Con la manera como se manejan las relaciones internacionales, las embajadas y la carrera diplomática en Colombia, es claro que nuestro país no tiene una estrategia de estado para las relaciones y posicionamiento de Colombia en el Mundo. El país maneja sus embajadas más importantes como verdaderos centros burocráticos, No existe una estrategia global en todo el cuerpo diplomático de lo que los funcionarios del servicio exterior colombianos deben buscar, promover y presentar del país en todo el mundo. La estrategia esta definida por el escándalo de turno, o el repentino deseo presidencial de promover o buscar esto o aquello. Y no se trata de no ser capaz de reaccionar efectivamente frente a oportunidades o situaciones que se presenten en el ámbito internacional, pero las relaciones exteriores de Colombia deberían tener una estrategia orientada a puntos específicos que todos los funcionarios del cuerpo diplomático deberían promover y desarrollar a nivel mundial, obviamente atendiendo los elementos específicos de las relaciones con cada nación, pero todo dentro del marco de este grupo de objetivos nacionales con respecto al mundo,
La falta de esta estrategia se ha hecho evidente por ejemplo, con el tema de los secuestrados por las FARC. Mientras las FARC asiste a foros en Europa explicando su visión del problema, justificando su terrorismo en la supuesta injusticia social que ellos van a “solucionar”, el gobierno y su cuerpo diplomático no han montado una verdadera operación de información a nivel mundial para explicar y enfatizar la realidad del conflicto en el país y de los enemigos con los estamos lidiando: uno de los grupos mas salvajes y despiadados desde las épocas del Nazismo. A veces pareciera mas efectiva la gestión de la guerrilla terrorista que la del gobierno, porque en muchas partes del mundo se habla de la falta de voluntad del gobierno para propiciar la liberación, pero no se habla de quienes son los culpables de que esto este pasando, quienes son los que están torturando y destruyendo las vidas de esos secuestrados y sus familias.
En este y otros aspectos el gobierno debería entonces enfocarse en la creación de una verdades fuerza diplomática, que ejecute una política de estado para defender los intereses de Colombia en el mundo, promover una concientizacion e información de la realidad del conflicto colombiano, eliminar el estigma del narcotráfico para el país, demostrar en el mundo la solidez y seriedad de nuestra economía y sistema de gobierno comparativamente con otras naciones de la región y promover a Colombia como el nuevo centro de inversión y desarrollo de América Latina. Los inversionistas, políticos y turistas del mundo no pueden seguir obteniendo información sobre Colombia en las ONG donde Colombia y su estado se describen de la manera menos indicada, para lograr que nuestro país se posicione de manera diferente en el mundo.
Los cuerpos diplomáticos deben encaminar sus esfuerzos a transformar la visión del mundo sobre Colombia. Y que tarea tan difícil es esa!. Todos los colombianos que han viajado al exterior sienten el estigma del narcotráfico, de la pobreza y de la “fama”, que nos acompaña a todos los aeropuertos y capitales del mundo. Nuestros embajadores y cónsules deberían emprender un plan de información sobre la nueva realidad del país, promoción de nuestra cultura y nuestra gente y sobretodo en lograr la implantación de un nuevo elemento identificador de Colombia en el mundo, que reemplace esos elementos negativos de la conciencia colectiva mundial. Claro que esto tiene que estar acompañado con hechos, porque cada vez que caiga un colombiano con droga en Nueva York o en Madrid, estos esfuerzos se verán afectados.
El cuerpo diplomático también debe defender los intereses comerciales, turísticos y políticos de Colombia en el mundo. Nuestras inversiones en Latinoamérica y el caribe, la protección y apoyo a la comunidad colombiana en el exterior y la valoración de su peso político y económico en los países donde se ubica, La apertura de nuestra economía al mundo, y la promoción de Colombia como destino turístico y de inversión., deben ser prioridades de la política exterior. Los consulados actuales apenas sirven como centros de servicios, pasaportes y tramites para los colombianos en el exterior. Deben convertirse en la nueva imagen de Colombia en el mundo, centros donde los extranjeros encuentren toda la información necesaria sobre Colombia, sus valores, potencialidades y visión. Adicionalmente se deben convertir también en mejores puntos de apoyo para la comunidad Colombiana, que hagan sentir a quienes están afuera que no están solos.
Finalmente, la política exterior de Colombia se debe orientar a eliminar la desinformación sobre Colombia, sus problemas y sus conflictos. El mundo tiene que conocer la versión oficial, los hechos que los colombianos estamos viviendo cada día y que parecen no salir de Colombia. El cuerpo diplomático debe promover en los gobiernos extranjeros sesiones de información sobre Colombia, reuniones con empresarios e inversionistas que constantemente les informe sobre el estado de nuestra economía y nuestro gobierno, promover los hechos del estado con las ONG y organismos multilaterales, desarrollar una agresiva campaña de información y publicidad del país en los medios internacionales; En general, poner a Colombia en el mapa mundial de una manera diferente a la que se ha hecho hasta ahora, y con el objeto de lograr promover e implantar una nueva visión del país, una nueva “Marca” de Colombia en el mundo, que permita eliminar poco a poco los estigmas que hoy nos acompañan. Muchos países se han “redefinido” a si mismos basados en una política exterior agresiva y global: México, Italia y España están entre los ejemplos mas sobresalientes de “renacimiento” o “re-branding”  a nivel internacional.
Colombia tiene todo el potencial para lograr esa nueva imagen y ese nuevo posicionamiento a nivel mundial, Nos falta que nuestro servicio exterior se sintonice con este objetivo y que haya una política estatal, que enfoque todos sus esfuerzos a ese objetivo.