Los últimos 5 años en Colombia se ha visto un mejoramiento sustancial de las condiciones de seguridad. Varios factores han contribuido a este mejoramiento que nos ha sacado de las “grandes Ligas” del crimen a nivel mundial. Se habla de la desmovilización de más de 30.000 paramilitares, el control de las autoridades en zonas donde hace algunos años no había ninguna presencia del estado, y un estilo de gobierno mas comprometido con una de las funciones mas importantes del estado: La garantía del imperio de la ley y el orden. Todo esto se puede resumir de todas formas en lo que el presidente Uribe llama la política de seguridad democrática.
Los colombianos sabemos que las cosas han mejorado y hemos logrado comprobar que no es solo una percepción, sino una realidad en muchos rincones del país, Pero en el exterior la imagen sobre las condiciones de seguridad ha variado poco. Colombia sigue apareciendo en los diferentes medios internacionales como una de las naciones más peligrosas del mundo, así las estadísticas digan algo diferente.
Acerquémonos un poco a la realidad. Los hechos hablan por si solos en muchos casos. El importante aumento de la inversión extranjera, del turismo, del interés por Colombia en el exterior, demuestra dos cosas: Que los resultados de la política de seguridad se están viendo en el exterior, y que el gobierno ha montado una campana publicitaria de Colombia sin precedentes para atraer inversionistas al país. De hecho Colombia necesita publicidad ahora más que nunca, para poder empezar a dejar ese estigma de violencia que nos ha acompañado por décadas en la comunidad internacional. Sin embargo, la situación no ha mejorado al nivel que los extranjeros se puedan sentir seguros en nuestro país, como se sienten en Argentina, Brasil o México, para mencionar solo algunas de las potencias turísticas de la región. Mientras ocurra, aunque menos frecuentemente, un secuestro en las carreteras del país, mientras exista esa sensación de inestabilidad y conflicto, Colombia no podrá convertirse en el destino turístico y de inversión que podría ser
Y es que todas las estrategias para internacionalizar nuestra economía, el tratado de libre comercio, los acuerdos de integración en la región, etc., se verían seriamente afectados si la política de seguridad democrática no logra el objetivo fundamental de acabar el conflicto y mostrar una sociedad en paz, estable y donde el imperio de la ley es absoluto. Y no es que las naciones mencionadas anteriormente presenten todas estas condiciones, pero en Colombia la existencia de un conflicto interno, unas fuerzas irregulares de una capacidad militar y terrorista nada despreciables y el estigma de una población civil atemorizada, desplazada y amenazada en muchas regiones del país, hace que nuestro inmenso potencial turístico y económico aun no pueda ser aprovechado. El turismo internacional esta buscando lugares exóticos, paradisíacos, de contacto con la naturaleza. Colombia esta lleno de ellos, pero la situación actual no permite que sean aprovechados y promocionados. Lo que podemos lograr con nuestras ciudades y centros históricos tiene un límite en el crecimiento que se puede lograr para volvernos atractivos a nivel internacional.
La internacionalización del país tiene que ir acompañada de un esfuerzo decidido por acabar con la violencia y el conflicto en todas sus formas. Lo que se ha logrado hasta ahora es importante pero representa solo un pequeño avance frente a la visión que la comunidad internacional tiene sobre Colombia. La realidad es que todavía somos una sociedad con una guerra civil interna, que gracias a la política de seguridad democrática se ha alejado de las ciudades y centros económicos, pero aun ensombrece el futuro de muchas regiones del país; regiones que tienen un potencial inmenso para mostrar una de las caras mas atractivas y prometedoras de Colombia. Si bien es cierto que todo el esfuerzo en estabilizar el país debe estar orientado al mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de la población, La consecución de la seguridad nacional es el objetivo fundamental que debe liberar todas las fuerzas necesarias para lograr todo lo demás. La política de seguridad democrática está funcionando, pero a medias. No se trata de aminorar las consecuencias del conflicto, se trata de acabarlo. Eso es una necesidad nacional.