El 70% de los colombianos no denunciaron los delitos ocurridos ante ninguna autoridad según la última encuesta de convivencia y seguridad del DANE (2022). ¿Pero cuáles son las razones para creer que denunciar sirve de poco o de casi nada cuando tan solo 3 de cada 10 colombianos realizan una denuncia?
Más del 40% considera que las autoridades no hacen nada, el 15% cree que denunciar es innecesario y el 13% desconoce el proceso de denuncia. También aparecen otros motivos como la desconfianza en el sistema judicial, el miedo a las represalias y los excesivos trámites que hacen perder el tiempo.
A pesar de las limitaciones denunciar es mucho más importante de lo que creemos porque ayuda a prevenir y disuadir la inseguridad, ya que permite a las autoridades reaccionar a tiempo, tomar acciones preventivas y proteger a las víctimas de posibles abusos o situaciones peligrosas. Sin denuncia no hay proceso judicial que funcione.
En Colombia se puede interponer una denuncia de manera personal ante la Fiscalía, por teléfono, por escrito o virtualmente a través de una página web. Todas las opciones se usan, pero se presentan inconvenientes como el gasto de dinero y tiempo en el desplazamiento geográfico hacia una fiscalía, el desespero causado por las largas filas y el estrés por una mala experiencia anterior.
Y cuando la denuncia es virtual puede que la web esté congestionada o funcione con lentitud, incluso habrá personas con problemas de accesibilidad que no tienen buen internet o simplemente desconocen cómo se navega en dicha plataforma.
Por eso se necesita modernizar el sistema de denuncias para que sea accesible, ágil e inteligente. Esto significa que a la Policía debemos transformarla digitalmente para favorecer la cultura de la denuncia, donde cualquier ciudadano independientemente de sus condiciones pueda interponer una denuncia de la manera más fácil posible sin limitaciones, sin agobios y sin costos. Y por supuesto, garantizando una respuesta rápida, segura y eficaz.
En algunos países del mundo como Japón o Singapur existen unidades de policía de proximidad comunitaria, donde los propios agentes están capacitados para recibir, tramitar y responder ante las denuncias de la comunidad. La reacción es inmediata y se experimenta una sensación de mayor seguridad que lo cambia todo porque la ciudadanía colabora, se involucra con parte de la solución y aumenta su confianza ante las autoridades.
No solo es tecnología, se requiere de un modelo de gobernanza inteligente de la seguridad. Las alcaldías y gobernaciones están llamadas a implementarlo.
¿Cómo lo hacen? Con aplicaciones tecnológicas que usa la Policía para ahorrar costos, reducir tiempos de trabajo de los agentes, mejorar la eficiencia preventiva, ahorrarles tiempo a los ciudadanos, procesar de forma ágil los delitos, evitar errores de forma al realizar una denuncia, mejorar la gestión de inspección, vigilancia y control, y contar con toda una analítica de datos para tomar mejores decisiones.
Se trata de soluciones innovadoras que mejoran la experiencia ciudadana con la Policía, que aceleran la transformación digital de los cuerpos de seguridad evidenciando mejores resultados, y que trabajan de manera colaborativa con la sociedad para lograr soluciones públicas de alto valor. ¿Podemos hacer lo mismo en Colombia?
Sí. Incluso podríamos iniciar por promover la cultura de la denuncia y dotar a los agentes de soluciones tecnológicas, pero con estrategia. Ahora el reto lo tienen las alcaldías y gobernaciones recién electas que están elaborando sus planes de desarrollo para garantizar con políticas públicas, metas y programas de inversión una gestión inteligente y sostenible de la seguridad.
Pero no hay que equivocarse porque los metadatos, la inteligencia artificial, los drones y los equipamientos de última generación no son suficientes para una buena estrategia. Se requiere sí o sí, de innovación abierta, laboratorios, observatorios, analítica de datos, colaboración multiactor, inteligencia colectiva y sobre todo de gobernanza inteligente para enfrentar los problemas más complejos, mutables y estructurales de la seguridad y la convivencia ciudadana.