Para nadie es un secreto que la comunidad colombiana residente en el exterior ha estado históricamente invisibilizada e infrarepresentada. Se trata de un gigante dormido que suma las poblaciones de Cali y Medellín juntas y es lo más parecido a un gato negro en un cuarto oscuro: “Está ahí, pero nadie la ve”. Y cuando la quieren ver, solo la tienen en cuenta para sostener la economía nacional con el envío de remesas. ¡Ahí sí cuenta y es importante!
¿Qué ha recibido a cambio la diáspora colombiana? Improvisaciones por parte de los diferentes gobiernos y omisión por parte del Estado que desconoce el hecho migratorio a pesar de las recientes decisiones tomadas a partir de la crisis migratoria con Venezuela. Por ese motivo, la comunidad colombiana en el exterior quiere reivindicar sus derechos para ser reconocida como se merece.
Hay cuatro temas que orbitan entre lo urgente y lo importante desde la estructura política para los colombianos en el exterior, lo cual no significa que la interacción y conductas de los migrantes con sus instituciones (el proceso), ni el resultado de ello (la política pública migratoria) sea menos relevante. Aquí se trata de dimensionar la arquitectura o reglas de juego mínimas con las que debería contar los más de cinco millones de colombianos que viven por fuera del país.
¿Cuáles son las cuatro exigencias?
1. Derecho al voto digital con tecnología blockchain. Los colombianos en el exterior solicitan un mejor acceso al sistema democrático. Quien no tiene la cédula inscrita en los consulados no accede a la democracia. Las distancias para muchos colombianos en el exterior hacia los consulados son kilométricas y generan altos costos. Con lo cual la gran mayoría se queda por fuera de las decisiones más importantes del país.
Se requiere implementar mecanismos de democracia digital, respaldados con la inscripción digital de cédulas y las iniciativas ciudadanas con firma digital que le permitan al ciudadano superar las barreras geográficas, aumentar el potencial electoral (para tener peso dentro del sistema político) y hacer que la democracia nazca después de las elecciones y no resucite de forma débil cada cuatros años o cada vez que se haga un llamado a las urnas.
2. Superar la crisis de representación dentro del poder legislativo. Hay dos problemas evidentes. Uno en cuanto a la infrarrepresentación desproporcionada que otorga tan solo una curul para la circunscripción internacional, es decir un solo representante para más de cinco millones de colombianos que residen en diferentes países y con realidades y demandas ciudadanas distintas. Se necesita tener varias representaciones en el Congreso y como mínimo recuperar la segunda curul perdida en la pasada reforma política de 2015.
El otro problema es que la diáspora no se siente representada con el actual representante Juan David Vélez, quien tomó la curul para promover valores antidemocráticos y usarla como juguete de guerra.
3. Cumplimiento de la Ley 1465 de 2011 o Ley que regula el Sistema Nacional de Migraciones de Colombia. Dicha ley no está reglamentada, dándole a los colombianos en el exterior una boca sin dientes, que poco o nada sirve para cumplir con objetivos prioritarios como la Conformación de la Mesa Nacional de la Sociedad Civil para las Migraciones y la creación del Viceministerio para las Migraciones y el Desarrollo con autonomía y presupuesto propio. Mientras no se reglamente la ley, no habrá peso dentro de la arquitectura institucional.
4. Ser tenidos en cuenta de verdad dentro del Plan Nacional de Desarrollo más conocido como Pacto por Colombia. No puede ser que a los colombianos en el exterior los mencionen de forma superficial y quede a discreción de los gobiernos departamentales la responsabilidad, si lo considera conveniente, de atender las necesidades de la migración en Colombia.
Una afirmación de la investigadora en migraciones, Gabriela Cano expresa contundencia en este último punto: “Lo que no aparezca en el Plan Nacional de Desarrollo no existe, debido a que carecerá de destinación presupuestal. El tema migratorio en todo su espectro quedó, de nuevo, por fuera; a pesar de ser bandera presidencial”. ¿Así, o más claro?