América Latina y Los Estados Unidos intentaron embarcarse en un proceso que se denominó el ALCA: Acuerdo de Libre comercio de las Américas. La idea era crear una zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia. Sin embargo, después de varias negociaciones, reuniones, y preacuerdos, la idea murió en medio de la turbulencia política que la región vive y la perdida del enfoque Norteamericano en Latinoamérica debido a sus problemas internos, en Irak y la guerra contra el terrorismo.
Muchos analistas y gobiernos de la región, especialmente los de izquierda, dicen que la muerte del ALCA fue el fin de los planes imperialistas Americanos. Hugo Chávez celebro el entierro del ALCA como un triunfo para Latinoamérica y sus pueblos. La realidad es muy distinta. Los que perdimos con la muerte del ALCA fuimos los Latinoamericanos.
La necesidad de acuerdos de libre comercio es una realidad mundial. País que no se integre a la economía a través de mecanismos de esta naturaleza, estará destinado a la pobreza y el subdesarrollo. Si no hay flujos de inversión extranjera, inversiones en nuevos sectores económicos, pero más importante aun, mercados para los productos de una nación, la economía dependería totalmente del mercado local, que tiene límites, más aun en una nación pobre.
Frente a esta realidad, muchos países latinoamericanos se han volcado a la negociación de tratados bilaterales de libre comercio, principalmente con Estados Unidos y la Unión Europea. Al igual que tratados sub-regionales. Obviamente estos tratados son mas fáciles de negociar (solo hay dos partes involucradas) y por ende entraran en vigencia más rápidamente, abriendo mercados para los productos locales en nuevos países de una manera más ágil. Sin embargo, negociar tratados bilaterales en vez de tratados multilaterales como el ALCA, tiene grandes desventajas, especialmente para el país pobre:
– El poder de negociación de un país pobre frente a una nación como Estados Unidos o frente a la Unión Europea es mínimo. Las condiciones casi son impuestas por la nación de mayor poder económico y político. Si la negociación fuera con un bloque de países, varias naciones podrían unirse para buscar intereses comunes e imponer sus puntos de vista en el proceso de negociación
– La negociación a nivel multilateral podría incluir políticas para promover modelos de asistencia multilateral que permitan la nivelación económica de los miembros de la zona de libre comercio y promover también una homogenización de las políticas económicas, para que las diferencias entre los miembros de la zona no sean tan grandes y los beneficios se repartan mas equitativamente. Esta estrategia es la que ha permitido que el modelo de la Unión Europea se haya podido expandir tan exitosamente a los nuevos miembros que han ingresado. En una negociación bilateral, el país poderoso tiene pocos o ningunos incentivos para aceptar este tipo de condiciones y las diferencias económicas tienen mucha mas preponderancia en los resultados del tratado.
– En un tratado multilateral los costos de negociación pueden ser mayores pero los beneficios obtenidos, al abrir muchos más mercados, más diversos y con mayor población, también son mucho más importantes. En una negociación bilateral, aunque el tiempo y costo de negociar es generalmente menor, es un solo mercado el que se abre y por ende, varios tratados bilaterales deben negociarse, incrementando al final los costos y el proceso en general.
– Un tratado multilateral garantiza la homogeneidad de políticas a nivel de varios países. Varios tratados bilaterales son negociados generalmente bajo diferentes premisas, donde cada uno termina incluyendo diferentes políticas, acuerdos, exenciones, calendarios, etc., haciendo el manejo y sobretodo la divulgación de estos procesos aun más compleja y costosa.
Siempre se ha dicho que la proliferación de acuerdos bilaterales va en detrimento de la integración de la economía mundial. Pero la realidad es que va mas en detrimento de nuestros intereses como naciones en desarrollo que necesitan incrustarse en el mercado mundial.
Lamentablemente frente a las actuales condiciones latinoamericanas, no queda otra alternativa para aquellos países interesados en integrarse a los mercados mundiales que embarcarse en negociaciones bilaterales. Ojala las naciones de la región que comparten la misma visión sobre su rol dentro de la economía mundial, unieran esfuerzos para crear un grupo multilateral que negociara unido frente a las grandes potencias mundiales. La comunidad Andina intentó esta estrategia, pero las diferencias políticas no permitieron continuarla. Lastimosamente en Latinoamérica parece que la mayoría de las naciones aun no tienen políticas de estado orientadas a lograr estos objetivos de largo alcance; depende del régimen de turno y su ideología, y esa falta de continuidad es la que nos va a continuar marginando como región ante el mundo.