Hoy 24 horas después de poder haber experimentado uno de los momentos más felices de la historia de Colombia, los colombianos nos encontramos una vez frente a un hombre que una vez más ha demostrado su talante y su liderazgo, que no comprometió sus principios pero nunca dejó de buscar alternativas, que ha entregado y continua entregando su mejor esfuerzo para lograr que la nación colombiana salga de su mala hora. El presidente de los Colombianos  hoy se convirtió en la figura mundial del momento, El hombre que logró lo que parecía imposible, y, sin lugar a dudas, el hombre que le está dando la vuelta a la historia de Colombia
Nuestros hermanos latinoamericanos expresan por miles su “envidia de la buena” frente al líder que tenemos los Colombianos. Reconocen su compromiso, su talante y sobretodo, sus resultados. Es que la tenacidad y Obstinación del presidente en su deseo de pacificar a Colombia, de devolverle la autoridad al estado y la garantía de la constitución y la ley las reconocen a veces más en el exterior que en nuestro propio país, que hoy por hoy,  gracias a la gestión de este presidente, es una las naciones más seguras y prósperas del continente.
No queremos decir con esto que el presidente Uribe no haya cometido errores o que es un líder infalible o inevitable, de ninguna manera, pero la misma Ingrid Betancourt lo declaró en el momento glorioso para la patria, sus fuerzas militares y su pueblo, de su liberación: “No estoy de acuerdo con todo lo que hace y propone el presidente, pero la reelección del presidente Uribe fue muy buena para el país y el país le debe mucho al presidente”. Uribe se ha convertido en el símbolo de un nuevo estilo de gobierno para los pueblos latinoamericanos, incluso para aquellos que giraron a la izquierda buscando una alternativa nueva para sus naciones. Uribe representa el gobernante comprometido con su país, con el futuro de sus ciudadanos, Firme en sus convicciones, autoritario en su defensa de las instituciones y la democracia y dispuesto a imponer el imperio de la ley, algo que rara vez es visto en Latinoamérica. Los latinoamericanos pedimos a gritos que esos valores estén representados en nuestros líderes y en los estados que dirigen. Una sociedad basada en la falta de ley, de autoridad, llena de corrupción, anarquía e impunidad es lo que la región ha experimentado históricamente. La gente necesita saber y sentir que el estado funciona, que las fuerzas armadas lo protegen y no lo intimidan o abusan, quiere sentir respeto por su estado, por sus líderes, por su fuerza pública y sus servidores públicos, no temor o desconfianza. Quiere sentir que el estado cumple su misión de guardar el bienestar y la seguridad de quienes lo conformamos, que somos todos, y que el aparato legal está listo para hacer justicia y que los derechos y deberes de los ciudadanos están protegidos y exigidos respectivamente. Colombia, gracias a Uribe, va por ese camino. El camino de la ley, la libertad y el orden.
El mundo hoy rodea y felicita a Colombia y en su cabeza a nuestro presidente. Las fuerzas militares con su inmaculado desempeño le dieron una lección de inteligencia, capacidad y humanismo al mundo. Hoy Colombia es noticia de primera plana en el mundo, pero a diferencia de ocasiones pasadas, es Noticia buena, de admiración y orgullo por una nación que está saliendo adelante y por un líder que nos está llevando por el camino de la reconciliación con justicia y autoridad. Y como escribió un periodista ayer en un medio de comunicación centroamericano: “Uribe es el presidente que quieren los latinoamericanos”, o el periodista peruano Jaime Baily y muchos otros en estos momentos: “En este momento todos los latinoamericanos quisiéramos ser Colombianos para poder tener un presidente como Álvaro Uribe”. Los que tenemos el orgullo de ser colombianos hoy, en este momento de nuestra historia podemos decirlo como pocas veces hemos tenido la oportunidad de hacerlo: Que orgullo tener el presidente que tenemos. Colombia y su democracia están en buenas manos.