Este no es un post de esperanza

Vivimos en un mundo que arde entre polarización y política, nos quemamos un poco cada día en noticias mentirosas y la desinformación es el nuevo lenguaje universal.

La «percepción» de seguridad dejó de ser lo que la palabra implica y el miedo nos escolta leal mientras caminamos por la calle. El hampa hace lo que quiere a la hora que quiere mientras la justicia se esconde bajo un manto oscuro temerosa de hacerse sentir.

La buena fe se ha ido, y la tranquilidad de confiar está mejor guardada y vigilada por el pánico, quien se encarga de mantener las alarmas encendidas permanentemente porque todo puede pasar… Y si es malo, más posibilidades.

A eso hay que agregarle una pandemia que llegó para quedarse, pero que nuestra ceguera normaliza haciéndonos más vulnerables… ¡Dejamos de importarnos!

Solo estamos aquí para estar, como fichas que se mueven por la voluntad de otros, y aunque sabemos que está mal, en el fondo vamos con la multitud, porque sabemos que pensar diferente nos puede costar volver a ver el sol cada mañana.

Dejamos de creer en un futuro mejor. Ya no lo vemos, ha desaparecido gracias a que en un momento fugaz, pero tácito, cerramos los ojos ante el panorama de esperanza para agachar las miradas que ahora seducidas por la conexión se olvidaron de todo y se dejaron llevar.

Respire…

En la distancia prudente de un parque rodeado de árboles, baje el tapabocas que ha escondido su sonrisa y respire con fuerza, levante la mirada y detenga tu paso, su ritmo mecánico. Verá que hay más y que aún es posible un cambio.

Entienda que comienza por usted y no va a cambiar a nadie más. Seguiremos jodidos todos, sin trabajo y contando monedas para llegar con dignidad a fin de mes. Pero al menos entenderá que hay motivos válidos y la pequeña pero brillante oportunidad de cambio… La verá.

Hay que comenzar a pensar positivo, un ejercicio que tenemos olvidado. Hay que informarse con precaución para aclarar nuestras mentes. Limpiar nuestra alma de odios que con un poco de examen entenderemos como infundados.

Abrir los ojos…

Sé qué será difícil, sé que estoy proponiendo una utopía. Pero en este mundo ardiendo sin control, ciego y sin esperanza a la vista ¿Qué tenemos que perder?

De repente contagia.

Pero como dije… Este no es un post de esperanza…

¿O sí?

Gracias por leer.

Por: Pineda.