Que el presidente Chávez tiene una estrategia para América Latina, eso lo tenemos todos los latinoamericanos claro. Sus intenciones de extender su poder indefinidamente en Venezuela para poder consolidar el socialismo bolivariano en ese país, están realmente orientadas también a tener el tiempo necesario para poder ejercer suficiente influencia a nivel regional para fomentar la misma ideología en otras naciones y crear un verdadero club  del “socialismo bolivariano” en América Latina. Independientemente de que esto sea positivo o negativo para la región, esa es una realidad geopolítica a la que nos enfrentamos todos. Chávez tiene mucho dinero, grupos amistosos a su revolución en prácticamente cada nación del continente y, lamentablemente, un buen porcentaje de la población latinoamericana descontenta con su situación personal y la de sus países, que esta haciendo mas fácil para Chávez hacer llegar el mensaje de socialismo, anti-imperialismo y revolución.
Sin embargo, sus intervenciones recientes han permitido que esa estrategia que ha tratado de mantener secreta en algunas naciones, se haya ido revelando poco a poco. El incidente en Argentina es quizás el más claro de todos, donde la influencia venezolana con dinero y corrupción se hizo evidente en ese país. Ahora Chávez esta intentado injerir en los asuntos de su mayor antagonista en la región: Colombia, específicamente la Colombia de Álvaro Uribe. Su intención de mediar y facilitar la liberación de los secuestrados es una clara muestra de su interés en solucionar a los ojos del pueblo Colombiano, uno de los problemas mas complicados de la administración Uribe. De ser exitoso, y ojala lo sea para los familiares y el país, Chávez pretende enviar el mensaje a los Colombianos que su ideología y su revolución son mas beneficiosas que lo que actualmente tenemos y con ellos darle un impulso a los grupos de izquierda que apoyan su ideología. No seria nada extraño que Chávez logre la liberación de los secuestrados justo antes de las elecciones de octubre en Colombia.
Sin embargo, a pesar de todas las estrategias emprendidas por Chávez, Un buen sector de la opinión latinoamericana ha sido bastante crítico de su gestión y de los resultados de esta en su propio país, y por ende reconocen los peligros que su estilo de gobierno representa. La erosión de las libertades, la constitución de “ejércitos Bolivarianos” con el pueblo para llegar a garantizar, en caso de ser necesario, la continuidad de su revolución por otras vías, los índices de pobreza diminuyendo a base de subsidios, no de inversión, y el crecimiento desmesurado de la inseguridad en Venezuela, entre otros aspectos, no dejan de hacer los logros de su revolución bastante cuestionables en algunos países del continente.
Así que en el futuro cercano se vislumbran dos corrientes políticas e ideológicas. La Chavista, ya en proceso; y una opuesta pero orientada a dejar de todas formas las corrientes neoliberales que alienaron tanto a la población latinoamericana. Esa corriente, que podríamos llamar el bloque de la nueva derecha latinoamericana, se ve claramente en países como Chile, Colombia, México, Panamá y Perú. Está cimentada, entre otros, en los siguientes elementos: Una relación mucho mas estrecha con los estados Unidos a nivel político y comercial, una promulgación común de los valores democráticos, la libertad de prensa y la libertad de mercado, y un compromiso total con el libre comercio. Lo paradójico es que mientras Chávez busca con ímpetu la creación de una comunidad bolivariana, a la que casi ninguno de sus países amigos le han puesto atención , las naciones de la nueva derecha no han logrado consolidar una unión económica duradera. De ellos, Colombia es el único buscando acuerdos bilaterales de libre comercio con todos estos países y aun hace serios esfuerzos por mantener la vigencia de la comunidad andina de naciones. El resto de Latinoamérica debe consolidarse como una verdadera unión regional de naciones con una visión diferente del futuro. La revista The Economist describía la semana pasada como Latinoamérica esta viviendo su mejor momento económico y de desarrollo social en décadas. La reducción de la pobreza y redistribución de la riqueza, especialmente en las naciones de la nueva derecha, ha sido constante y alentadora, por decir lo menos. Estas naciones deben unir esfuerzos e intereses comunes para lograr un crecimiento más rápido y un desarrollo aun más equitativo y próspero para todos. Con eso van a mostrar al resto del continente una alternativa por fin viable para que los latinoamericanos logremos dejar atrás ese estigma de pobreza, desigualdad e injusticia. Quizás el ejemplo de estos países, ayude a que la opinión publica reaccione y la democracia, si aun existe, actúe en todas las naciones del continente que están virando hacia opciones populistas y autoritarias, que nos hacen recordar lo peor de ese pasado Latinoamericano que nos dejo en la situación mas critica de nuestra historia.