La mayoría de los colombianos en el exterior manifiestan que no se sienten representados por sus mandatarios y argumentan que no existen accesos suficientes para la participación en los procesos democráticos. La consecuencia es una altísima abstención, siendo el abandono por parte del Estado y de distintos gobiernos la principal causa. Se ve a la diáspora colombiana como un negocio, dispuesta únicamente a enviar divisas y generar aportes a la economía nacional, sin esperar nada a cambio.

Los colombianos en el exterior son la capital invisible de Colombia. Suman casi seis millones de habitantes y tienen un censo electoral de seiscientos mil ciudadanos aproximadamente. Los históricos electorales hablan por sí mismos para esta circunscripción especial. La abstención ha ido en aumento. En 2002 fue del 76%, en 2006 del 87%, en 2010 del 88% y en 2014 del 90%. Algo se debe estar haciendo muy mal para obtener tan preocupantes resultados.

Aunque la Constitución Política de Colombia, la Ley del Sistema Nacional de Migraciones y la Ley de Participación Ciudadana, está en la obligación de promover condiciones de igualdad participativa para grupos marginados como la diáspora colombiana; existen tres elementos que se destacan como las principales barreras con las que se enfrentan los colombianos en el exterior para hacer valer sus derechos a elegir y ser elegidos: desarticulación, crisis de representación y ausencia de canales de acceso para la toma de decisiones.

Sobre el primer punto es bastante lo que hemos dicho. Nos cuesta más de siete vidas ponernos de acuerdo y trabajar alrededor de objetivos comunes. No es secreto que las envidias y los egos se instalan en la agendas personales, nublando cualquier intento de construcción colectiva, pero de eso no va el tema de hoy. En esta ocasión el asunto está relacionado con la infrarepresentación y la ausencia de mecanismos innovadores de participación que impiden visibilizar al colombiano en el exterior y sacarlo de una vez por todas de la tierra del olvido.

Una enciclopedia entera daría para exponer sobre la crisis de representación de los colombianos que residen por fuera del país. A nivel legislativo la diáspora no se siente representada. O se hace parte de una minoría político-religiosa o se hace parte de la nada, es lo que hay. Como si fuera poco, con la reforma de equilibrio de poderes, se eliminó una de las dos curules que correspondía a los colombianos en el exterior. En el nivel ejecutivo, no existe interés en poner en marcha el Viceministerio para las Migraciones y la Cancillería muestra voluntad sin ser suficiente para facilitar procesos de auto-organización desde la sociedad civil. El grado de desarticulación entre el Estado y la ciudadanía es profundo a pesar de algunos avances.

Imagen obtenida de beyondthe.eu

Otro problema muy conocido son las limitantes para que cualquier colombiano, esté donde esté, pueda ejercer su derecho al voto. Por ejemplo, con el actual Plebiscito, al considerarse elección atípica, pero al mismo tiempo una de las más importantes de la historia de Colombia, se determinó no abrir proceso de inscripción de cédulas. Miles de colombianos en el exterior se quedarán por fuera de esa decisión porque no hay un Estado con visión innovadora que se preocupe por fusionar, con tecnología y seguridad, la inscripción consular con el censo electoral. Es absurdo, que en pleno siglo XXI, con un sistema informatizado que tiene Cancillería no se haya resuelto el problema.

Un colombiano que vive en Irlanda debe atravesar el mar y llegar por barco o avión hasta el Reino Unido para poder votar. Antes, en España un colombiano que vivía en Galicia, debía desplazarse hasta Madrid para ejercer su derecho al voto. Lo separaban 600 Km, que es más o menos como recorrer desde Bogotá hasta la fronteriza ciudad de Cúcuta para poder votar.

Sin embargo, no todo es problema. Existe una solución ante las distancias, los costos y los traslados. La tecnología pondrá a prueba la toma de decisiones en un mundo global donde internet no tienen fronteras y los derechos políticos dejarán de estar sometidos bajo la naturaleza de un pasaporte, una inscripción o un territorio. Surgirán alternativas para los colombianos en el exterior y una de ellas será el Plebiscito Digital.

El Plebiscito Digital será el primer mecanismo innovador de participación ciudadana que use la tecnología Blockchain en Colombia. No tendrá poder vinculante, pero será simbólico. Los colombianos(as) podrán refrendar los acuerdos de La Habana desde cualquier lugar del mundo y reabrirá el debate sobre los mecanismos de participación digital en el país. Este proyecto está liderado por DemocracyEarth en colaboración con Arcex Colombianos en el Exterior, REDmocracia, SeamOS, ElectoLab, Brigada Digital y otras organizaciones.

 

@JavierUrreaC

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