Se llama trabajo porque no es fácil, cuesta.

hay que aguantar muchas cosas, entre ellas jefes que no saben nada, equipos que no funcionan, regaños injustos, gritos y en algunos casos humillaciones que merecen cárcel…

Sin embargo, hay que aguantar porque no tener trabajo es una verdadera pesadilla y su búsqueda: un camino dantesco por la entrada al infierno.

No voy a hablar de los maravillosos trabajos que tienen otros, de hecho me alegra y espero que los siga bendiciendo el hecho de tener asegurado el plato de comida en la mesa.

Voy a hablar de esos que no tienen trabajo y llevan noches sin dormir, misas pagas, baños con ruda y quién sabe qué cosas más con la esperanza de tener un trabajo estable para sobrevivir.

Y es que en Colombia parece más fácil ganarse la lotería que conseguir empleo. Estamos llenos de personas que se enfrentan cada día al infierno horrible que implica prender el computador para inundar internet de hojas de vida, cada una con la esperanza de que «Salga algo» y, sobre todo, el desespero al final del día cuando no salió nada.

Es tan verraco conseguir trabajo que la gente, con tal de tener algo para sobrevivir aplica a todo. Así es de jodida la situación.

Se necesita analista, almacenista, archivo, torero, community manager, publicista, marioneta de circo – ¡yo le hago!- No sé de qué se trata pero yo aprendo rápido, tengo excelentes relaciones interpersonales y mi hoja de vida lo avala.

También pasa con los que buscan trabajo mientras en las paredes reposan enclenques cientos de diplomas con especializaciones, doctorados y diplomados que solo los dejan en el estándar de «sobrecalificado». Pero si sale algo hay que hacerlo aunque ganen mucho, muchísimo menos de lo que merecen.

Estar sin trabajo es estar en disponibilidad de hacer lo que toque, aunque paguen lo que quieran, aunque tenga que terminar la jornada corriendo en un barrio peligroso para subirse en un transporte más peligroso con ‘el credo en la boca’ con tal de llegar a salvo pero con el pan y la leche del desayuno.

Estar sin trabajo es estar dispuesto a aguantar regaños por no llegar a tiempo después de que se levantó a las 5 a.m. y el tráfico no ayudó en una travesía por toda la ciudad que lo hizo llegar 15 minutos tarde.

Estar sin trabajo es estar abierto a que nadie valore lo que hace y que lo traten como quieren porque al fin y al cabo «Pa’ eso le pagan»

Se necesita de un gran apoyo, paciencia y amor para que una pareja aguante a alguien que no consigue trabajo, porque aunque busque todo el día, pues está de vago.

Es tan verraco conseguir trabajo que la gente, con tal de tener algo para sobrevivir, aplica a todo. Así es de jodida la situación.

Por eso la frase «No me puedo quedar quieto» es tan popular entre los desempleados esperanzados que van por la calle con la mente ida y el corazón reventado a punta de portazos.

Y desde la barrera, desde un escalón más arriba tan solo, otros más «emprendedores» se lanzan cada día con capitales prestados, o ahorros de vida a formar empresa para surgir y dar la mano a otros, pero se estrellan como fardos contra el piso al ver los impuestos que convierten la empresa que soñaron en un negocio para subsistir.

Y para otros, el panorama tristemente se hace más fácil al salir a estirar la mano con cara de tristeza a ver si unas monedas le devuelven medianamente la sonrisa.

Buscar trabajo tiene niveles, claramente. «La palanca» es la clave y la fortuna para quienes la tienen, y una tortura para los que no.

¿Y qué se puede hacer? ¡NADA! Hay que seguir buscando hasta que «algo reviente», no perder la esperanza de que «algo saldrá» y tener fe en que no faltará pan sobre la mesa.

Qué tristeza terminar de escribir este post sin un consejo que sirva, que aporte, que de verdad cambie las cosas… Pero si lo escribiera estaría diciendo mentiras.

Gracias por leer.

Por: Diego Mauricio Pineda.

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