La Corte Constitucional de Colombia aprobó el Plebiscito como mecanismo de refrendación para el acuerdo de paz definitivo entre el gobierno y las FARC. Existen casi 120 representaciones consulares y diplomáticas en el mundo que deben ser utilizadas como lugares de votación para un censo electoral de quinientas mil personas aproximadamente. En las elecciones de 2014 se contó con 63 sedes entre consulados y embajadas que sirvieron como puestos de votación. Los colombianos residentes en el exterior, pueden votar al Congreso y a la Presidencia de la República. Ahora, por primera vez en la historia, podrán votar Sí o No a los acuerdos de paz.

Se vota en los consulados o embajadas y casi nunca están en el barrio. Para ningún colombiano es fácil votar en el exterior. Las horas de desplazamiento entre ciudades, los altos costos cuando los trayectos son a kilómetros de distancia, la falta de pedagogía, la nula difusión mediática en el exterior de los procesos democráticos, la desconfianza en las instituciones, la corrupción y la crisis de representatividad contribuyen con un problema más grave: el abandono del Estado colombiano.

La miopía histórica de distintos gobiernos, no permite ver al connacional como un sujeto de derechos (fundamentales, humanos, sociales, políticos, económicos y culturales) sino como un negocio (Ver Remesas otra vez protagonistas en la economía). Triste pero cierto, la desvinculación entre la ciudadanía y el Estado produce como resultado una preocupante y altísima abstención que para las últimas elecciones en el exterior rondó el 90%.

La sensación más generalizada es que las autoridades del Estado no cuentan para nada con la diáspora colombiana. Si supieran del buen negocio que significa garantizar los derechos de los colombianos en el exterior, tendríamos todo un capital intelectual y humano que podría ser aprovechado para beneficio del país, con un conocimiento prodigioso que solo la experiencia migratoria otorga.

Hace poco le pregunté por Twitter al Consejo Nacional Electoral si tenía algún plan especial para maximizar la participación en el Plebiscito de los colombianos en el exterior y con una pasmosa simpleza respondieron que habrá mesas de votación. Ni más, ni menos. Pero volvemos a lo mismo, no se cuenta con ellos. No se está pidiendo un favor, se está solicitando que se involucren, como lo hacen en Colombia, con acciones de pedagogía, divulgación y propaganda del Plebiscito como mecanismo democrático de participación en el exterior.


Si esa información no llega a oídos de los casi seis millones de colombianos que están por fuera de las fronteras, de nada servirán las mesas de votación. Es una lógica absurda pensar que se puede votar pero sin que nadie se entere, es como tener una bicicleta pero con una sola rueda.

Los colombianos en el exterior tienen los mismos derechos que los de sus familiares y amigos colombianos que viven en territorio nacional. La Constitución Política en su artículo 13 defiende el derecho a la igualdad donde el Estado deberá promover las condiciones necesarias para que la igualdad sea real y efectiva, adoptando medidas en favor de grupos discriminados o marginados como la diáspora colombiana. Por su parte, entre los principios de la Ley 1465 de 2011, se reafirma que la participación de los colombianos en el exterior, en los destinos del país y el ejercicio de los derechos de sufragio activo y pasivo, se dará en igualdad de condiciones con el resto de los colombianos.

La abstención es consecuencia del abandono del Estado y una de las hipótesis que cobra más fuerza para explicar el ausentismo en la urnas es que la baja participación de la comunidad colombiana en el exterior no es producto de la apatía sino de la falta de mecanismos de participación innovadores que logren superar los límites territoriales y de costos que implican traslados kilométricos para ejercer el derecho al voto.

El problema tiene solución y está en la palma de nuestras manos. Comenzará con un click que superará los viejos modelos del sistema político en la era de la democracia digital. La irrupción de la tecnología ha creado nuevos ciberciudadanos que despliegan su inteligencia colectiva como sujetos políticos a través de internet y las redes. El poder se ejercerá desde la red y un plebiscito electrónico sería el paso indicado para hackear la política y rescatar a la diáspora colombiana de la tierra del olvido.

 

@JavierUrreaC