Advierto que no tengo ni idea de lo que voy a hablar, nunca lo he vivido y no sé si lo vaya a vivir o si el tren se fue sin mí para no volver.

Lo que voy a escribir a continuación, es una opinión personal y vista desde la barrera, que es donde son más fáciles las cosas y desde donde más cómodas se ven.

Y es bajo esa premisa que me hice esta pregunta que hoy, en este texto, me voy a responder con infinito descaro y sin ningún tipo de conocimiento de causa.

¿Para qué carajos se casan?

No me quiero meter con la religión porque la respeto y soy creyente, pero hasta donde yo sé el matrimonio es una institución para toda la vida; es la base de la familia y un compromiso que incluye aguantarse sin queja todas las pendejadas, malas mañas, malos momentos y alegrías del otro hasta que le toque, con tristeza (o alegría) al que más aguante, a empujar al otro con los pies de frente al cementerio para irse al cielo (o infierno) mientras el que quedó solo puede esperar su turno siendo libre una vez más.

Pero claro, con esta evolución del pensamiento, la tecnología, las redes sociales y demás cosas que entretienen la vida real, ya no hay tiempo para pensar en ese compromiso para toda la vida; y en vez de detenerse a analizar lo que se le viene encima se mandan al barranco pensando más en el hashtag que tendrá la boda y en cuántas visitas tendrán las fotos del anillo y la compra del vestido.

Ya no hay tiempo para pensar en ese compromiso para toda la vida

Ahora dirán, «pero Pineda ¿A ud qué le importa? ¡Déjenos ser felices!» Y yo les digo que de verdad deseo que sean felices, pero felices de verdad, estando seguros del paso que van a dar, entendiendo que es una decisión que va a cambiar sus vidas PARA SIEMPRE.

Y lo más importante… Estando seguros de que ELIGIERON a la persona correcta.

Porque no hay nada más triste que ver en las mismas redes sociales seis meses después, como ese hashtag y fotos maravillosas del matrimonio que fueron tendencia ese día, de repente desaparecen como tratando de borrar la vida misma.

No todos los casos son iguales, hay quienes sí eligieron APARENTEMENTE BIEN. Pero seamos honestos, la mayoría elige muy mal.

Y es que ese es el problema principal, eligen de afán. Por que a los 29 se sienten viej@s y creen que se les va a acabar la vida, eligen mal porque duran 6 meses de novios y están seguros de que es el amor de la vida, eligen mal porque no quieren ser el solterón o solterona del grupo, eligen mal porque no piensan bien.
Por eso se separan, por eso fracasan


Insisto en que este es mi punto de vista descarado y sin fundamentos. ¡Es lo que yo veo! Y como ya lo admití pues ahora abusivamente los voy a aconsejar.


Deje el afán, no hay edad para casarse; deje que sus amigos y familiares digan lo que les venga en gana, usted dedíquese a asegurarse si es ESA la persona indicada, piense en cómo se verían siendo ancianos, fíjese en esos detalles pequeños que le molestan pero que no les da importancia, preste atención a la tacañería, mentira, borrachera, forma de comer, orden, si tiene pecueca, chucha al levantarse, si babea mientras duerme, si tiene metas, si quiere crecer, evolucionar, si quiere ser parte de esa historia porque a todo eso tendrá que acomodarse cuando se case.

Yo por mi parte no sé si me vaya a casar algún día y si se da no me negaré a esa posibilidad, pero eso si… Estaré seguro gracias a los espejos que me han mostrado muchos de ustedes.

Gracias por leer

Por

Pineda

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