El mejor candidato del mundo también ha perdido y se equivoca quien piense que en la política se gana en la primera curva. Las elecciones son una carrera de fondo y no de velocidad. Todo candidato siempre tendrá posibilidades de perder y eso es una realidad incuestionable.

Si su candidato no gana, dele descanso gradual al torrente sanguíneo y busque espacios de consuelo. Las reuniones postcampaña y las redes sociales son hospitales que sirven para pasar la resaca electoral. Por el momento, los análisis y la justificación de la pérdida hidratan, pero solo el tiempo permite aprender de la derrota. En la política como en la vida, el mejor maestro es el último error.

Como simpatizante o miembro del equipo de campaña tómese en serio la derrota. Recuerde que salir de primero no significa ganar la carrera y aprenda que la ventaja que le han tomado a su candidato en la curva inicial, debe servir para seguir compitiendo.

Póngase “manos a la obra” como opositor constructivo en la democracia. Esta es la acción más importante que usted debe tomar después de votar, porque puede incidir directamente en las variables que generan o combaten el peor de todos los males en la política: la corrupción.

Si bien es cierto que la ciudadanía reprueba ciertos hechos corruptos, es evidente que las normas dejan unos vacíos legales que permiten a los candidatos una vez electos burlar cínicamente el sistema judicial para beneficio propio. Pero más peligroso que un ámbito jurídico vulnerable es la aparición de una “corrupción blanca”, que por culpa de ciudadanos que no saben qué hacer después de las elecciones, la dejan libre de oposición.

Ilustración de Beppe Giacobbe

Ese tipo de corrupción se ha emnancipado en el conjunto de la sociedad. Ni la élite política, ni la empresa privada, ni la universidad, ni los medios, ni la ciudadanía en general la condena abiertamente y por el contrario la tolera en alguno de sus aspectos. Dicha corrupción no se ve por ignorancia, apoyo generalizado y falta de ética.

Una alternativa postelectoral desde la ciudadanía consiste en poner radares sobre las actuaciones de los políticos electos. Dedíquese a conocer sus salarios (vea el sueldo que se ganarán los políticos elegidos el próximo domingo en Colombia), solicitar sus gastos de campaña e investigar su registro de intereses.

Es fundamental conocer el registro de intereses privados y económicos de los políticos electos. ¿Quién los financió?, ¿Cuál es su declaración de bienes y renta?, ¿Cuáles son los intereses de sus familiares, amistades y otras personas jurídicas o entidades privadas con las que tuvo algún vínculo laboral o profesional?

Con esta información le quedará a miles de personas más fácil denunciar y controlar a ese político que dejó empeñado su sueldo (y decisiones) en los gastos de campaña, o que pretende hacerse rico con propiedades y bienes de la noche a la mañana por medio de comisiones de contratos públicos o beneficios para sus familiares y círculos cercanos.

Apóyese en la Constitución Política, el Código Penal, el Código Disciplinario Único, el Estatuto de Contratación, el Estatuto Anticorrupción, la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública y hasta en las redes sociales para exigirle al candidato electo que le rinda cuentas. Exíjalo, divúlguelo, coméntelo, compártalo. No hay nada más poderoso que millones de ojos encima de las actuaciones de los políticos y funcionarios públicos.

Ahora bien, si su candidato es de los ganadores… haga lo mismo.

@JavierUrreaC