Hace 18 años el mundo era muy diferente, y aunque sé que el tiempo ha pasado y que todo ha evolucionado de forma radical, debo utilizar la frase aquella que tiene sabor a recuerdo y denota toda una colección de vivencias; una frase de abuelo que dice: «Parece que fue ayer».
Y es que con el paso del tiempo los recuerdos mantienen cierta frescura, hasta el punto de servir como alimento de vida para recargarnos de energía en días malos como los que vivimos gracias al balance de las cosas.
Y cuando volvemos a ese pasado que sentimos tan cercano nos damos cuenta, de un solo jalón, de lo mucho que hemos dejado atrás y del tremendo avance que el mundo ha atravesado.
En 18 años, que es la vida de una persona que este año 2019 se convertirá, o ya es, legalmente adulta, Colombia ha experimentado toda una nueva historia que nosotros, los que venimos de ese pasado sentimos raro en la panza cuando alguien que conocemos nos responde con frases como: «Yo no había nacido» o «Tenía 4 años».
Hoy, en medio de esta revolución tecnológica que cada día va más veloz y parece no tener límites en absoluto, quiero hacer una comparación de lo que ocurría 18 años atrás mientras usted era un proyecto, un bebé o simplemente un niño.
En el 2001 muchas cosas pasaron: no había domicilio de sushi y los televisores, entre más grandes y gordos, eran mejores. Y eso sin contar con que no eran, ni siquiera, HD.
Además, la fotografía era analógica y tocaba pagar para revelar las fotos en 3 días (o poner más plata para que el proceso fuera en 24 horas). Y como uno quedaba en la foto, pues así quedaba… Porque no se podía prever con qué ‘jeta’ iba uno a salir. Por eso los que venimos de esa época estamos llenos de fotos feas que menos mal nunca se subieron a «La nube», pues no sabíamos que algún día ese término iba a significar lo que significa hoy.
La internet era por teléfono y no se podían usar los dos servicios al tiempo. Si sonaba el teléfono se caía la internet, y si usted estaba navegando en internet no se podía llamar. Tampoco había internet en cada hogar, ni muchas empresas que vendieran el servicio.
Google tenía 4 años y la gente prefería Altavista o Yahoo, y Windows lanzaba el maravilloso «XP» que se usó durante muchos años. Abrir correo electrónico era una tarea de informática y las memorias USB llevaban un año en mercado siendo un artilugio de alta gama con la fabulosa capacidad de 8, 16, 32, 64 y 256MB. Si, megabites. No conocíamos el término «Gigas».
En la música mandaban el rock y el pop, el CD era un maravilloso regalo aunque no todos tenían acceso a un reproductor, un equipo de sonido o una grabadora; así que era todo un plan oír música de Dido, Destiny’s child y Matchbox Twenty. Michael Jackson estaba vivo y Jbalvin y Maluma tenían 15 y 7 años respectivamente. El reguetón tenía un año y casi nadie lo conocía.
Twitter, Facebook, Instagram y YouTube no existían; y tampoco se veían venir. No cabía en nuestras mentes Netflix, Spotify, Trivago ni mucho menos la posiblidad de alquilar un apartamento a un extranjero desconocido por medio de una aplicación. Ni siquiera el término aplicación existía como hoy lo conocemos.
Los taxis se pedían por teléfono, los teléfonos públicos funcionaban y aún quedaban algunos de monedas. Tocaba hacer fila para llamar y todos escuchaban nuestra conversación.
Colombia hizo la Copa América por primera vez, y después de muchas dificultades quedamos campeones con sabor amargo porque no vino Argentina. James Rodríguez tenía 10 años y Falcao 15.
Vimos el fin del mundo en 2001 el 11 de septiembre con el ataque a las torres gemelas, y desde ese día hubo un antes y un después. Se partió la historia.
En cuanto a la política… pues todo sigue igual, no sabíamos elegir y la polarización era la misma aunque no tan evidente.
Igual nos robaban y mentían como hoy. Eso no ha cambiado».
Lo cierto es que no sé si era mejor o peor, lo que sí sé es que tuve la fortuna de vivir lo mejor de los dos mundos y que hoy alimento mi alma de esos recuerdos y levanto la mirada a lo que viene hasta que me sea posible.
Quedan muchas cosas, muchos recuerdos y mucho que olvidé o simplemente no mencioné. Si lo hiciera me tomaría un texto de más de 18 páginas.
Gracias por leer.
Por: Diego Mauricio Pineda R.
Sígueme en mis redes sociales: