Ni lo uno ni lo otro. Sin derechos no hay Estado, mucho menos dignidad. Según la constitución política colombiana de 1991 somos un Estado participativo fundado en el respeto a la dignidad humana. También es el Estado quien debe facilitar la participación de todos en las decisiones que nos afectan. Para los colombianos en el exterior, la realidad es contraria a los primeros renglones de la constitución.

Para el último ejercicio democrático celebrado mediante un plebiscito el dos de octubre de 2016, la abstención en el exterior fue del 86%. Al no abrir inscripción de cédulas, miles de colombianos se quedaron sin votar porque su documento no estaba inscrito en su respectivo consulado. A eso hay que sumarle que no todos los colombianos tienen un consulado en la ciudad donde residen y las distancias kilométricas se convierten en un viacrucis para acudir a las urnas. ¿Tomaría usted un avión, un tren o un barco para ir a votar?

Para hablar sobre la participación de los colombianos en el exterior y sus posibilidades en la era digital, inevitablemente debemos remitirnos a unos antecedentes y diagnósticos que destacan la baja participación de la migración colombiana en pleno escenario de globalización, internet y apertura hacia la ciberdemocracia.

Desde el ámbito gubernamental, fue por primera vez en 2009 cuando se creó un documento para diseñar los lineamientos de una política pública migratoria contemplado en el CONPES 3603. En materia de participación los colombianos en el exterior solo contaban con una estrategia para dar a conocer sus necesidades y establecer algunas iniciativas, pero no podían incidir de ninguna forma en la política pública migratoria.

El Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010, nada menciona sobre la participación de los colombianos en el exterior. Con el plan de 2010-2014 se adoptan a las TIC (Tecnología de la Información y las Comunicaciones) como una herramienta para vincular a los colombianos en el exterior y fortalecer la presencia del Estado a nivel internacional. Sin embargo la desconexión entre ciudadanía y política migratoria sigue estando presente y sólo se contempla su participación directa en el diseño, desarrollo y control de la política pública migratoria mediante la Ley 1465 de 2011 o Ley de Migraciones.

Imagen de http://tren-digital.cl/

Cuando le pregunté a la Registraduría de Colombia en qué iba lo del voto electrónico, me respondieron que estaban en una fase previa y que los avances eran en la aplicación de procesos tecnológicos para la inscripción de candidatos, jurados de votación, depuración de censo electoral, biometría, inscripción de cédulas, testigos electorales, preconteo, escrutinio y división político electoral. En otras palabras nada de avances para el voto electrónico; lo ven como algo lejano y costoso. (Vea «No veo el voto electrónico en el corto plazo».)

La tecnología resolvería muchos problemas a los colombianos en el exterior. Se podría integrar a todos aquellos connacionales que están excluidos por el sistema electoral mediante la fusión del registro consular con el censo electoral. Se dice que hay más de cinco millones de colombianos en el exterior y solo pueden participar en los destinos del país el 10% aproximadamente. Un modelo tan excluyen sólo favorece la abstención y la desconfianza en las instituciones políticas.

No se trata simplemente de implementar el voto electrónico y participar cada cuatro años o cada vez que lo convoque una autoridad pública como sucedió con el plebiscito. Se trata de usar la tecnología al servicio del ciudadano y experimentar con la alternativa digital para los colombianos en el exterior cada vez que se deba tomar una importante decisión.  Imagínese decidiendo sobre las tarifas consulares, los planes de retorno, los programas de ahorro en Colombia, el sistema de pensiones, el plebiscito digital y muchos temas más, desde su móvil o computador.

Sin duda la democracia digital disminuiría costos y distancias, en particular para aquellos que están lejos de los consulados; pero en general beneficiaría a cualquier migrante colombiano, que sin importar su lugar de residencia podría ciberparticipar en la solución de sus propios problemas y extender sus decisiones sin someterlas ante las decisiones o intereses de un representante.

Internet será la llave del tiempo que nos permitirá volver a experimentar la democracia directa. Paradójicamente la evolución ciudadana estará en mirar atrás y volver a la época de los griegos, el camino se abre con un retorno hacia la participación directa; pero esta vez, mediante la democracia digital.

 

@JavierUrreaC