de semana. Lo curioso es que les ha funcionado. 


Ustedes me dirán… – Noooo Pineda, viejo jijuepuerca resentido, por eso anda solo y nadie lo quiere porque no se compromete – Y yo les diré que tienen razón, ese no es el tipo de compromiso que yo quiero, yo no deseo estar obligado por la vida y amarrado a un anillo de oro por el mundo siendo comidilla de una sociedad chismosa y prejuiciosa.

Noooo Pineda, viejo jijuepuerca resentido, por eso anda solo y nadie lo quiere por que no se compromete

Pero SÍ SIEMPRE SÍ me encantaría comprometerme ante esa que la vida se encargue de poner en mi camino, convencido de que aunque no sepa si vamos a estar hasta el final de nuestros días juntos, si me comprometo a que trataré de que cada día seamos felices mientras la vida y nuestro aguante nos lo permita, pero teniendo en cuenta claramente que siempre tendremos el camino de la despedida si así lo decidimos.

Y este compromiso no lo haría sino ante ella, en el lugar que corresponda, con Dios como testigo y sin gente que aplaude emocionada pero pensando en beber… Sería un compromiso de uno a uno. Estando convencido y sobretodo enamorado.

Por si acaso, le recuerdo que este es MI punto de vista, no pretendo que nadie se ofenda, y si su matrimonio es de ensueño y su hashtag fue tendencia ¡Bien por usted! De corazón lo felicito y deseo que así siga siendo por siempre.

Yo por mi parte advierto que creo firmemente en lo que escribí y que si la vida me tapa la jeta y termino tragándome estas letras frente al altar vestido de pingüino y temblando como gelatina será porque ella habrá ganado una gran batalla y eso solo confirmaría mi amor profundo reflejado en ese sacrificio.

Gracias por leer y el apoyo
Feliz semana

Por

Pineda.