Ante el evidente fracaso de las negociaciones para la creación del area de libre comercio de las Americas (ALCA), los Estados Unidos y los países de la región convencidos en las bondades de esa alternativa, se han embarcado en una estrategia, “una trampita” diseñada para crear un nuevo ALCA, aunque no declarado y de carácter hemisférico como se había planeado originalmente, sino con un carácter, geográfico y hasta político: Los tratados bilaterales de libre comercio.
Estados Unidos ha liderado el proceso y se ha convertido en el punto central de convergencia para el libre comercio en la región. El gobierno Americano se ha dedicado, luego del fracaso y casi que entierro definitivo del ALCA, a promover negociaciones bilaterales con mucha fuerza (por lo menos hasta ahora, algo que posiblemente tenga un cambio importante con la nueva mayoría demócrata en el congreso Americano). Hasta el momento se han firmado y/o entrado en vigencia tratados de libre comercio con casi toda Centroamerica y el Caribe, Panamá, Colombia, Ecuador (al menos por ahora), Perú, y Chile.
Es ahí donde se descubre la primera característica importante. Todos los países que han negociado tratados con los Estados Unidos tienen fronteras comunes y pertenecen a la llamada cuenca del pacífico; un eje que va desde Canadá hasta la patagonia Chilena. Geográficamente ya se puede hablar de la constitución de un ALCA hemisférico.
Y es que la existencia de fronteras comunes es fundamental para el desarrollo del libre comercio. Ha vuelto a ganar importancia la idea de la construcción de la autopista panamericana entre Panamá y Colombia. De hacerse realidad esta vez, estaríamos presenciando la unión geográfica de todo el continente americano, pero especialmente de la cuenca del pacífico, que paradojicamente está, practicamente toda, comprometida con el libre comercio en la región. La existencia de fronteras comunes e infraestructura es crítica para el éxito de un área de libre comercio. El transporte y flujo de mercancias, el intercambio económico, aduanero y en un futuro de personas (si es que realmente queremos crear una unión aduanera) se producirá de manera más ágil y natural con la existencia de fronteras comunes entre los países pertenecientes al area de libre comercio. El fortalecimiento y consolidación de estos procesos de integración depende en buena medida de esto, tal como se puede ver con la unión europea y el NAFTA en Norteamérica.
El segundo elemento que nos indica claramente la configuración de un ALCA en la región es que se están negociando tratados de libre comercio entre todos los países que han negociado o están negociando tratados con los Estados Unidos. Colombia terminó ya las negociaciones con Chile, tiene vigentes los tratados de la comunidad Andina con Perú y Ecuador, esta negociando con Panamá, Centroamerica y el Caribe y pertenece al grupo de los 3 (ahora de los 2), con México. Todo esto además de haber manifestado intenciones de negociar un TLC con Canadá.
La evidencia entonces no puede ser más clara, el ALCA se está configurando en la cuenca del pacífico Americano y las naciones de esta parte del continente están decididamente comprometidas con la idea. El resto de América trata de lograr una unión moldeada a su estilo y talantes politicos, pero a la vez asiste como un espectador incapaz de detener la creación de un grupo hemisférico, comandado por la potencia económica del norte, en donde se está creando un mercado de casi 500 millones de habitantes en donde se incluyen 300 millones con la mayor capacidad de compra del planeta, algo que dificilmente puede declararse de otros procesos integracionistas en el mundo.
Cabe como reflexión final preguntarnos, Y esto como nos afecta?. Si el tratado de libre comercio con EEUU nos abre las puertas del mercado más grande y prestante del mundo, la creación de este nuevo ALCA nos amplía los horizontes para nuestros productos y servicios de manera exponencial. Colombia se ve altamente beneficiado con este proceso, no solo en la parte económica sino política y, aun más importante, Geopolítica. Nuestro país será el centro geográfico natural de esta área económica. Depende de nosotros ser capaces de aprovechar este hecho para abrir nuestra economía, nuestra infraestructura y nuestras leyes a la inversión extranjera. Las compañías que deseen expandirse en la nueva area de libre comercio logicamente verían a Colombia como el sitio ideal para posicionarse en la región y ofrecer sus productos y servicios hacia el norte y hacia el sur. Nuestros puertos y aeropuertos deben convertise en los “hub” económicos y de transporte de la región, y nuestras compañías deben aprovechar su ventaja competitiva de estar consolidadas en Colombia para abrir los mercados a ambos lados. Las posibilidades son inmensas, ojalá que no dejemos pasar esta oportunidad única que se nos abre al futuro. Colombia tiene ahora la posibilidad de convertirse en el eje económico del nuevo ALCA, eso no puede traer sino cosas positivas para nuestro país.