La noticia de la semana anterior en América Latina fue la renuncia de Fidel Castro al poder en Cuba y el posterior nombramiento de su hermano Raúl como el nuevo líder de la revolución Cubana
Los medios en el mundo entero especularon entonces sobre las posibilidades de cambio, sobre el fin de un régimen dictatorial de casi 50 años. Líderes del mundo expresaron su esperanza de que este cambio en el poder represente un nuevo camino hacia la democracia. En general, las expectativas generadas por este suceso, histórico por cierto, han sido bastante grandes.
Pero también han sido bastante erradas. Es importante analizar las condiciones en las que se da ese cambio en el poder para determinar si dicho cambio va a representar el fin del sistema comunista en Cuba y su transformación política, económica y social.
Lo más importante es el origen del cambio. A diferencia de las transiciones ocurridas en Europa del este, donde fenómenos geopolíticos y económicos hicieron que el fin del comunismo fuera inevitable, provocando el colapso de los regímenes comunistas debido a su mala situación económica y el fin del apoyo de la unión Soviética del momento, En Cuba las condiciones económicas y geopolíticas están en uno de sus mejores momentos para el régimen. Cuentan con el apoyo económico y político de Hugo Chávez y geopolíticamente siguen exactamente en la misma posición: Embargo económico de los Estados Unidos, Indiferencia positiva Europea y un nivel aceptable de apoyo y reconocimiento en América Latina y el resto del mundo. No existe realmente ninguna presión internacional para promover un cambio de régimen en Cuba
Dicho cambio tampoco tuvo origen popular. Lo que ocurrió en Ucrania, Georgia, República Checa y Eslovaquia, entre otras, fue que el pueblo exigió de manera unánime el retorno a la democracia o la instauración de ella y la economía de mercado. Las llamadas revoluciones de los Colores, donde la población salió a las calles por millones a exigir elecciones, transparencia y democracia, le dieron una estocada final a aquellos regímenes corruptos que querían perpetuarse en el poder a través de dictaduras o peor aún, de dictaduras disfrazadas de democracias. La situación Cubana nuevamente es bien diferente. El pueblo en Cuba, posiblemente debido a la fortaleza del régimen y su estricto control sobre la sociedad y cualquier foco de oposición, no ha manifestado de manera abierta y masiva su deseo de cambio. A los ojos del mundo pareciera que los cubanos están conformes con su situación. A los ojos del análisis internacional, el régimen Cubano, al igual que otros como el Chino, el de Corea del Norte o el de Myanmar, entre otros, es uno de los sistemas que mayor control ejerce sobre su pueblo. Hasta ahora ha logrado neutralizar cualquier intento de revolución o siquiera manifestación sobre la posibilidad de un cambio político y económico en Cuba
Así las cosas, EL cambio de Castro a Castro no representará muchos cambios a nivel político. A nivel Económico hay verdaderas expectativas de que Raúl Castro acerque a Cuba más al modelo chino de desarrollo que al modelo soviético que Fidel había seguido hasta ahora. Si bien la economía Cubana esta de cierta forma cubierta por la asistencia de Chávez y el mejoramiento del mercado mundial para algunas de sus materias primas. Sin embargo estas condiciones son bastante volátiles y no representan seguridad para el futuro, Un Colapso del precio del petróleo o un cambio de régimen en Venezuela pondrían a Cuba en una posición bastante difícil. Es por eso que ya se ven ciertos visos de parte del nuevo régimen cubano de empezar a abrir la economía al mundo, como lo hizo China, pero conservando el poder político en el régimen comunista.
La nueva Cuba que puede salir de este cambio lograría mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, pero no existen indicios ni razones para pensar que esa nueva Cuba les devuelva la libertad y la democracia al Pueblo Cubano