Lo vemos casi todos los días. El precio del petróleo en el mundo roza los 100 dólares el barril y fluctúa de manera casi incoherente alrededor de ese valor. La manipulación del precio del recurso natural más preciado de la tierra y, por ahora, más necesario para la economía mundial, es un arma infalible de los países productores frente a la que los consumidores poco o nada pueden hacer.
En los últimos días los anuncios de recesión en la economía Norteamericana han ayudado a bajar un poco la presión de la demanda y con ello el precio. Sin embargo, las nuevas potencias emergentes como China e India están prácticamente listas para cubrir la demanda que eventualmente la economía norteamericana no generaría en caso de una recesión severa.
La relación de los Estados Unidos con los países petroleros ha estado marcada por este recurso de una manera definitiva. Países que de otra manera serian considerados enemigos, como Arabia Saudita, Nigeria o, en la situación actual, Venezuela, siguen siendo cercanos a los Estados Unidos, si bien no políticamente en algunos casos, si economicamente. Y es que la importancia del petróleo para la economía Estadounidense es tal, que este recurso es considerado un asunto de seguridad nacional, que sobrepasa incluso elementos como el terrorismo, el fundamentalismo islámico o los constantes insultos y amenazas del líder Venezolano. Y aunque los políticos norteamericanos constantemente hablan de independencia energética y nuevas alternativas, la realidad es que la dependencia de la economía americana de este recurso es crítica.
Ahora, es ahí donde está la clave de la relación Norteamericana con Venezuela. En condiciones normales, es decir, si Venezuela no le vendiera a los Estados Unidos alrededor de 2 millones de barriles diarios, el líder venezolano estaría muy mal parado, si es que aun estaba en el poder. Hugo Chávez sabe que puede hablar y despotricar del “Imperio”, como él lo llama, todo lo que quiera, pero mientras siga manteniendo el flujo del petróleo abierto. Es por eso que por mas amenazas acerca de no vender un solo barril mas de petróleo a su gran enemigo mundial; amenaza que ha lanzado intermitentemente ya por cerca de 6 años, no lo va a hacer simplemente porque la supervivencia de su régimen depende de que a los Estados Unidos no les falte una gota del petróleo Venezolano. Es bastante probable que si Venezuela suspende, así sea parcialmente, sus ventas de petróleo a los Estados Unidos, será inmediatamente puesto en la lista de Estados que protegen el terrorismo, Considerado enemigo de la democracia y hasta incluido en el “Axis of Evil” de la doctrina Bush.
Pero es en esa conjetura que Hugo Chávez se basa para implementar su política expansionista. El sabe (o cree saber) que los Estados Unidos no van a intervenir, por lo menos directamente, siempre y cuando Venezuela continúe vendiendo su petróleo a los americanos. Y es ahí donde está cometiendo uno más de sus errores. EL Gobierno norteamericano esta afanosamente buscando nuevas fuentes de energía y nuevos proveedores petroleros, afines a la política norteamericana. Adicionalmente, en caso de una recesión, El flujo de petróleo necesariamente disminuirá al disminuir la demanda, Dándole la habilidad al Gobierno Estadounidense de seleccionar mejor sus proveedores. Y finalmente, y quizás más importante, es que El líder Venezolano asume que a pesar de ser Colombia el Aliado más importante de Estados Unidos en la región, el poder de su petróleo puede limitar el nivel de apoyo que los norteamericanos estarían dispuestos a darle a Colombia en un eventual conflicto. La realidad es que algo así desestabilizaría la región de manera tal que los Estados Unidos tendrían que intervenir, y de hecho seria la oportunidad perfecta para encontrar una excusa que le permita al Gobierno norteamericano salir de uno de sus problemas más apremiantes en la región, que es un líder abiertamente hostil, Que lesiona la tradición democrática de la región, que hace alianzas con los líderes de los países y regímenes dictatoriales y anti-americanos más beligerantes del mundo y que tiene un peligroso proyecto socialista, anti-mercado en su país que está tratando de expandir a la región. Estos elementos pesan definitivamente más que el petróleo de Chávez. A la hora de una provocación directa contra Colombia, los Estados Unidos se van a olvidar de esa supuesta estabilidad petrolera con la que Chávez ha mantenido vivo su régimen y le van a apostar a la estabilidad de la región.